El extraño caso ocurrió esta tarde en el ingreso a Eldorado, cuando un pasajero rompió las ventanillas de un micro que se dirigía de Iguazú hacia Buenos Aires. El hombre, que tendría sus facultades mentales alteradas, adujo sentir un olor raro y por eso tomó esa decisión.
El viaje ya venía “complicado”. A poco de su partida de Puerto Iguazú, el chofer había informado de un malestar que obligó a un reemplazo obligatorio. En el peaje de Colonia Victoria lo esperó otro conductor, que nunca se imaginó que, a los pocos kilómetros, iba a vivir esa experiencia.
Ya sobre la avenida de tránsito pesado, a poco de ingresar por el acceso sur de Eldorado, un pasajero que viajaba en la parte superior comenzó a golpear con fiereza los cristales laterales.
Advertido de las intenciones, el chofer tomó la previsión de detener la marcha del colectivo, antes de lo cual el hombre, de unos 35 años, se arrojó desde la altura.
Al caer el individuo, identificado por la policía como Eduardo Rubén Toribio, comenzó a correr hacia la ruta 12 nuevamente, diciendo que lo perseguían fantasmas y que había sentido un olor raro, similar a azufre.
De inmediato se informó de esta situación a la policía, quienes encontraron al desvariado pasajero en medio de un monte a la vera de la avenida Del Fundador, a metros de su empalme con la ruta 12.
Los uniformados trasladaron al sujeto a la sede de la comisaría Primera, donde aguardaron la llegada de un médico para que lo examinen y determine con certeza su cuadro.
Mientras, la empresa dispuso de otra unidad para que el resto de los pasajeros continúen viaje a la capital del país.
(Itinerante Digital)
