Entretiempo

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del último domingo marcaron la recuperación de la Renovación en la mayoría de los municipios y revirtieron las derrotas más dolorosas de junio, como en Eldorado. La lista encabezada por el diputado Alex Ziegler superó los 214 mil votos y le sacó una ventaja de casi 70 mil al radicalismo, que se consolidó en el segundo lugar.

 

 

Sin embargo, el panorama para octubre abre varios interrogantes. Uno es si el Frente Unidos retendrá los cien mil votos logrados entre Ramón Puerta, Adolfo Velázquez y Jerónimo Lagier, del partido Trabajo y Progreso, que ya anunció que no trabajará por el ex gobernador.

 

 

La segunda y trascendental, es qué sucederá en Posadas, donde el oficialismo no mostró un trabajo político consistente y retrocedió al tercer lugar de las preferencias del electorado, por detrás del propio Puerta y el radicalismo, aunque logró sumar cinco mil votos más que 40 días antes.

 

 

Posadas es una herida abierta en la Renovación, ya que en junio apenas pudo superar al radicalismo y ahora quedó tercera, pese a enormes inversiones y un desarrollo de infraestructura inédito. Las causas son múltiples, pero el escaso trabajo militante de varias agrupaciones, la indiferencia de la mayoría de quienes fueron candidatos en junio y un inexplicable paro de empleados municipales que llenó de basura la ciudad y se arregló menos de 24 horas después de los comicios, conspiraron para obtener una magra cosecha.

 

 

En cambio, en el interior, especialmente en las principales ciudades y en el Alto Uruguay donde en junio se había hecho fuerte Héctor Bárbaro, Ziegler logró revertir tendencias y se impuso con comodidad, gracias a un trabajo de hormiga en el que fue acompañado por el gobernador Maurice Closs. Incluso restando los votos de Posadas, Ziegler se mantendría como primero.

 

 

Y una comparación clave: el actual diputado obtuvo dos mil votos más que cuando se postuló en 2009 y en aquella oportunidad, la Renovación estuvo al borde de conseguir las tres bancas, aunque con una oposición mucho más abajo que en estos días.

 

 

La metodología de una campaña caracterizada por el contacto directo se aplicará rumbo a octubre, para presentar las propuestas, pero también escuchar las necesidades de los vecinos. Habrá un trabajo especial en la capital, donde el oficialismo debe recuperarse para aumentar las posibilidades de retener las dos bancas que pone en juego en el Congreso nacional.

 

 

El triunfo de la Renovación fue casi un oasis en medio de la sangría de votos que sufrieron los candidatos que apoyan a la presidenta Cristina Fernández en todo el país. De todos modos, si se repitieran los resultados en octubre, el kirchnerismo sostendría la mayoría en ambas cámaras, aunque en el Senado, de manera más ajustada.

 

 

En Misiones no sería descabellado que hagan lo posible para garantizar el ingreso de la kirchnerista Silvia Risko, en lugar de un eventual desembarco del peronismo disidente en la tercera banca. No habría que descartar una orden de bajar las banderas k o planchar la campaña de Juan Carlos Ríos. 

 

 

La lectura innegable es que hubo un distanciamiento del electorado a las propuestas del oficialismo, pero al mismo tiempo, después de una década, es la única fuerza con despliegue nacional y capacidad para regenerarse.

 

 

Quienes disfrutan anticipadamente de un fin de ciclo, parecen no tener en cuenta que el kirchnerismo se fortaleció en la adversidad y que la reelección llegó después de una pérdida de votos mayor que la actual.

 

 

Para plantear un fin de ciclo, bueno sería conocer cuál le sucedería. Ningún sector de la oposición concentra una adhesión mayoritaria ni muestra un plan de Gobierno superador. La campaña estuvo signada por el “no” a la reelección más que por propuestas refrescantes.

 

 

El gran “ganador” del domingo, Sergio Massa, es el Francisco De Narváez de 2009, un emergente arrollador en la política, que finalmente se diluyó con más pena que gloria y terminó en cuarto lugar en estos comicios. ¿Dónde está el plan que prometía el colombiano? Massa no se anima a contar el suyo, porque remite indefectiblemente a la segunda década infame del fin de siglo pasado: andar bien con las corporaciones económicas y financieras, liberar las ganancias del campo, endeudar al país y desregular lo que pueda regular el Estado. Idéntico plan al que no se animó a revelar Carlos Menem cuando hacía campaña ataviado como un caudillo gauchesco. Muchos de los dirigentes que rodean a Massa fueron parte activa de aquella década maldita y hoy hablan del «futuro».

 

 

 

La presidenta Cristina Fernández tomó nota del resultado electoral. Pero fiel a su estilo, no arrió banderas, sino que desafió a discutir medidas con “los titulares” y no con el banco de suplentes conformado por los candidatos opositores. Es acertado el desafío, pero es un mal momento para menospreciar el respaldo obtenido por los contrincantes. Los “suplentes” representan al distanciamiento que tomó una buena porción de la sociedad del estilo kirchnerista de ejercer el poder. Quizás individualmente sean apenas pequeñas porciones, pero en el conjunto, aumenta el volumen de cuestionamientos a la inflación, la inseguridad en los grandes centros urbanos y la confrontación constante de las principales espadas de la Presidenta. 

 

 

De todos modos, en los próximos días se conocerán medidas que apuntan a mitigar el descontento, como un gravamen a la renta financiera y la suba del piso del impuesto a las Ganancias, que paga 1 de cada diez trabajadores del país, pero que se ha convertido en el principal tema de agenda mediática y opositora.

 

 

Pero el Gobierno nacional no fue el único golpeado por el resultado del domingo. Mauricio Macri perdió medio millón de votos en relación a 2011 y un poco más si se compara con su reelección. Allí triunfo la alianza de UNEN, conformada por Lilita Carrió y algunos radicales.

 

 

El manual de las excusas del intendente porteño apunta a que el macrismo no compitió con nadie, pero la misma situación se dio con el Frente para la Victoria y con Massa, que le sacó una luz de ventaja pensando en las presidenciales de 2015.

 

 

En Misiones también se tomó nota del momento político. El Gobernador citó a todo su gabinete en sucesivas reuniones durante la semana y el principal mensaje fue “redoblar el trabajo” para apuntalar la gestión, pero fundamentalmente, dotar de sentido político a cada acción. Lo definió con claridad uno de los asistentes al encuentro. “Pidió que bajemos al llano y en contacto directo con la gente. Por ahí no hace falta tantas obras grandes, sino que la gente reclama que le arreglen la calle o que le cambien el foco al alumbrado público”, explicó.

 

 

El alumbrado público es el principal reclamo que se registra en el call center de Emsa, que automáticamente registra y dispara la orden de trabajo. Pero hace poco tiempo, hubo un llamativo pedido para que el sistema sea manejado por los trabajadores afiliados al gremio Luz y Fuerza.

 

 

Ese mismo gremio está en estado asambleario desde el viernes previo a las elecciones. Llegaron a quemar cubiertas en la vieja usina posadeña, pero la rebelión fue desactivada. En cambio, en las últimas horas amenazaron con un paro general si no reciben un cronograma de pago de deudas atrasadas, como premios, sueldos extra y otros beneficios, muchas de ellas arrastradas desde el gobierno de Ramón Puerta, viejo amigo del veterano líder de Luz y Fuerza, Julio Héctor «Cachilo» Rodríguez, quien no sería ajeno a una maniobra para sumarle votos en Posadas al apostoleño, que resultó un sorprendente ganador.

 

 

Otra de las medidas que tiene en estudio el gobernador Maurice Closs es un incremento salarial para los empleados estatales, especialmente dirigido a quienes menos ganan. Al ocho por ciento que se paga en agosto, se le sumaría un incremento global que vendría en conjunto entre la asignación por hijo y un mecanismo para destrabar el congelamiento de la antigüedad que beneficie a todos y no sólo a los de mayor escala, lo que redundaría en incremento sustancial para la administración central, largamente postergada.

 

 

En paralelo, se profundizarán las políticas vinculadas al sector productivo y es ahí donde el Gobernador mantiene una de las principales disidencias con el Gobierno nacional. “Este tipo de cambio atrasado genera problemas en las economías regionales. Yo no tengo pelos en la lengua porque no estoy buscando un tipo de cambio de nueve pesos, yo quiero los 10 ó 15 puntitos que le hagan recuperar al sector exportador misionero el mercado de la madera. Quiero volver a exportar cítricos”, reclamó agregando que la mano de obra y los combustibles aumentaron 400 por ciento y el tipo de cambio un 80 ó 90.

 

 

El rumbo de Misiones obtuvo un fuerte reconocimiento también en Paraguay, donde el jueves asumió el nuevo presidente, Horacio Cartes, quien no dudó en anunciar que pretende replicar en su país el modelo de salud de esta provincia, además de la Asignación Universal por Hijo y otros programas de contención social de la Argentina.

 

 

No fue el único reconocimiento. En la noche del viernes, en el mismo lugar donde en 1811 se libró la batalla de Tacuary, que significó la derrota de Manuel Belgrano pero un pacto de hermandad con el vecino país, asumió el nuevo gobernador de Itapúa, el colorado Luis Gneiting. En su discurso le dio un abrazo público a Closs: “El acuerdo que usted firmó con mi antecesor Juan Afara (hoy vicepresidente paraguayo), le salvó la vida a miles de paraguayos. Le vamos a estar eternamente agradecidos”, remarcó el mandatario en Carmen del Paraná.

 

 

@JuanCArguello

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