Identifican cambios atómicos en la proteína de la saliva de un vector del Chagas

El hallazgo ayuda a armar el “complejo rompecabezas” de los engranajes moleculares que participan en la transmisión de la enfermedad.

Agencia CyTA-Instituto Leloir)-.  Investigadores del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) lograron describir a nivel atómico cambios muy sutiles que ocurren en una proteína clave para la transmisión de la enfermedad de Chagas por uno de sus vectores.  

La proteína nitroforina está presente en la saliva de un “pariente” de la vinchuca que vive en el norte de América del Sur y en América Central, Rhodnius prolixus. Conocido popularmente como chipo,  representa  el segundo vector en importancia del Chagas después delTriatoma infestans.

La nitrofurina contiene cierta estructura atómica de varios anillos, el llamado “grupo hemo”, que le permite cumplir una doble función: transporta óxido nítrico, un gas vasodilatador que permite que le lleguen más nutrientes al insecto; y captura la histamina liberada por las células sanguíneas, que actúa como una especie de señal de alerta del sistema inmunitario. “De este modo, (la nitrofurina) impide que el organismo de la víctima detecte la picadura”, señaló a la Agencia CyTA  el doctor Alejandro Vila, investigador del CONICET en el IBR y profesor de Biofísica en la Universidad Nacional de Rosario.  

El trabajo se realizó utilizando un moderno equipo de resonancia magnética nuclear de alto campo disponible en el IBR y fue publicado en “Inorganic Chemistry”, una prestigiosa revista de química de la American Chemical Society. El equipo empleado posee potentes imanes con los que se someten estructuras biológicas de diminuto tamaño a fuertes campos magnéticos, gracias a los cuales es posible lograr una caracterización a nivel atómico.

Aunque el hallazgo no tiene aplicaciones terapéuticas inmediatas, Vila señaló que los resultados obtenidos pueden ser considerados por otros grupos de investigación que se centran en el Chagas y buscan armar el “complejo rompecabezas” de los engranajes moleculares que participan en su transmisión.

En el trabajo también participaron Luciano Abriata y María Eugenia Zaballa del IBR en colaboración con el grupo de la profesora F. Ann Walker de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.

 

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