Piña fue despedido por una multitud y sepultado en la Catedral de Iguazú

El cuerpo del obispo emérito llegó a Puerto Iguazú en horas  de la madrugada. El obispo, Marcelo Martorell, amigos, autoridades, y la comunidad en general despidieron sus restos, que fueron sepultados en la Catedral de la ciudad. 

El ex obispo Joaquín Piña fue enterrado anoche la Catedral de Iguazú ante centenares de personas que  lo despidieron con un largo aplauso. En la misa oficiada por el obispo Marcelo Martorell participaron representantes eclesiásticos de toda la provincia junto al Obispo de Corrientes.

 

 

El religioso catalán fue enterrado a las 19 luego de una larga  y emotiva ceremonia que embargó de llanto y emoción a los presentes. Durante la tarde se vieron representantes  provinciales de diversos sectores  y  referentes sociales.

 

 

Los cánticos se escucharon desde muy temprano mientras los vecinos se acercaban a despedir los restos  de Piña, se retiraban y regresaban pasadas las 17.

 

 

El acto de acompañamiento de parte de la comunidad fue más allá de las decisiones políticas  que el religioso tomó en los últimos años de su obispado, ya que  la catedral estaba repleta en su mayoría por fieles y no tanto, referentes políticos o sociales.

 

 

 

Entre las figuras políticas se encontraban el Intendente Marcelo Sánchez, el concejal Salvador Pili Morel,  y los diputados Luis Pastori  y Claudio Wipplinger.

 

 

 Monseñor Andrés Stanovnik  relató a este medio que mantuvo una relación muy cercana con Piña compartiendo un trabajo conjunto en el NEA y lo describió como “un ser con una sensibilidad encarnada en la historia y de la realidad social”.

 

 

El obispo destacó el amor que despertó en católicos y no católicos. “Es una dimensión universal de la persona que fue adquiriendo, una parte por gracia, otra por la naturaleza. Fue desarrollando esa capacidad le ayudó a tratar con humildad y cercanía con todas las personas”, dijo el prelado agregando que su incursión en la política en contra de una reelección indefinida fue algo saludable por tratarse de defender la alternancia en el poder. “Fue un aporte a la conciencia política y ciudadana de nuestro pueblo” finalizó.

 

 

El obispo de Iguazú, luego de despedir los restos de su antecesor, dijo que Piña tuvo compromiso  con la justicia. “Creo que hay que comprometerse con las cosas del tiempo, de la vida y que hay que ayudar a los más pobres  y a los más necesitados que es lo que él ha hecho en Misiones y hay que seguir el camino que nos ha trazado”, afirmó y agregó que se continua trabajando con el proyecto de Caritas que Piña quería tanto. “Nosotros hemos trabajado muy fuerte llevando el proyecto de Caritas a todas las parroquias, haciendo las viviendas, entregando el jarro de leche , tal como él me lo pidió”, señaló.

 

Lo aquejaba una penosa dolencia

El obispo emérito de Iguazú, monseñor Joaquín Piña Batllevell SJ, falleció el lunes por la  tarde luego de padecer un ataque cardíaco y no resistir la intervención quirúrgica que se le practicó para salvar su vida.

 

 

El prelado fue trasladado de urgencia el domingo desde Posadas al Hospital Austral, en la localidad bonaerense de Pilar, aunque con un viaje intermedio a Puerto Iguazú, que agravó su delicado estado.

 

 

El prelado, de 83 años, sufría de graves complicaciones circulatorias en las arterias coronarias y en miembros inferiores, por lo que le practicarían una intervención, con posibilidad de amputarle algunos dedos de sus pies. Al conocer el grave estado de salud, el padre Jorge Raúl Chichizola SJ, superior de la comunidad jesuita y párroco de Nuestra Señora de Itatí, en Posadas, decidió su traslado.

 

 

Joaquín Piña Batllevell nació en Sabadell, Barcelona, España, el 25 de mayo de 1930; se licenció en Filosofía por la Universidad de San Cugat, de Barcelona, y años más tarde obtuvo una en Teología por la Facultad del Colegio Máximo de San José, de la localidad bonaerense de San Miguel.

 

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