Independiente, otro grande que cae: descendió al Nacional B

El equipo de Avellaneda descendió por primera vez en la historia tras 108 años de existencia plagada de éxitos deportivos. Se transformó en el cuarto grande en ser condenado a la segunda división tras perder con San Lorenzo. Boca es el único equipo que nunca jugó en la B. 

Independiente descendió esta tarde a la B Nacional por primera vez en su historia, tras perder con San Lorenzo 1-0 en Avellaneda, en un clásico correspondiente a la 18va. y penúltima fecha del torneo Final.

Si bien las victorias simultáneas de Argentinos Juniors y San Martín de San Juan ya lo condenaban a la segunda división, el gol que selló simbólicamente su suerte lo anotó el juvenil Angel Correa, a los 14 minutos del segundo tiempo.

Entonces, cuando resta una fecha para el término de la temporada, el «Rojo» soportó el golpe más duro de su rica historia deportiva, que ostenta 18 títulos locales (entre amateurismo y la era profesional) y 16 conquistas internacionales, que forjaron su legendario mote de «Rey de Copas».

Las 25.000 personas presentes en el «Libertadores de América» sufrieron la consumación del fracaso con dolor, resignación, hidalguía y atisbos aislados de violencia.

Finalizado el clásico, los jugadores de Independiente, todos con lágrimas en sus rostros, se juntaron en el círculo central, se abrazaron para juramentar una rápida recuperación y marcharon del campo mientras atronaba un orgulloso aliento desde las tribunas.

No fue un partido normal, tal como se especulaba por todo lo que estaba en juego. Difícil de analizar en términos futbolísticos porque hubo un equipo, el local, que jugó atado por la presión del inminente descenso y otro, el visitante, que nunca quiso avanzar en el rol de verdugo.

Es por eso que el clásico, principalmente en el primer tiempo, no tuvo llegadas claras y transcurrió con especial atención en las tribunas y los estadios restantes donde se definía el futuro del «Rojo».

Con mayoría de jugadores surgidos de sus inferiores, el conjunto de Miguel Angel Brindisi arriesgó las últimas fichas con dignidad pero lejos estuvo de hacerse dueño del encuentro.

San Lorenzo, por su lado, se agrupó con dos líneas de cuatro para cuidar su arco y apenas mostró al delantero Angel Correa como el jugador más punzante.

Las efímeras esperanzas de Independiente se redujeron ante la noticia del gol de San Martín de San Juan frente a Estudiantes, con lo que ni siquiera le alcanzaba para seguir con vida aún ganando el partido con San Lorenzo.

Con el trascurso de los minutos, a medida que se acercaba el precedible final, el público tuvo reacciones aisladas de violencia, como la que se produjo en la platea, cerca del acceso a los vestuarios, por donde fue retirado el lesionado Hernán Fredes en el primer tiempo.

Caras largas, rostros con gestos de evidente tristeza y otros con resignación gobernaron las tribunas del «Libertadores de América», que adquirió su nombre por una gloria deportiva ya muy lejana.

Las reacciones generalizadas contra el ex presidente Julio Comparada y el actual titular Javier Cantero, sólo desde la cabecera que ocupa la barrabrava, llegaron al promediar el complemento cuando ya también ganaba Argentinos en La Paternal.

Como si fuera necesario para lacerar las heridas del «Diablo», Correa sorprendió con un golazo a los 14 minutos para que el descenso fuera con derrota incluida.

Desde el sector cercano al estadio de Racing, el rival de toda la vida, sonaron bombas del estruendo cuando la tarde era una lenta agonía para Independiente.

En la cancha ya nada parecía importar. Los jugadores de Independiente no mostraban capacidad de reacción y sus colegas de San Lorenzo dejaron consumir el clásico con respeto por el dolor ajeno.

El final llegó entonces sin desmanes, sólo con insultos aislados y las gargantas enrojecidas para despedir al equipo en el momento más triste de la historia del club. 

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