Malón: El candente metal argento agitó la tierra colorada

En una fiesta patria distinta, los metaleros de Misiones disfrutaron del poderoso heavy metal de Malón, que por segunda vez pisaba la provincia. Fue en el club Itapúa, que desde las 18 horas abrió sus puertas para dar paso a una verdadera fiesta heavy. O´Connor y compañía subieron al escenario pasadas las 22 horas y por cerca de una hora y media desataron el “Malón” metalero. 

Remeras negras, pelos largos, cuerpos transpirados, alegría y puro pogo se dio en un salón copado por las brigadas del metal misionero. Heavys venidos de todos los rincones de la provincia, junto a otros del vecino Paraguay y hasta correntinos se dieron cita en la ciudad de Posadas.

 

Desde temprano arribaban contingentes reconocibles a la distancia por sus remeras negras, camperas de cuero o buzos con estampas de bandas. El metalero es selectivo, sabe que música le gusta y defiende sus gustos, muchos de ellos lo llevan tatuado en la piel, como una insignia de ese sentir. Muchos metaleros peinaban canas o ya sin las melenas que llevaban de adolescentes, lucían honradas calvas que marcan el paso natural del tiempo, que deja ver sus pasiones intactas.

 

Como dijo uno de los referentes del Heavy argentino: “el metalero es un pibe de bario, laburante, que no quiere que le laven el cerebro”. Por eso es que los vemos cantando con pasión letras como las de: “Castigador por herencia”, “Memoria de Siglos”, “Grito del Pilagá”, “Vientos de Poder”, entre otras poesías del cancionero de Malón y Hermética.

 

Estas letras cantadas con la voz en cuello, salía de las entrañas de cada fan. Que más que fan es un “hermano metalero”.

 

Esta hermandad se unió en un solo ser para ver nuevamente a Malón, en su “regreso más esperado”. Demostrando así que el metal pesado sigue vigente, ese rock de barrio que lleva como insignia letras que describen la vida difícil del joven. En un mundo que busca que solo quiere de él un obrero. Que no piense, que solo siga instrucciones, donde el facilismo parece ser la norma. Los heavys resisten, “evitando el ablande”, sueñan y luchan por tener sus espacios.

 

Un recital, que fue una verdadera fiesta. En la fila para entrar se generaban momentos de re-encuentro entre integrantes de esta hermandad metalera, que hace por ejemplo que jóvenes de Bernardo de Irigoyen se fundan en un abrazo fraterno con amigos de Jardín América o Eldorado u Obera. Estos jóvenes se encuentran en estos eventos, donde se funde amistad con el metal. Allí recordaban recitales anteriores y se intercambiaban información sobre tal o cual banda local y sobre los músicos a los que siguen.

 

Esa pasión desbordante que una vez iniciado el concierto se transforma en pogo, llegó a su clímax cuando sonaron los primeros acordes de “Culto Siniestro”, tema que dio inicio al show de Malón. Luego se vino la friolera de 17 canciones seguidas. Un show épico que dio lugar al agite, aguante, coros interminables, miradas absortas ante los solos del Tano Romano.

 

Luego de esta catarata desbordante de pasión generada por canciones como “Ciegos del Mundo”, “Síntoma de la Infección”, “Cancha de Lodo”, “Robo un auto”, “Espiritu combativo”, “30.000 almas”; llegó el cierre con “Gatillo Fácil” que marcó el extremo de pasión y ovación. Allí terminaba el show. Pero el público quería más.

 

Esa pasión que desbordaba en cada gota de sudor, en cada torso desnudo, en cada garganta ronca de tanto cantar, no quería que el show termine, pedían más y más. Querían que el show fuera eterno, que solo exista la música.

 

La banda volvió, le regalo tres canciones más para fundirse más en el sentimiento de los presentes. “Malón Mestizo”, “Tu eres su seguridad” y “Soy de la esquina” marcaron el final de un show impresionante. Que será recordado por muchos como uno de los mejores de estos tiempos.

 

Luego del final, el público quedo con ganas de más aún, pedía canciones que no entraron en la grilla de temas. Pedían más. La noche concluyo con una salida tranquila al fresco de las calles posadeñas, marcando en cierre de una noche plena de metal.

 

O´Connor, Romano, Strunz y Cuadrado se acercaron a las vallas a sacarse fotos con los fans y firmar más autógrafos. Afuera del club Itapua, los integrantes de esta hermandad  con sus cuerpos agitados por tanto pogo, se recuperaban y entre risas y abrazos; se despedían asegurándose en re-encuentro en el próximo recital.

 

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