Los juzgan por prostituir a niñas de entre 12 y 14 años

El debate se realiza en el Tribunal Federal de Corrientes. Foto gentileza Diario Norte

El debate se realiza en el Tribunal Federal de Corrientes. Foto gentileza Diario Norte

Juan Mondo (68) y la misionera Isabel Borges de Lima (30) estaban al frente de un prostíbulo de Ituzaingó, donde la Gendarmería rescató a las víctimas, en febrero de 2010.

Un correntino de 68 años y una misionera de 30, son juzgados por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes acusados de prostituir a tres niñas de entre 12 y 14 años, dos de ellas entregadas por su propia madre a cambio de dinero, en un prostíbulo de Ituzaingó. La imputada oriunda de la localidad de San Vicente adujo ante los magistrados que llegó al burdel bajo engaños, que fue sometida y que tuvo un hijo con el imputado estando cautiva. El debate continuará el 17 de mayo.Por el delito de trata e inducción a la prostitución de menores, están en el banquillo de acusados Juan Carlos Mondo (68), sindicado como propietario de la whiskería donde las menores fueron halladas en un operativo de Gendarmería, e  Isabel Borges de Lima (30), la misionera que llegó a debate con prisión domiciliaria.

Niñez destruida

Tres niñas de entre 12 y 14, dos de nacionalidad paraguaya y una correntina, junto a otras chicas mayores, fueron rescatadas en la noche del 19 de abril de 2010, en medio de allanamientos simultáneos realizados en varios burdeles de Ituzaingó, entre ellos el de Mondo.La imputada narró que una paraguaya entregaba sus hijas menores a Mondo, para que este las explotara por las noches. «Yo nunca hablé con esta señora. Era él (Mondo) quien arregló con ella. Esta mujer traía a sus hijas y luego las retiraba por la mañana. Ahí Mondo le daba la plata «.

Lo dijo el proxeneta

En relación a la presencia de menores en su local, Mondo dijo: «Isabel era quien recibió a esas menores». Tras la evidentes versiones contrapuestas el tribunal propuso que se haga un careo. Pero Borges de Lima se negó argumentando que no estaba en condiciones emocionales para hacerlo.

La imputada y ¿víctima?

La acusada aseguró que Mondo llegó junto a otra mujer a su casa donde vivía con su madre en San Vicente y ofreció «llevarla» para que realizara trabajos domésticos, y que ella aceptó la propuesta, por ser de muy bajos recursos.»Yo hasta ese momento no sabía que él (por Mondo) trabajaba con mujeres. Y comencé trabajando ofreciendo la prostitución. Yo no quería hacer eso, pero él me obligaba». Hasta que quedó embarazada de Mondo. «A partir de ahí, él me dio una nueva función. Me dijo que sólo tenía que atender en la barra, servir bebidas. También me dijo que si llegaba la policía, yo tenía que tocar el timbre para que las mujeres se escondieran».La misionera contó que cuando se recuperaba del parto, su pareja la obligó a “atender” a un cliente.

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