Conmovedoras historias de gente que aprende a leer y escribir

El método cubano se desarrolla en Posadas buscando eliminar el analfabetismo que según el último censo alcanza al 4,1 por ciento de la población misionera. Con el auspicio de la Vicegobernación de la provincia y la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). 

 

“Con 62 años me sentí realizada cuando logré leer un cartel”. El testimonio de Amelia Kottwtz del barrio A 4 de Posadas es uno de los tantos, que detrás tienen una historia que dan cuenta de porqué no lograron estudiar, pero que hoy buscan cambiar las estadísticas que los ubica entre los 35.772 analfabetos que tiene la provincia.

El programa de alfabetización “Yo sí puedo” que se aplicó en con buenos resultados en países como Cuba, y luego algunas localidades de provincias argentinas, ahora, a raíz del trabajo en conjunto entre la Vicegobernación y la Entidad Binacional Yacyretá (EBY)  Misiones comenzó a aplicarlo en barrios de Posadas. El objetivo final: llegar al analfabetismo cero. El proceso: continuar en toda la provincia. El resultado hoy: en tres barrios de la capital misionera unas 120 personas están aprendiendo a leer y escribir.

El programa comenzó a desarrollarse en marzo de este año, con clases en el barrio A 4, San Isidro y el A 3-2, todos barrios de relocalizados de la Eby. Ahora, a dos meses de su aplicación, desde la coordinación de Políticas Sociales de la EBY, a cargo Ricardo Andruszyszyn, se lleva el control para ver los avances del programa.

“Los resultados son sorprendentes y muy alentadores”, señaló Andruzsynszyn.

En cada barrio hay entre 30 y 50 estudiantes, en su mayoría mujeres. Son guiados por maestros y videos pedagógicos que van explicando cada punto de los cuadernillos que fueron concedidos a cada alumno. Además cada grupo cuenta con dos facilitadores que son quienes los guían para que puedan entender y completar sus tareas.

 

 

 

Historias que emocionan en el A-4

 

“A los 14 años me sacaron de la escuela porque recién iba hacer segundo grado y era muy grande. Nunca más tuve la posibilidad de estudiar. Hoy con 62 años tengo esta oportunidad. Ahora ya logro leer algunos carteles y eso me llena de alegría, me siento realizada como persona”, manifestó Amelia Kottwitz de 62 años. Además contó que se decidió estudiar para acompañar a su hijo de 32 años, que no saber leer ni contar. Asegura que hoy los dos están dando juntos un paso muy importante en sus vidas. “Siento que ahora estoy más completa como persona y por eso quiero que mi hijo aprenda sí o sí. Yo le dije que él tiene que terminar como sea”, señaló entusiasmada la mujer que todos los días va a las clases en el salón donde funciona el comedor del barrio.

Otra de las 50 alumnas que tiene el A- 4 en el Yo sí puedo, es María Elfrida de 72 años. “Ya puedo escribir mi nombre, varias palabras. Soy re buena estudiante. Nunca falto”, contó feliz María, quien ese día justo se olvidó su cuaderno de tarea. “Viste lo que hace mi edad, pero si vieras mi cuaderno, te vas a sorprender”, bromeó, al tiempo que sus dichos fueron ratificados por los facilitadores quienes aseguraron es muy estudiosa.

“Estoy feliz, me siento mejor que nunca y mis hijos me felicitan”, contó por su parte otras de las alumnas de 62 años, quien después de haber criado a 13 hijos se decidió dar el paso que considera le faltó para sentirse “completa”, que es aprender a escribir y leer.

Todas coincidieron que les gusta la propuesta y la oportunidad que están teniendo. Las clases se dictan todos los días 1 hora diaria, y a veces más. “Después de criar a nuestros hijos, ahora podemos dedicarnos a completar lo que nos faltó”, fueron algunos de tantos testimonios de todas las mujeres que querían contar sus historias y su ansiedad por dar un de los tantos pasos importantes en sus vidas.

 

Ser útil

Por otra parte, uno de los facilitadores Gonzalo Strey, se mostró entusiasmado con el trabajo que está haciendo. “Una de mis alumnas me dijo: mi autoestima mejoró. Me siento hasta más importante. Eso me dijo y a mí como parte de esto me llenó de emoción. Uno no se imagina la importancia de poder leer y escribir hasta que vive estas situaciones”, expresó el joven. En la misma línea se expresó María Amarilla, también facilitadora, sostuvo que también para ellos es un aprendizaje y los ayuda a valorarse más. “Nos sentimos útiles”, expresó.

 

Ambos son jóvenes del barrio, terminaron sus estudios secundarios y trabajan para abrirse camino en post de un “buen futuro”, coincidieron en que esta oportunidad les da seguridad y entusiasmo.

 

El analfabetismo en Misiones

 

Según el Instituto Provincial de Estadística y Censos de Misiones (Ipec), los niveles de analfabetismo en la provincia, disminuyeron del 6,2 al 4,1 por ciento entre el 2001 y el 2010. Se estableció así que en la provincia hay 35.772 analfabetos, de los cuales 17.100 son hombres y 18.662 mujeres. El mayor número de analfabetismo se registra principalmente en la población adulta, en la franja de edad que va desde los 40 y los 60 años.

En comparación con otras provincias, la población que no sabe leer ni escribir en Chaco es del 5,5 por ciento; y en Corrientes 4,3 por ciento; en tanto Misiones comparte el mismo índice que Formosa: 4,1 por ciento.

 

Caraguatay libre de analfabetismo

 

En junio de 2011 el municipio fue declarado por la UNESCO como el primer municipio misionero libre de analfabetismo. En ese entonces contaba con 3.299 habitantes y menos del tres por ciento era analfabeto. Los resultados se lograron gracias al programa de alfabetización “Yo si puedo” y de esa manera se convirtió en el quinto municipio de la Argentina que recibió esa distinción. 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas