Inundación, comedia, tragedia y miserias

El teatro, tiene en esas dos caras, la de la comedia y la tragedia, la síntesis concreta de la condición humana. Y la miseria y vocación de servicio que se dispara luego del caos, también lo es.

A través de los años, los argentinos hemos demostrado una inusual solidaridad ante hechos dramáticos que enlutan al pueblo. Lo de inusual es porque teniendo en cuenta nuestra historia reciente donde se destacan aspectos egoístas, agresivos, irrespetuosos, desde la clase dirigente hacia abajo, donde la delincuencia y los actos aberrantes nos demuestran que la sociedad nos devuelve una imagen que es una realidad palpable. Como lo son también los actos solidarios ante la “catástrofe” climática que golpeó a Buenos Aires, ciudad y provincia, con el epicentro más crudo en La Plata.

Ante tamaño acontecimiento, las primeras reacciones fueron del mismo pueblo, que azorado, vio como vecinos lo perdían todo, incluso hasta la vida, mientras ellos, sin mucho más de los que han quedado sin nada, tendían una mano solidaria.

Nuestros funcionarios, dirigentes, políticos y demás, no estuvieron a la altura de los acontecimientos, pero para no caer en frases hechas o lugares comunes, el problema no fue la falta de recursos o profesionalismo ante una crisis de esta magnitud, sino la actitud tomada por ellos de cara al pueblo que veía perplejo la inacción, la mentira (que ahora se le llama “error de mi equipo de comunicación”), la ausencia y porque no decirlo, la cobardía que sigue a la falta de toma de decisiones en el momento justo.

Ahora, hay una frase, que me quedó mientras las imágenes crudas, irracionales, emotivas, penosas, nos movían todos los sentimientos humanos en unas ráfagas de segundos. La frase fue hecha por un colega: “basta de funcionarios relatores”.

Los funcionarios relatores, son aquellos que a la distancia, parecería que no comprenden que las cosas que están pasando, que  pueden o no ser por responsabilidad de ellos, pero que el relato por sí mismo de las cosas que pasaron, no se interpone a la toma de decisiones para paliar semejante catástrofe, y que la actitud debe ser rápida, espontánea, sin miramientos o análisis políticos, sino con la sensibilidad que requiere esta clase de momentos, donde el compromiso debe ser real, donde el “vamos a ver que hacemos” se convierta en “vamos a solucionar” o simplemente” hacer lo que podamos” para darle una ayuda concreta a los damnificados.

La sociedad, el pueblo, los ciudadanos, o simplemente como muchos llaman, “la gente”, si supo hacer lo que debía.  Esto es, ponerse a disposición, trabajar, colaborar, donar, ayudar, tener sensibilidad ante el dolor, y consuelo ante la tristeza.

Cuando se eligen autoridades, la esperanza no pasa por que ellos siempre tomen las decisiones adecuadas. Porque nadie vota a robots, o funcionarios perfectos, pero ante esta clase de tragedias, lo que se espera es que la primera reacción de ellos, no sea la inacción, el borrarse, el excusarse, o  simplemente tratar de deslindar responsabilidades. Hay demasiado dolor en la sociedad para que además se apague el incendio con nafta. Las personas esperan el acompañamiento sincero, sin el oportunismo político, sin la pelea mediática, sin la verborragia de la palabra ante los hechos, sino de la acción ante lo sucedido. Cuando se enterarán los dirigentes, que la gente no espera milagros de ellos, sino que aparezcan cuando se los necesita, que en muchos casos,  casi siempre, no solo para las emergencias.

Ojala, aunque lo dudo, sea la última tragedia de estas características, porque la naturaleza nos está dando un ultimátum, pero ese es el tema de fondo.

Hace poco, en Posadas, y hace un tiempo, en San Pedro, el esfuerzo y la solidaridad de la gente, fue acompañada, en mayor o menor medida, con sus defectos y con sus tiempos, por los funcionarios, que además tienen la misión de que no pase de nuevo, en el caso de Posadas, con las obras que esperan financiamiento.

Pero cuando contemos otra vez una historia así, uno quisiera que quién estuvo al frente de esta acción solidaria, sean quienes nos dirigen, gobiernan y lideran en tiempos un poco menos caóticos.

 

Tiki Lovera Onetto.

Periodista Radio República 

 

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