Cuenta regresiva para la entronización de Máxima y Guillermo

Ámsterdam trabaja contrarreloj para la ceremonia de asunción que será el 30 de abril, tras la abdicación de la reina Beatriz, suegra de la argentina. ¿Cuánto costará la fiesta?

A un mes de que la reina Beatriz deje el trono, Holanda ultima a pasos agigantados los preparativos para la entronización del príncipe Guillermo Alejandro –casado con la argentina Máxima Zorreguieta- que el 30 de abril se convertirá en el primer rey varón que el país ha tenido en los últimos 123 años.

El protagonismo corresponde a Ámsterdam, la capital del país y donde según marca la Constitución holandesa se tiene que firmar el acta de abdicación de los reyes, aunque para ello hay una estrecha colaboración con La Haya, cuyas autoridades realizan las gestiones para que no falte el más mínimo detalle ese día.

Esos preparativos, que van desde el arreglar el pavimento de las calles a la designación de lugares especiales para manifestaciones de protesta, están en marcha desde que la reina Beatriz anunció su abdicación el pasado 28 de enero.

«Tres meses es muy poco tiempo para la organización de un evento de esta categoría, pero notamos que el entusiasmo de la gente crece a medida que se acerca el día», declaró la vocera del municipio de Ámsterdam, Tahira Limon.

El alcalde de la capital holandesa, Eberhard van der Laan, ya ha señalado que el objetivo es que la ceremonia se produzca en un ambiente festivo y que Holanda olvide por un día la crisis económica en Europa.

Acorde con ese contexto económico, el primer ministro, el liberal Mark Rutte, ya avanzó que la celebración será «sobria», siguiendo la política de contención de costos de los últimos años.

Tampoco habrá regalos para la monarca saliente ni para la nueva pareja de reyes, que ya han rechazado presentes para evitar gastos extraordinarios y solo han pedido el entusiasmo de los ciudadanos.

Las autoridades quieren evitar que se repitan los disturbios de 1980 durante la coronación de la reina Beatriz, cuyo ascenso al trono fue rechazado por el movimiento «okupa» que protestaba por la política de vivienda en la capital holandesa.

Sin contar gastos de seguridad, el evento costará a las arcas públicas 11 millones de euros, de los que seis millones salen de las arcas municipales de Ámsterdam y los otros cinco de los presupuestos nacionales.

«Ámsterdam busca patrocinadores para financiar los gastos, para lo cual hay también cada vez mayor predisposición», declaró a Efe la portavoz municipal.

 

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