Más de 15.000 peregrinos acudieron al Cerro Monje en San Javier

 El Cerro Monje en San Javier una vez más fue testigo de fe y oración, más de 15.000  fieles de distintos puntos de la provincia y del el país  tomaron este místico lugar para testimoniar sus creencias.

 

El camino estuvo congestionado  especialmente el Viernes Santo, bajo una rojiza nube de polvareda, contrastando con el típico verde misionero y el  frondoso Rio Uruguay, formando una postal rara y típicamente sanjaviereña.

Como nunca el estacionamiento en el Cerro Monje no dio abasto, a consecuencia de ello a media mañana del viernes se clausuro en ingreso de vehículos a la cúspide del Cerro y  los vehículos quedaban abajo y el ingreso se realizaba caminando.

EL camino que une a San Javier con el Cerro Monje se transforma en semana Santa, peregrinos de todas partes los recorren en busca de redención. Los motivos para llegar hasta el Cerro del Monje es muy personal, algunos lo hacen por motivos religiosos, otros por motivos místicos, otros artísticos y culturales, otros deportivos, algunos van por simple turismo, otros por la aventura, otros para meditar, otros para conocer gentes, otros por alguna promesa, van atraídos por una fuerza invisible que los mueve
Hacer el recorrido hasta Cerro Monje  es importante y determinante en la vida para muchas personas, la iglesia como siempre acompaña a los peregrinos con muchas actividades, sacerdotes esparcidos al aire libre, brindaba la confesión a los peregrinos, la capillita siempre  convocante recibía a promeseros, en el pie de la santa Cruz velas encendidas por doquier  brindaban un ambiente reconfortante de  paz y espiritualidad.

No hay dudas el Cerro Monje es uno de los lugares más emblemáticos y místicos  de la Provincia, donde la leyenda y la fe se unen con un  pasado que se remonta al año  1861 donde relataba un escritor brasileño João Pedro Cay que decía “A alguna distancia hacia el norte de San Javier, se halla un gran cerro, llamado Cerro del Monje, donde se refugió a fines de 1852 un célebre monje italiano. Este, según el relato, plantó una cruz y levantó una capilla donde se veneraba al Señor de los Desiertos. La imagen había sido traída del Brasil, de la Reducción de San Luis. Los vecinos acudían al Cerro especialmente en Semana Santa.

Uno de los momentos más importante del Viernes Santo fue la tradicional  ceremonia de la Conmemoración de la Pasión de Cristo – (viacrucis viviente) que estuvo dramatizado por Jóvenes de la Parroquia San Francisco Javier y acompañado por una fuerte emoción de los presentes

Desde la iglesia destacaron el arduo trabajo y dedicación de los jóvenes de la parroquia en la organización del viacrucis como así también la de todos los laicos comprometidos en las actividades de la Semana Santa, también recordaron que el cerro monje es un lugar de oración en donde la gente encuentra  paz, alegría y que están muy agradecidos por contar con este espacio  que ayuda a fortalecer y a reconciliarse.  (José Rigo 5 sentidos en Red)   

 

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