Industria forestal: la información científica precisa de una nueva legitimación de la sociedad

Gustavo Braier, presidente de la Fundación Ambiente y Desarrollo

Gustavo Braier, presidente de la Fundación Ambiente y Desarrollo

La Fundación Ambiente y Desarrollo organizó un seminario sobre “Consumo de Agua y Plantaciones Forestales” en Buenos Aires, generando en el encuentro un espacio de intercambio de opiniones y visiones entre empresarios, técnicos, ambientalistas y políticos. “Vivimos en un mundo en el que las opiniones, juicios, valoraciones, informaciones y divulgaciones periodísticas, políticas y jurídicas forman un concierto más o menos caótico de rumores y ninguno de ellos tiene garantizada una evidencia que pueda considerarse indiscutible. Hoy despareció ese mundo de hechos en el que se justificaron la ciencia moderna y la autoridad de los expertos. Por lo tanto, la ciencia precisa una nueva legitimación”, señaló el presidente de la Fundación, Gustavo Braier.

Desde la Fundación Ambiente y Desarrollo convocaron a una jornada para promover un debate informado sobre “Consumo de Agua y Plantaciones forestales”, convocando a participar especialistas con distintas visiones, en un seminario organizado semanas atrás en el Palacio San Miguel, de Capital Federal.

Desde la organización se buscó que el debate fuese plural, para ello invitaron al investigador Ernesto Jobbagy (Conicet), Tomás Schlichter (Inta), Daniel Maradei (Consultor forestal) y Emiliano Ezcurra, por su trayectoria en organizaciones ambientales (actualmente directivo del Banco de Bosques). El panel fue moderado por el director de Recursos Forestales de Corrientes, Luis Mestres, quien es miembro de la Fundación.

El presidente de AyD, Gustavo Braier, se refirió en la entrevista con ArgentinaForestal.com sobre las conclusiones del encuentro y destacó los aportes de los disertantes: “Creo que cada expositor cumplió con creces su rol, en el caso de Jobbagy, brindó no sólo un buen panorama actualizado de la relación entre plantaciones forestales y utilización del agua, sino que también dejó profundas reflexiones acerca de la forma en que la ciencia y los científicos pueden interactuar con la sociedad, lo que entiendo es uno de los cauces de nuestras charlas, y fue muy adecuado en este marco”, dijo.

Por otra parte, el ingeniero Maradei expuso, desde su rol de profesional ejerciendo en el sector privado, sobre “como también muchas veces nos manejamos con mitos y poca información, que terminan teniendo un impacto negativo en la productividad de las actividades que llevamos adelante. El profesional llamó la atención acerca de la necesidad de informarnos más y ser más eficientes. Sin dudas es un camino que muchas empresas y profesionales vienen recorriendo, pero seguramente no han sido la mayoría”, expresó Braier.

A su turno, Tomas Schlichter reflexionó con los presentes acerca de la relación del sector con la comunidad y sobre la forma de plantear sus proyectos. Al respecto, destacó que proyectos que pudieron haber sido positivos, no han sabido mostrarse a la sociedad como tales y, al mismo tiempo, señaló condiciones objetivas de desarrollo potencial que no han sabido ser planteadas.

Por último, la charla de Emiliano Ezcurra se refirió a “Las preocupaciones ambientales y sociales de la sociedad civil”. De esta exposición, Braier rescató que “nos ha señalado que el sector productivo podía incluir dentro de su accionar, con beneficio, el cuidado del ambiente. Nos planteó el tema desde su mecánica más incorporada, que provino de muchos años en Greenpeace. Estoy convencido de que, con las adaptaciones necesarias, nos brindo un material de trabajo muy rico por tomar”.

Asimismo, en el espacio para el debate, a la Fundación Ambiente y Desarrollo recomendó “concentrarse en pocas acciones concretas, sin dispersarnos. Nuevamente, se puede entender que es un mensaje en línea con lo que habitualmente sigue haciendo Greenpeace y hay que ver si en esta modalidad nueva de ONG que pretendemos llevar adelante es la adecuada”, dijo Braier. “El tema es que quienes nos ven desde afuera, nos señalan que tenemos un capital importante dentro de quienes fuimos socios fundadores de AyD por nuestro conocimiento profundo de determinadas actividades sectoriales y la capacidad de análisis integrado de los temas. No es común que un grupo de profesionales de un sector decidan encarar el tipo de problemáticas que manejamos y asumir las responsabilidades del caso”, recalcó.

Conclusiones

Tras las exposiciones, los presentes tuvieron la oportunidad de preguntar, opinar y debatir con los especialistas, en el marco de una rueda de intercambio que se formó al cierre del Seminario.
Braier sostuvo que la realización del encuentro “fue un acierto y nuestro desafío como ONG es que no caiga en esfuerzos aislados. Decimos que pretendemos que el sector haga sus tareas productivas de la mejor manera posible, respetando los impactos ambientales y sociales, y que la población esté lo mejor informada posible para saber cómo consumir responsablemente y cómo demandar al sector productivo que haga su mejor trabajo posible desde un punto de vista global”, explicó.


“En este encuentro, arrancando con la charla de Daniel Maradei, observamos que también en el sector forestal tenemos “masas” que siguen acciones sin saber bien por qué, lo que señala que debemos seguir en el objetivo de difundir conocimiento dentro de nuestro mismo sector, tomándolo de quienes lo tienen y trasladándolo a quienes lo necesitan. En este sentido, el diálogo de Esteban Jobbagy con parte del auditorio cumplió ese rol y esperamos que el esfuerzo de difusión del encuentro por parte de Argentina Forestal, en base a notas como éstas y otras que por sí realiza, también lo cumpla”, dijo el presidente de la AyD.


Siguiendo la línea de conclusiones, en la línea argumental de Tomás Schlichter, para Braier “el sector debe saber plantear mejor sus proyectos, no sólo por el hecho de llevar adelante sus negocios, sino también para permitir mejorar el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales y de la calidad de vida de la sociedad. Cerrando este círculo de razonamientos, y casi como una propuesta de respuesta global, Emiliano Ezcurra nos sugirió una de las maneras que podemos llevar adelante la comunicación con la sociedad en este respecto”, detalló.

En síntesis, para el profesional “tenemos que continuar como un deber con estos ejercicios de debate sobre la base de información variada y de buena calidad para propiciar que se produzca lo necesario, de la mejor manera posible y con el mejor impacto ambiental y social que podamos lograr. Nuestra principal amenaza es la no continuidad de los temas”, recalcó.

Daniel Innerarity, catedrático de filosofía política y social en la Universidad del País Vasco y director de su Instituto de Gobernanza Democrática, sostiene en una frase que “El conocimiento, más que un medio para saber es un instrumento para convivir”. Sobre la misma, Gustavo Braier adelantó que “en lo personal, y ya lo estamos discutiendo, con los permisos adecuados, me gustaría que fuese el lema de la Fundación Ambiente y Desarrollo”, adelantó.

De esta manera, los organizadores generaron un espacio para el debate e intercambio de opiniones y su objetivo es continuar trabajando en los temas que surjan de estos talleres e impulsar otros. “Debemos buscar la excelencia de nuestro accionar dentro de las empresas. Nuestra función social, allí, es la de proveer determinados bienes a la población, que los necesita real o socialmente, con la mayor eficacia posible y con el menor impacto, generando, a su vez, el mayor valor agregado posible. Para dispersarnos un poco, en forma contraria a lo que nos sugirió Ezcurra, entendemos con claridad que esto no se puede lograr moviéndose solamente dentro de los ámbitos de las empresas. Hay cosas por lograr -la investigación misma- que debe ser una tarea compartida. O, por otro lado, no contar con una infraestructura adecuada nos genera una ineficiencia que en forma solitaria no podemos superar y que en conjunto nos permite cumplir a todos nuestro objetivo recién enunciado. En este sentido, ¡qué decir del aparato educativo en su conjunto!”, expresó el presidente de la Fundación.

Ya habiendo citado a Daniel Innenarity y haciendo referencia a su libro La Democracia del Conocimiento, consideró que la función más importante del conocimiento es convertirse en el dispositivo para configurar un espacio democrático de vida en común entre los seres humanos. “La gran acumulación de información hace que seamos cada vez más concientes de lo que no sabemos, que debamos asumir que somos incapaces de absorber el total de los conocimientos disponibles y que tengamos que confiar en otras personas para llevar adelante algunas tareas. Esto lleva a que vayamos conviviendo con una gran incertidumbre porque, al mismo tiempo, la ciencia ha salido de los laboratorios y se desarrolla en escala real en el hábitat social. Este es el caso de las grandes superficies plantadas con árboles, muchas veces clonados. Es obvio que no se ha hecho un experimento de laboratorio que nos indique cuáles son los riesgos asociados con desarrollar las actividades del sector foresto-industrial de esta manera”, explicó.

“Asimismo -agregó-, la democratización de la ciencia no significa abolir la diferencia entre el experto y el que no lo es, sino en politizar esa diferencia, dado que se tiene mayor conciencia de un saber aún insuficiente y de los riesgos derivados de ellos. Es así que sería importante que la ciencia no desacredite los impulsos y las irritaciones de la población general, porque generan oportunidades de reflexión y justificación”, remarcó el profesional.
“Yo mismo, en el repaso de mis participaciones públicas respecto de este rol social que comenzamos a desarrollar algunos colegas en el año 2005, impulsados por el debate sobre la instalación de la entonces Botnia, veo que he hecho un camino reflexivo, comenzando por lo que Innenarity señala como “…desacredite los impulsos y las irritaciones de la población general..”, que era mi primera postura, hacia comprender, paso a paso, cuál debía ser nuestro rol como profesionales, sea trabajando en la investigación o en la ejecución, frente a esta situación”, admitió Braier.

En consecuencia, citó también que “vivimos en un mundo en el que opiniones, juicios, valoraciones, informaciones y divulgaciones periodísticas, determinaciones de hechos, prescripciones políticas y jurídicas forman un concierto más o menos caótico de rumores y ninguno de ellos tiene garantizada una evidencia que pueda considerarse indiscutible. Esto es así porque ha desparecido ese mundo de hechos en el que se justificaron la ciencia moderna y la autoridad de los expertos. Por lo tanto, la ciencia precisa una nueva legitimación”, aseveró.

“Entonces, ciencia, política y opinión pública tienen que encontrar nuevos caminos para impulsar la función social de la ciencia y gestionar de manera productiva, transparente y democráticamente legitimada la ignorancia creciente sobre sus consecuencias”, concluyó.

 

Por Patricia Escobar

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