Andrés Guacurarí Artigas y su tiempo

Hoy, en vísperas de nuestra Navidad queremos insistir en algunos conceptos de alta valoración histórica para con nuestros héroes regionales como forma de particular homenaje. Hoy más que nunca debemos elevar nuestra voz para recordarlo y mantener siempre vigentes sus banderas de independencia de todo poder extraño a sus formas de vida y relación.

 

   Estamos transitando el bicentenario del periodo comprendido entre la Revolución de Mayo y la declaración de la Independencia, siendo Misiones la primera Provincia que adhirió con la aceptación de Don Tomás de Rocamora el 18 de Junio de 1810 y ratificada por el Cabildo del 8 de Julio del mismo año, donde sesionaron representantes de Santa Ana, Loreto, San Ignacio, Corpus Christi, Itapua, Trinidad, Jesús y la propia Candelaria. Pasa luego Belgrano con su misión de llevar la voz de la revolución al Paraguay con los resultados conocidos. Pero avancemos un poco más.

  Y, si repasamos en forma desprevenida el proceso de la independencia sudamericana, ocurre que siempre terminamos ignorando las luchas mantenidas por nuestros patriotas del litoral,  contra las fuerzas de la corona portuguesa.  Esto es lo que siempre ocurre en el País central.

 

  Por entonces las tropas del Rey Juan VI de Portugal ya en 1812,  comenzaron a operar sobre nuestras poblaciones del río Uruguay, invadiendo Santo Tomé.

  El proceso independentista, iniciado en Buenos Aires con la deposición del Virrey Cisneros, socavó la autoridad real en las colonias de Sudamérica.  Ello encendió la alarma en la corona portuguesa y no era el caso de permanecer indiferentes ante este proceso que implicaba un alto riesgo, no sólo por la vecindad geográfica sino porque la consorte de Juan VI era la Infanta Carlota Joaquina de Borbón, hermana de  Fernando VII.  Pero al mismo tiempo, para los gobiernos de Buenos Aires, en plena contienda con las fuerzas realistas del Virreinato  del Perú, con los resultados de Vilcapugio y Ayohuma resultaba impensable que se dieran por aludidos por la invasión portuguesa, la que ante el primer revés militar nuestro, estaría pisando Buenos Aires.   Entonces los patriotas del litoral, encabezados por José Gervasio Artigas quedaron solos a defenderse como pudieran mientras el Directorio los desvalorizaba como si se tratara de otro pueblo y de otra causa.  Otra causa ciertamente era porque en el ideario de la Federación de los Pueblos Libres jamás tuvo lugar la idea de buscar en Europa cabezas coronadas para gobernarnos.  El sistema de Artigas fue el verdadero numen de la democracia, del derecho de los pueblos a elegir a sus gobernantes. Y en esta causa perecieron muchos combatientes y también sus familias masacradas por los ejércitos de la corona portuguesa entre 1812 y 1820.  Esta fue nuestra guerra de la independencia, omitida en la historiografía oficial aceptada y repetida hasta el cansancio por una cohorte de cacatúas ilustres que lo sucedieron.

 

  No es ocioso tampoco recordar que en la causa independentista de Artigas abrazada por el pueblo guaraní primó el propósito de recomponer las Misiones como unidad geopolítica.  Fue preocupación permanente la recuperación de los siete pueblos y estancias de las Misiones Orientales invadidas por la Corona  de Portugal en 1801.  Andresito intentará  una y otra vez su reconquista invocando siempre el principio de la autodeterminación de los pueblos.  El rescate de muestra historia regional,  fundamentalmente vinculada a José Gervasio Artigas, por lo tanto a la Banda Oriental, omitida oficiosamente, no han hecho otra cosa que alejarnos del contexto humano latinoamericano, social y político  que jamás debimos abandonar, haciendo del misionero de nuestros días un personaje aparentemente sin raíces que no fueran europeas o de ocupantes transitorios de nuestra hermosa geografía. Con referencia a los ocho Pueblos de Misiones que quedaron en la margen derecha del Paraná, Artigas intentará una y otra vez, infructuosamente, que con la incorporación del Paraguay a la Liga de los Pueblos Libres, se pudiera zanjar la situación sin mayores consecuencias.

 

    Las luchas de Andresito, Pantaleón Sotelo, Francisco Javier Sití, por citar solamente a los principalísimos de la primera hora de nuestra revolución, nos habla a las claras de la influencia del inmortal legado jesuítico con el mundo guaraní, que hoy, como todos sabemos, involucra política y geográficamente a tres países del MERCOSUR, con una historia común que estamos felizmente comenzando a develar y compartir. 

  Hoy rendimos homenaje a quienes sacrificaron sus vidas por la causa de la libertad, el Comandante General de Misiones Andrés Guacurarí Artigas hecho prisionero en 1819 y que suponemos muerto en la misma condición luego de 1821 y a su segundo y sucesor Comandante Pantaleón Sotelo muerto en Tacuarembó el 22 de enero de 1820, combatiendo contra los portugueses comandados por el Conde Figueras. 

  Finaliza un año lleno de logros para la memoria de los Guaraníes Misioneros Guerreros de la independencia como los llamamos en un trabajo alegórico. Estamos en vísperas de la concreción de un importante monumento en la costanera de la Capital, por Ley ha sido declarado Andresito Prócer provincial. Hay que reponer en un lugar adecuado la estatua del héroe que anteriormente estuvo en el cruce de Garupá. Hoy nos alegra profundamente el anuncio oficial de la próxima construcción del Monumento en su homenaje en la plazoleta “Provincia de Misiones” de Buenos Aires. 

 

  Misioneros y hombres del litoral: sigamos defendiendo lo nuestro, reclamemos lo que nos corresponde por legítimos derechos y por tanto honremos y rescatemos a nuestros héroes regionales, como el caso especialísimo de Andrés Guacurarí Artigas, nuestro Andresito, por su trascendente contribución en la lucha por la liberación de América, para que por siempre permanezcan en nuestro recuerdo fecundo.

 Misiones, Diciembre de 2012.

 Juan Manuel Sureda

  Presidente Asociación Civil Flor del Desierto

 

 

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