Con amor y con fe en bicicleta hasta el altar de la Virgen de Itatí

Los promeseros partieron ayer y llegarán hoy a madia mañana a la Basílica de la Virgen de Itatí en Corrientes, concretando así una de las mayores muestras de fe de litoral argentino en la víspera de los festejos. Hombres y mujeres de todas las edades en la travesía que comenzó con la promesa de la familia de Teófilo Zurdel. 

Cientos de devotos de la virgen María partieron ayer por la madrugada desde Posadas hacia la Basílica de Itatí en Corrientes, pedaleando en la tradicional y más grande muestra de fe y devoción en el Litoral argentino. Munidos con todo lo necesario para sortear el calor y llegar hasta el altar, los peregrinos que durmieron anoche en la localidad correntina de Ita Ibaté, arribarán promediando la media mañana hasta la Basílica de Itatí donde los espera una bienvenida con celebración incluida.

La travesía que hace 32 años comenzó con la promesa y el pedido de salud para el nieto de Teófilo Zurdel y Silvina Sereni se ha convertido en un hito de cada víspera del 8 de diciembre.

Juan Pedrozo, uno de los peregrinos, explicó en Radio Libertad que hace 21 años que realiza esta travesía, agradeciendo por la ayuda que les da la Madre de Jesús. “Es emocionante, hace 21 años que voy y es como si fuera el primer año” explicó.

 Recordó que siempre se pide por trabajo, salud y la familia. Valoró que “se viaja ayudando a los demás, trabajando y colaborando. La fe mueve montañas”, dijo y agregó que “el que no puede venir, no importa, que le rece a la Virgen, que le va a ayudar”.

 Pedrozo indicó que se siente la emoción y la fe, “los que salimos con fe llegamos, gracias a la Virgen. Con fe se llega”.

En tanto, Sergio Carli, quien hace 29 años realiza la travesía, indicó: “la emoción que uno siente llevando la imagen de la Virgen, acompañando a los peregrinos, es increíble. Esta es una procesión de familia, todos vamos con la misma esperanza y con la misma fe. No se trata de una carrera, es una peregrinación y todos vamos a llegar”. El hombre afirmó que “yo ya no pido nada para mí; a mí la Virgencita me dio todo, ahora pido para mi familia y por las familias de todos los peregrinos”.

“Esta es una peregrinación solidaria, el grupo va yendo tranquilo despacito, todos somos iguales”, agregó.

“Desde el 76 que voy a la virgencita y siempre dije que alguna vez íbamos a ir en un grupo grande” indicó Marcelo Prochaska, quien valoró que hace 32 años que la peregrinación esté coordinada por un grupo de viajeros. “Me reconforta ver la cantidad de personas que viajan hoy, lo que se formó de un grupo de amigos que se juntaban a comer un asado y viajaban hasta la virgencita” planteó este ciclista.

El hombre valoró que se sumen cada vez más las mujeres y los jóvenes.

La fiesta que los espera al llegar a destino es uno de los momentos más emotivos. Cuando se avecina la caravana a la Basílica de Itatí suenan las campanas y el llanto es incontenible. El misterio de la fe que se hace ofrenda conmoviendo hasta los huesos,  dejando un mensaje de amor y esperanza.

 

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