“En el endeudamiento de Misiones no hubo controles”

El exdiputado José Garzón Maceda hizo un análisis del endeudamiento de Misiones con el que accedió a un Doctorado en Administración. Estableció responsabilidades políticas, además de los picos de la toma de créditos. Consideró que no hubo mecanismos que impidieran el abuso en la toma de préstamos y advirtió que todavía no hay mecanismos para ese fin. 

La deuda pública es una pesada mochila que deberá cargarse por varias generaciones más. En el país comenzó a crecer exponencialmente desde la última Dictadura y en Misiones, tuvo su pico a mediados de los 90, al mismo tiempo que el Estado se achicaba y aumentaban la pobreza y el desempleo. Hay datos impactantes, como el salto de 4.648 por ciento entre 1992 y 1999, en coincidencia con un modelo neoliberal del que el gobierno provincial fue uno de los mejores alumnos.

 

 

Recién hoy se conocen detalles de la trama que permitió el alto endeudamiento, incluso para gastos corrientes, lo que está expresamente prohibido por la Constitución. La investigación de la deuda se inició hace algunos años en la Cámara de Diputados, en una comisión encabezada por la ahora senadora Sandra Giménez. Con esos datos, más el entrecruzamiento de otros, el exdiputado José Garzón Maceda amplió el estudio y presentó una tesis con la que se recibió con la máxima puntuación en el doctorado en Administración en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Misiones.

 

Aunque el Gobierno no tomó nueva deuda en los últimos diez años, Garzón Maceda advirtió que no hay herramientas que eviten que cualquier otro pueda hacerlo sin demasiados controles.

 

Para eso, propone ampliar los mecanismos de control y establecer una “junta de la deuda”, que asesore al Ejecutivo sobre la conveniencia de tomar nuevos créditos, las tasas y los tiempos de financiamiento.

 

“El Estado debe asumir el concepto de Responsabilidad Social. Un gobernante no puede tomar deuda sin pensar en el impacto en las generaciones futuras. Los beneficios deben sentirse ahora, pero no ahogar a los que todavía no están”, precisa.  

 

“Este trabajo se pudo dar porque el trabajo de investigación primario se dio cuando era diputado provincial y el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, me da la responsabilidad de presidir la comisión de la deuda pública. Siempre se habló de la deuda de la provincia, pero nunca se había hecho un trabajo científico analítico de la evolución. Comenzamos investigar desde el 83, que es cuando se empieza a generar la deuda de la provincia. Entre 1983 y 1987, en la época del radicalismo, no hubo gran endeudamiento. Hubo una situación muy difícil hasta el 91, el gobierno de Julio Humada tampoco se caracterizó por endeudamiento. Tuvo que estabilizar un poco la economía del 87 al 91, Alfonsín deja el gobierno con todo lo que significó en materia económica. Con el plan de Convertibilidad se instala fuertemente y se nota en la deuda pública un modelo con cero política tributaria y la financiación del Estado a través de dos ejes primarios: el endeudamiento y las privatizaciones. Ahí comienza, con el 1 a 1, toda una política de déficits fiscales en los órganos nacionales y subnacionales, donde se recurre a esta herramienta financiera de endeudamiento y fue cuando hubo, del 92 al 99, casi 5000% de crecimiento de la deuda”.

 

“El aumento que se da cuando comparamos períodos, el endeudamiento del 83 al 87 y del 87 al 91, se da porque hubo una alta inflación, entonces al ser la deuda en dólares, la inflación dispara el aumento, pero no era por toma de nuevos créditos. Sí en los 90”, explica Garzón Maceda.

 

Uno de los principales agujeros negros que encontró Garzón Maceda es que todos los organismos encargados de velar por las finanzas del Estado, en la época del endeudamiento trabajaban en forma atomizada. Cada cual cumplía su rol, pero no veía lo que hacía el resto y así se daban “las fugas” que permitían tomar deuda indiscriminadamente. “El período de gran endeudamiento fue del 92 al 99 con una deuda que se tomaba a las 9 de la mañana, se pagaba y se volvía a tomar a las 6 de la tarde todos los días. Se entró en el infierno. El modelo lo planteaba así, hubo errores en las decisiones políticas, faltaba una normativa clara que permitió que hubiera grietas para autorizar este tipo de endeudamiento”.

 

 “No hubo controles. Nadie se hacía cargo y la deuda seguía creciendo. Se tomaba deuda a tasas en dólares con una fórmula fija de los intereses y otra variable, que nadie sabía al momento de hacer el mutuo, de cuánto iban a ser los intereses. Un desastre. Poca política tributaria, por no decir casi nada y con puntos cedidos de coparticipación a favor del Conurbano bonaerense. Es decir, un cóctel financiero muy peligroso”.

 

Para no volver a incurrir en el endeudamiento descontrolado, Garzón Maceda propone un paquete de normas que hagan transparente y puedan evitar decisiones equivocadas. “Debe haber una junta de la Deuda, analizar indicadores económico-financieros sustentables que le digan al Gobernador si puede o no tomar financieramente y económicamente, un crédito más. Esto no hubo, fue todo al azar. El Estado tiene que lograr que todos disfruten de los beneficios y que todos se puedan hacer cargo de los costos de tener que pagar lo que se gasta hoy”.

 

El concepto de responsabilidad social

Garzón Maceda sostiene que la deuda, bien manejada y gestionada “es útil para el desarrollo“.

Pero advierte que hay que buscar un equilibrio entre “las generaciones actuales que van a utilizar esos fondos y las generaciones futuras que también tienen que ser beneficiarios pero que van a tener que afrontar con sus impuestos el pago de esa amortización. Se puede objetar que los sectores muy humildes no van a pagar ningún impuesto y no van a tener ninguna carga, pero sí la tienen porque el Estado va a tener que distraer fondos que podrían estar destinados a políticas de inclusión social y desarrollo económico, para pagar la deuda”.

“En ese equilibrio hay que poner varias cuestiones. Una es la responsabilidad social del Estado como elemento prioritario en la toma de decisiones, esto significa que el Estado se tiene que hacer cargo de las acciones que va tomando. El Estado cuando toma la decisión tiene que estar pensando qué es lo que va a pasar, no como un gobierno de cuatro años, sino como Estado, tiene que hacerse cargo, tiene que ser transparente, tiene que buscar la manera que sea para inversión y desarrollo futuro, que planifique estratégicamente, que participe con la sociedad de esas decisiones, que al ser un Estado socialmente responsable va a tomar medidas administrativas, legislativas y de coordinación que permitan evitar de decisiones erróneas. Si yo tengo un Estado con una responsabilidad social fuerte voy a minimizar la posibilidad de errores”, indica. Su trabajo termina con un proyecto de ley “simulado” que bien puede ser usado para el análisis.

 

Responsabilidades políticas

Garzón Maceda también apunta a la responsabilidad política en el endeudamiento, que no tuvo nunca sanción. 

“En el informe que se presentó en la Cámara de Diputados quedó claro cuáles fueron los procesos, cuáles fueron los responsables políticos. En toda la década del 90 pasaron como cuatro ministros de Economía, pero los que desfilaron por Buenos Aires fueron dos: el ministro Diego García, que nadie lo conocía porque era un ignoto que vino de Córdoba, que tomó todas las medidas durísimas y que podía caminar por la calle y nadie le iba a decir nada porque nadie lo conocía, y eso no es casualidad, es una decisión política. Después toma la última parte Humberto Schiavonni que es el que cierra los últimos acuerdos  del gobernador Ramón Puerta”. El ahora presidente del PRO se despidió con “una emisión de cien millones de dólares”.

 


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