“El Estado recuperó su rol social”

Martín Fresneda, el secretario de Derechos Humanos de la Nación asegura que de a poco el Estado logra recuperar la confianza de la sociedad con políticas de inclusión. Señala que sin memoria no se puede avanzar en otras reivindicaciones esenciales para los sectores más marginados. 

El secretario de Derechos Humanos de la Nación representa a una nueva generación de dirigentes que se juega a fondo con el “modelo”. Con apenas 37 años, Martín Fresneda, uno de los fundadores de la agrupación HIJOS de Córdoba, asegura que la memoria es fundamental para que el Estado pueda avanzar en su consolidación. 

 

 

¿Cómo es el rol de ser dirigente Hijos a ahora secretario de Derechos Humanos?

Yo creo que es un proceso que se fue dando gradualmente en función de las etapas que ha vivido la Argentina, del rol que asumió el Estado argentino luego de Néstor Kirchner, ex Presidente, asume los derechos humanos como política de Estado, y que nos empieza a convocar a toda una generación de jóvenes, ya hoy hombres y mujeres que veníamos desde las luchas sociales trabajando por la transformación de la Argentina, y que nos convocan luego a trabajar desde el Estado con ese mismo compromiso y esfuerzo. Yo he sido uno de los militantes fundadores de la organización Hijos junto con Agustín Di Tofino y otros compañeros más que luego he tenido la posibilidad de acceder a la Universidad pública y recibirme, luego también he tenido una militancia importante dada al principio de lo que sucedía en la Argentina del emergente de esta nueva generación política que vuelve a recuperar un rol en la construcción de una opción de país. Como conductor de una organización que se llama “La Arturo Jauretche” en Córdoba y sumando esta referencia histórica de haber sido uno de los abogados que junto con Claudio Oroz y otros trabajamos intensamente sobre los juicios en Córdoba, me dieron la posibilidad de que la Presidenta me ponga en este lugar como parte de esta generación, con el compromiso y con esta impronta de llevar los conflictos en el corazón, en la sangre.

 

¿Te dijo que hagas lo imposible, no?

Me dijo, en realidad yo le dije en ese momento “quédese tranquila presidenta, yo voy a hacer todo lo posible”. Ella me dijo “No, vos vas a hacer lo imposible”. Fue el primer encuentro que tuve con ella cuando me pidió que me haga cargo de esta área tan sensible para el Gobierno y que hace seis meses que ya estamos en el ejercicio.

 

Una de las cosas que se te apuntó era que siendo militante de HIJOS te ibas a enfocar únicamente en lo que ha pasado en la dictadura. ¿Cómo sacarte esa mochila de encima, porque obviamente tenés que hacerlo también, no?

Yo soy uno de los más deseosos de que podamos resolver, como vengo diciendo, la impunidad del pasado siempre teniendo la memoria que es como un músculo que todo el tiempo nos lleva a analizar nuestra historia como referencia para resolver el presente. Yo soy un convencido, y se lo decía a la Presidenta, estos son los momentos históricos en los cuales la Argentina cuando está superando ese estándar de cumplimientos de la impunidad de ese siglo, de la impunidad de esta etapa de terrorismo de Estado, nos da la autoridad moral, ética y política para asumir las nuevas problemáticas que tiene la democracia como es la violencia institucional, violencia de género, pueblos originarios, pueblos campesinos. Hay una diversidad de conflictos que hay que asumirlos de cara a la realidad y no administrarlos sino resolverlos.

 

Pero no se puede resolver eso sin cerrar ese capítulo…    

Ha sido muy difícil porque el estado perdió no solamente la autoestima sino la capacidad de resolución y credibilidad. El estado no puede resolver los conflictos si no es que la sociedad genera la masa crítica y tiene la expectativa de que el Estado lo resuelva. Hemos vivido una matriz de Estado a la que la sociedad ya no le creía. La sociedad no creía en la política como herramienta de resolución de los problemas, entonces mal puede creer en el estado. La política es fundamental en la construcción de Estado/Nación y en esta dinámica que asumen estos conceptos de organización de una sociedad, están la democracia y la participación ciudadana con la delegación de su expectativa de organización de la sociedad a través del voto. Y cuando la política pierde ese valor, esa credibilidad, es muy difícil que el estado pueda bajar una política que sea aceptada por la sociedad. Entonces ese ida y vuelta se recupera cuando el estado recupera la autoestima, el rol que el contrato social elemental del estado de derechos le había proporcionado.

 

¿Y esto está sucediendo?

Sí, yo creo que el Estado recuperó el rol con una matriz bien marcada de un Estado social de derecho, un Estado que ha tenido como prioridad y privilegio la integración de una parte sustancial de la sociedad que estaba en los márgenes del sistema y que a través de la Asignación Universal por hijo, las nuevas implementaciones y todo lo que haya sido una política de accesibilidad de derechos, creo que el estado en estos últimos años ha podido dar ese salto cualitativo en las políticas sociales.

 

Para pensar en otras cosas, ¿no?

Claro, por supuesto. Hoy escuchaba, con mucha razón, al ministro de Derechos Humanos de Misiones diciendo que uno difícilmente le puede hablar a la gente que tiene hambre de los derechos humanos pero un  derecho humano fundamental es la salud, la alimentación, el trabajo. Son derechos que no están en el orden de la tercera generación de derechos, son primordiales porque lo dice nuestra Constitución, no hace falta que complementemos con tratados internacionales. Eso es tarea de nuestras gestiones, hay que decirlo de cara a la sociedad que las gestiones deben reconocer cuando existen problemas que no está pudiendo resolver o que vendría resolución.

 

Planteaste la idea de establecer una especie de ranking o de informe nacional, justamente para poder tener una idea de cómo está la situación en cada provincia…

Sí, por supuesto porque el prisma de los derechos humanos es un tamiz que es fundamental incorporarlo para la política. También planteé yo que los argentinos debemos tener más aceptación sobre esta herramienta que son los derechos humanos que resuelve problemas. Hay una falsa dicotomía que los derechos humanos venimos a defender a los delincuentes. De ninguna manera, venimos a defender la vida por sobre todas las cosas, la vida y las condiciones de vida. Si hay delincuencia la debe tratar la justicia, y la Justicia no puede matarlos ni torturarlos, por más que sean delincuentes. Entonces nosotros –y cuando digo nosotros es esta conquista social, que el mundo entero lo está observando así, el mundo entero ha ido incorporando las perspectivas de derechos humanos desde 1948 como perspectivas de construcción política y de resolución de conflictos-, digo que es muy importante que podamos en esta instancia como consejo federal poder tener todos los elementos de la realidad y son los elementos cuantificables de problemáticas. Yo planteé ejes que para mí son fundamentales y que son cuantificables, y si uno no cuantifica mal puede diseñar un sistema de indicadores y la política pública para resolver ese conflicto. Entonces lo que hemos pedido a todas las provincias y a todos los secretarios de Derechos Humanos que empiecen a incorporar la cuantificación, la estadística de cuáles son los conflictos reales que tienen, cuántas son las víctimas de terrorismo de Estado, cuál es el universo y población que tienen en materia de terrorismo de Estado, en materia de mujeres que están sufriendo la violencia de género, la trata de personas, cuántas son las personas que sufren el maltrato o la violencia institucional, cuántos son los sectores que están en conflicto con los pueblos originarios y campesinos. Entonces, si uno no tiene cuantificado, no tiene claramente especificado cuál es la problemática territorial, difícilmente el gobierno nacional pueda coadyuvar con la resolución de esos conflictos en la elaboración de esas herramientas.

 

Misiones trabajó muy fuerte en dos temas, como la trata de personas y el plan Hambre Cero. ¿Ustedes lo analizan, lo vieron?

Sí, parte de los objetivos del milenio. El tema de trata de personas está en particular en la órbita y competencia del la cartera del ministerio de Justicia, no en mi secretaría. Nosotros tenemos un programa que se llama Menores Extraviados, directamente vinculado a la detección de menores que puede haber salido de su casa, pueden haberse escapado, pueden haber sido sustraídos de sus casas, e inmediatamente nos ponemos en articulación con el área de Zaida Gatti que es quien tiene ese programa tan intenso y que viene funcionando muy bien porque era un programa necesario y básicamente en las provincias como estas, fronterizas, en donde sabemos muy bien que el problema de la trata por explotación sexual y la trata laboral, que sí el tema de la trata labora está en mi cartera y la trabajamos desde la perspectiva judicial nos constituimos en querellantes de aquellas personas que tienen empresas que mantienen a trabajadores en condiciones infrahumanas de sobrevida y que no cumplen con todos los estándares y garantías constitucionales y de la ley argentina como deben tener esas personas. Sé muy bien que se está trabajando intensamente desde el ministerio de Derechos Humanos de esta provincia pero, insisto, lo conozco pero no forma parte de la articulación que yo tengo con las secretaría, más si con el tema de niños extraviados que es un eslabón muchas veces de donde empieza el primer inter crimini de la trata de personas cuando desaparecen.

 

Sos uno de los más férreos defensores del modelo político tanto de Néstor como de Cristina. Hay elecciones el año que viene y en 2015 también. ¿Cómo se sostiene el modelo político ante tantos embates opositores y demás?

Yo soy un gran defensor porque justamente tengo un ejercicio que para mí es un músculo más, que es la memoria. Y tengo memoria de en qué Argentina vivimos, y tengo memoria de acordarme y saber que en este país quienes tomaron decisiones en su momento, hoy nosotros estamos desandando esas decisiones erradas. En estos días escuchamos cómo los fondos buitres pretenden deteriorar toda una política de desendeudamiento e independencia política que ha logrado la Argentina con ese ímpetu de Néstor Kirchner, que se le paró al Fondo Monetario Internacional y que le dijo “nosotros vamos a resolver las cosas como los argentinos y en función de las necesidades de los argentinos”. No es el no pago a lo tanto no haciéndose cargo del endeudamiento que provocaron otras gestiones, sino haciéndose cargo desde la tesis de la continuidad del Estado de derecho, diciendo estos son los períodos en la Argentina en donde nosotros nos tenemos que hacer cargo de lograr ese desendeudamiento para tener los recursos necesarios, la autonomía necesaria para provocar las inversiones que generen empleo, mayor inclusión social, políticas de reactivación de la economía que creo que es fundamental para tener derechos humanos, salud. Muchas veces sectores de la oposición y algunos medios pretenden desagregar estas discusiones. El Gobierno nacional viene haciendo bien las cosas en materia de derechos humanos. Todo forma parte de un proyecto político. Por eso yo tengo mucha confianza en las políticas que nosotros pudimos desarrollar hacia esos sectores que siempre van a ser fieles porque hace muchos años 

 

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