El Obispo Martínez nos invita a reflexionar sobre el camino evangelizador de nuestra Diócesis

En su carta del domingo Monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, nos recuerda que «es importante entender con la mayor claridad posible de dónde venimos y cuáles son nuestros proyectos y esperanzas. El domingo pasado señalamos algunos rasgos necesarios para consolidar nuestra dimensión misionera. El ser testigos creíbles hace consistente el anuncio de la Buena Noticia, así como la capacidad de revisar nuestras organizaciones pastorales en orden a la misión».

“Reflexiones pastorales asamblea 2012” (IV)

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

para el vigésimo sexto domingo durante el año

(30 de septiembre de 2012)

 

“Camino Evangelizador en la Diócesis”

Exposición del obispo en la Asamblea 2012

 

Durante estos domingos venimos reflexionando sobre el camino evangelizador de nuestra Diócesis. Es importante entender con la mayor claridad posible de dónde venimos y cuáles son nuestros proyectos y esperanzas. El domingo pasado señalamos algunos rasgos necesarios para consolidar nuestra dimensión misionera. El ser testigos creíbles hace consistente el anuncio de la Buena Noticia, así como la capacidad de revisar nuestras organizaciones pastorales en orden a la misión.

En esta carta queremos profundizar en la expresión del Papa Benedicto “Patio de los gentiles”. Abrazando con especial predilección a aquellos que no conocen el amor misericordioso de un Dios que es Padre, y que siempre espera nuestra conversión para recibirnos con un abrazo.

Los jóvenes son un tema clave también. En Misiones, el 60 % de la población tiene menos de 30 años. Es un indicador de nuestra realidad. Hay un rápido proceso de deshumanización, que se da por muchas causas. Por ejemplo, los medios de comunicación. Debemos tener una real comprensión de la realidad y tomar iniciativas.  No debemos mirar siempre como diciendo qué difícil que es esto!,   no mirar todo como problema, sino tener el ánimo y la esperanza de salir al encuentro de estas realidades. Tener esta iniciativa, con la certeza de que el Espíritu Santo nos acompaña y cuenta con nosotros, aún cuando seamos frágiles instrumentos. Pero somos instrumentos y debemos estar convencidos que contamos con la gracia de Dios para salir y encontrarnos con la realidad en su diversidad y dar respuestas desde el Evangelio.

Tenemos conciencia que nuestros barrios y pueblos se multiplican problemas de alcoholismo, droga y violencia entre los jóvenes. Nosotros queremos salir al encuentro de estos jóvenes contándoles la buena noticia del Evangelio Tenemos que buscar fórmulas para salir a misionar y evangelizar estas realidades que tenemos.

“La Iglesia como patio de los gentiles”. Es una expresión del Papa Benedicto XVI, refiriéndose a que nuestras comunidades tendrían que ser comunidades abiertas, amplias, donde pensemos en los que no están. No para perder la identidad, porque no planteamos una actitud relativista. Planteamos una actitud abierta. El ser abiertos implica el dialogar, escuchar, abrirnos, corregir lo nuestro, convertirnos nosotros. Varias actitudes implican una Iglesia abierta, pero fundamentalmente la Iglesia abierta es una Iglesia que ama, que parte no de la condena sino del amor misericordioso al que no está.

Queremos formarnos en nuestra identidad, porque no queremos relativizar la Palabra del Señor, que la Iglesia quiere consolidar. queremos tener actitud de misericordia, que es como la actitud del buen samaritano, para ir hacia el que necesita con gestos concretos,  gestos de caridad que amen.  Debemos recordar siempre que solo cuando amamos podemos evangelizar.

Finalmente quiero señalar que “la caridad”  es tener la certeza de que “Dios es Amor”, esto será fundamental y hará creíble toda nuestra tarea evangelizadora. La caridad no son solo obras de misericordia aisladas, debe implicar toda nuestra vida, en las comunidades y todas nuestras iniciativas pastorales.

 

En Aparecida volvemos a decir: “La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo limosna y compasión (cf. Lc 10, 29-37).(DA)”

 

Ponemos nuestras alegrías, tristezas, inquietudes y futuro en las manos de María “estrella de la Evangelización”, nuestra madre, sobre todo a nuestra advocación “Nuestra Señora de Loreto”, tan querida en esta tierra de las Misiones

 

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

 

 

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