Homilía de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas para este domingo

El próximo miércoles 20 de junio celebraremos a nuestra Bandera Patria, y realizaremos en el Instituto Antonio Ruiz de Montoya nuestra Asamblea Diocesana para evaluar el trayecto recorrido durante estos años posteriores al primer sínodo de 2007, sobre todo en los temas: “Iglesia, casa y escuela de Comunión para los jóvenes”, “familia, testimonio de comunión”, y “el compromiso de los laicos en la iglesia y en el mundo”. 

En realidad para vivir esta próxima Asamblea Diocesana, desde el consejo de pastoral de la Diócesis y un equipo operativo, se realizó una importante preparación para el armado de dicha Asamblea. Se realizaron consultas a las parroquias, institutos educativos, movimientos y comisiones. Como Fruto de dichas consultas se publicó un trabajo de investigación del camino pastoral que venimos realizando. La respuesta del 68% de las parroquias , el 53% de los institutos Católicos y el 30% de los movimientos y comisiones nos dan la posibilidad de discernir mejor los problemas y necesidades, y también las pobrezas y frutos maduros en donde podemos apoyarnos para corregir y proyectar los próximos dos años 2012-2014.

 


Como preparación para nuestra Asamblea Diocesana en el camino pastoral que venimos realizando, quiero señalar algunas observaciones que no debemos olvidar si queremos ser fieles al mandato del Señor de evangelizar como la razón misma del ser de la Iglesia y la necesidad de comunión y organicidad en los diversos caminos y dones, como condición de credibilidad en la necesaria dimensión misionera que debe ser el eje transversal de toda nuestras realizaciones pastorales.

 


Sin una conversión a la persona de Jesucristo, sin una búsqueda de una Iglesia-comunión y sin esta dimensión misionera es posible que tarde o temprano experimentemos el fracaso y cansancio de un activismo que lleva a perder el sentido y el horizonte de esperanza de nuestra vida, vocación y misión.

 


En primer lugar quiero retomar un aspecto que considero importante volver a reflexionarlo, ya que en otras oportunidades lo he señalado de diversas maneras. En este inicio del Siglo XXI, deberemos entendernos como una “Iglesia Abierta”. Esta dimensión de ser una Iglesia abierta, tiene antecedentes en el pueblo Israelita. En el Antiguo Testamento encontramos esta tendencia universal de apertura a los pueblos paganos. El profeta Isaías nos dice: “Así dice el Señor… y a los extranjeros que deciden unirse y servir al Señor, que se entreguen a su amor y a su servicio, los llevaré al monte Santo y haré que se alegren en mi casa de oración” (Is. 56,6-7).

 


La Iglesia desde sus inicios realizó una apertura misionera a los pueblos paganos y el mismo Apóstol San Pablo se llamaba a si mismo Apóstol de los paganos (Rom.11,13). Creo que es conveniente señalar que la misma Palabra de Dios y la tradición de la Iglesia, nos permiten profundizar en este rasgo esencial para nuestra época, el de ser una “Iglesia” que teniendo una clara identidad, abra camino hacia la evangelización de la cultura, y a nosotros como cristianos que integremos este rasgo tanto en nuestra espiritualidad como en nuestro estilo evangelizador. La palabra “abierta” expresa el deseo profundo de la Iglesia de replantearse su relación con el mundo.

 


En esta búsqueda de vivir la participación, en la diversidad de dones, comunión, y “no uniformidad”, realizamos esta “Asamblea Diocesana 2012”, considerando que nuestra tarea evangelizadora desde la identidad de la Iglesia será un aporte de humanismo y servicio a nuestra sociedad que requiere una real actitud de participación de verdad y diálogo.

 

 

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!                                     Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas

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