Las estadías de Raúl Barboza en Argentina se repiten cada vez con más frecuencia. Vendrá a Misiones para actuar el sábado 30 del corriente, a las 22, en el auditorium del instituto Montoya. La rutina comenzará en Ezeiza al bajar del avión, y en ese preciso instante todo en él se reconectará nuevamente, sin pausa y sin prisa. Mate amargo de por medio, irá desandando las calles de su Buenos Aires natal, mientras los caminos del alma lo acercarán profundamente a la cultura universal de sus ancestros: los indios guaraníes.
Al segundo día, frente a los micrófonos del estudio de grabación, sacará “El Morocho” de su estuche y comenzará a mandarnos mensajes que van tocando las fibras más sensibles de nuestra memoria auditiva, y allí nos daremos cuenta que Don Raúl está entre nosotros y regresa, una vez más para trascendernos con uno de los sonidos más genuinos e intransferibles de nuestra patria musical.
Al tercer día, le pondrá nombre a esos sonidos y propondrá que formen parte de un nuevo disco que comenzará ahí mismo a darle forma. Así nacerá, luego de siete días de trabajo: Luz de Amanecer.
Según él, “la música está latiendo en el pueblo, nosotros la interpretamos nada más”.