Decisiones y efectos

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

La derrota de Sarkozy en Francia con el encumbramiento de Hollande y la inesperada coalición en Grecia, con la inclusión en el Gobierno de sectores radicalizados contra el ajuste marcan un cambio de percepción de las políticas aplicadas en la vieja Europa. Las sociedades ya no admiten al ajuste permanente como única receta para una enfermedad que no han incubado. Aunque podrían parecer hechos aislados, ambas situaciones pueden tener un fuerte impacto en el bloque económico europeo, comandado por la austera y robusta Alemania. Hollande anticipó que no concibe el crecimiento de la mano de los recortes y la coalición griega podría abandonar definitivamente el Euro y animar a otros países a salirse de un corsé que sólo da dividendos a las principales economías.

 

España, con un gobierno recién parido que todavía mantiene el rumbo fijado por el mundo financiero, es otro país a observar de cerca. El alto desempleo, los recortes a los fondos públicos, pero sobre todo, el blindaje a los bancos por casi el mismo monto que las quitas a la educación o a la salud pública, generan indignación en sus habitantes. Ya no son únicamente aquellos que hace un año coparon las plazas públicas de Madrid y Barcelona. Son seis millones de desocupados y con casi nula expectativa de mejorar su situación, quienes hoy ponen en cuestionamiento la asfixia del ajuste.

 

Argentina y su recuperación y el crecimiento de Latinoamérica, con políticas distintas a las de las añejas recetas del Fondo Monetario Internacional, marcan un sendero que puede comenzar a andarse con mayor inclusión y empleo.

 

El estado actual de la economía argentina permite un debate audaz, impensado hasta hace muy poco e inverosímil si se recuerda la crisis de 2001. Para sostenerse, el modelo debe ir por más, debe profundizarse. ¿Cómo hacerlo? Ese es el debate abierto. Con un Estado activo y fuerte, la economía marcha por donde quiere el Gobierno aunque el peligro siempre aceche en frentes externos e internos. El frente externo, jaqueado por la crisis casi terminal de varios países europeos, puede golpear por una caída de exportaciones y afectar el saldo comercial. Pero el control de las importaciones aplicado desde el Gobierno minimiza el impacto con una reducción y sustitución de las compras externas. La nacionalización de YPF también ayuda a reducir el cimbronazo internacional al frenar la sangría de divisas que se giraban a la casa matriz de Repsol, en España. Son miles de millones de dólares que se quedarán en el país y se podrán reinvertir en la generación de energía, sostén principal de la actividad económica.

 

Economistas y políticos de diversos colores plantean el dilema sobre el sostenimiento del modelo: ¿hay que profundizar para no estancarse?

En realidad, es un dilema falaz. Gestionar es también profundizar. Gestionar permite sostener los cambios que se han realizado y proyectar a futuro. Por ejemplo, la prioridad puesta en la construcción de escuelas en Misiones por el gobernador Maurice Closs puede ser una decisión no demasiado vistosa, pero sin dudas, es una medida clave con impacto futuro en la economía y calidad de vida de quienes hoy acceden a una escuela. La carencia del hoy es efecto del pasado del Estado ausente. Conocido gerente de una multinacional automotriz con filiales en Misiones expresaba su lamento: “No hay personal capacitado para los talleres ni para la atención en ventas”. Por eso, puso en marcha acuerdos con escuelas técnicas para que los estudiantes salgan capacitados e inicien mediante pasantías, su vida laboral en la misma firma. Hoy la realidad es distinta y la matrícula de las escuelas técnicas creció 30 por ciento por esa decisión política de respaldar a la educación. El efecto, se sentirá a mediano plazo.

 

Otra medida en la que el Gobierno viene insistiendo es en el uso de la madera. Ayer el Gobernador insistió ante los empresarios concentrados en la  Expo Construcción, Vivienda y Diseño que “construyamos y utilicemos nuestros insumos como la madera”.

 

“En Argentina y en Misiones todavía hay una baja utilización de recursos como la madera en la construcción de viviendas.  El mundo ha generado avances tecnológicos y la utilización de madera es de primer nivel y de mejor calidad en todos los lugares”, dijo Closs en el cierre del “Ciclo de Conferencias de Argentina Forestal 2012: Construir con Madera”. Si se concreta, el desarrollo forestal ya no dependerá de una o dos grandes industrias, sino que derramará riquezas en todos los involucrados.

 

En el ahora, el frente interno tiene algunos nubarrones. La relación del Gobierno con la CGT, aunque ya no como aliado indispensable, provoca una tirantez que puede afectar otros sectores.

 

Más allá de los cruces de palabras entre la presidenta Cristina Fernández y Hugo Moyano, lo cierto es que el sindicalismo perdió peso.

 

Que se entienda bien. El modelo actual fue el más beneficioso para miles de trabajadores que tuvieron incrementos salariales incluso por encima de la inflación y otros tantos que recuperaron o accedieron a un empleo. Por eso mismo ya no es vital la relación del Gobierno con los “gordos” sindicalistas, principalmente identificados con el peronismo. El modelo amplió el espectro de adhesión y hoy la CGT conducida por Moyano es un elemento de peso, pero no el único a la hora de medir adhesiones políticas. Mucho menos cuando la presión deriva casi en extorsión. Los planteos gremiales esconden intencionalidades políticas y canjean apoyos por beneficios.

 

Pasa en la CGT y pasa aquí en Misiones, donde hay varios ejemplos de sindicalistas que tienen al piquete como arma favorita mientras gozan de sueldos del Estado o mantienen de rehenes a miles de alumnos sin clases.

 

Quizás el ejemplo más acabado de sindicalismo que no representa más que a sus intereses se dio el viernes, cuando los sindicalistas frustraron un acuerdo salarial con el Instituto Provincial de Lotería y Casinos: el argumento, querían que tres millones de pesos sean repartidos únicamente con ellos y quienes habían iniciado un juicio contra el organismo, no con todos los trabajadores. La perlita, con ese método, sus abogados se iban a llevar 500 mil pesos. El titular del ente, Eduardo Torres, rechazó el acuerdo -que pondría fin a una serie de operaciones de prensa y denuncias- y propuso repartir el dinero entre todos los empleados. Los sindicalistas, se levantaron y se fueron. Recién ayer se logró destrabar el conflicto, más por la presión de los empleados que por la voluntad del sindicato.

 

En otros casos, es incluso peor. Dirigentes sindicales que se suman a la política con la fuerza como único elemento de negociación. En Candelaria, la UTA se alzó con la intendencia y varias concejalías, pese a que su intendente ya era conocido por varios hechos de violencia gremial. Las mismas prácticas siguen vigentes y por eso la brutal agresión del presidente del Concejo Deliberante a un empresario de medios que se animó a cuestionar esos manejos -la excusa de rivalidades políticas no justifica de ninguna manera la violencia- es apenas una consecuencia. Lo mismo que la nueva agresión, esta vez a un periodista de este diario, que cubría la sesión del mismo Concejo en la que salvaron de la expulsión a Jorge Peña, el edil golpeador que votó él mismo a su favor para enviar al archivo el reclamo de su alejamiento.

 

Episodios estos que no se condicen con el rumbo que ha tomado Misiones y que enlodan la transparencia de la gestión pública. Repudiable desde donde se lo mire. Quedará en manos de la Justicia determinar las sanciones a los autores de las agresiones, aunque el daño institucional es irreparable

 

No debería sorprender ese accionar. El rol del sindicalismo se ha desvirtuado. Hace diez o doce años, tenían una base de respaldo por el piso, con un altísimo desempleo y una actividad económica a los tumbos. Con el crecimiento económico crecieron los sindicatos, pero su forma de ver las cosas no ha cambiado. No se les escucha reclamar por quienes todavía persisten fuera del sistema o el elevado porcentaje de trabajo en negro que aún se mantiene, superando el 35 por ciento.

 

Sucede lo mismo con los sectores empresarios. Hace una década sus ganancias eran mínimas y concentradas en un puñado de sectores. Hoy el crecimiento permitió el desarrollo de nuevos sectores y el renacimiento de miles de pequeñas empresas que estaban ahogadas por la Convertibilidad. Sin embargo, no son todos los que deciden resueltamente por ampliar inversiones y cumplir con subas salariales y blanqueo de personal.

 

La responsabilidad social empresaria no siempre es entendida por todos los actores. En el problemático sector de la yerba mate, por caso, Rosamonte fue una de las grandes firmas que comenzó a pagar 1,70 por el precio de la hoja verde apenas se oficializaron los nuevos valores.

 

La firma misionera es una de las que más ha evolucionado en el mercado agroalimentario con fuertes inversiones y es reconocida por su calidad en productos y sus más de mil empleados.

 

En cambio, Las Marías, principal vendedora de yerba del país, fue multada y le quitaron beneficios fiscales por no cumplir con sus acuerdos de generar mano de obra y recuperar plantaciones.

 

Son formas distintas de pararse ante la sociedad y los tiempos que corren. Depende de cada uno inclinar la balanza.

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