Destacan “manejo austero” de las cuentas de las provincias

Un estudio de la consultora Muñoz & Asociados señala que tanto el Gobierno nacional como los provinciales vinieron llevando adelante un proceso de “fuerte desendeudamiento” en los últimos años.

 

En ambos casos la relación deuda/ PBI se redujo a casi la cuarta parte del máximo de 2002. Además, según el trabajo, la composición de esos pasivos revela un perfil “muy benigno”: la deuda pública nacional en manos del sector privado equivale al 18% del PBI, mientras que el stock de pasivos provinciales neto de la deuda con el Estado nacional sería de 4% del PBI.

 

En contrapartida, la comparación entre las situaciones fiscales de Nación y provincias arroja diferencias. La primera es la divergencia en los resultados fiscales tras el abandono de la Convertibilidad. El Gobierno nacional mantuvo en los primeros años de la era kirchnerista un holgado superávit primario (cercano a 4% del PBI), aunque en los últimos años ese excedente “se fue contrayendo hasta casi extinguirse”. El consolidado provincial, en cambio, osciló en torno al equilibrio fiscal en la primera etapa post-Convertibilidad, pero la tendencia en los últimos años fue de neto deterioro (en 2010 sólo evitaron el déficit por una transferencia extraordinaria del fisco federal).

Otra diferencia se refiere a los distintos mecanismos que utilizaron Nación y provincias para financiarse. La administración central tiene virtualmente vedado el acceso a los mercados internacionales de deuda, y optó por fondearse a través de la Anses y del Banco Central. Pero las provincias carecían de esta alternativa. Por ende, se vieron forzadas a buscar financiamiento por canales “más tradicionales y genuinos”.

 

Los economistas de Muñoz & Asociados apuntan que casi todos los distritos realizaron colocaciones de deuda en el mercado doméstico. Y algunas provincias se animaron a emitir deuda en dólares en los mercados internacionales, una situación que la Nación no replica desde 2008, cuando ensayara las últimas colocaciones directas vía Venezuela.

El documento subraya como la principal diferencia entre el comportamiento fiscal de Nación y provincias la evolución del gasto público. Puntualmente, indican que los gobernadores tendieron a ser “bastante más austeros” que los Kirchner. Hasta 2008, las series de gasto primario federal y consolidado provincial evolucionaron de forma sincrónica y pareja. Pero en los años subsiguientes, se abrió una creciente brecha entre ambas series pues el gasto nacional siguió creciendo a ritmo muy ágil, mientras que el de las provincias aparece estancado.

A modo de síntesis, el trabajo sostiene que, si bien tanto Nación como provincias presentan una posición fiscal bastante saludable merced al bajo peso de sus deudas, “las provincias tienden a sacar ventaja en el manejo de las cuentas públicas a partir de una mayor austeridad y de la utilización de fuentes de financiamiento más genuinas”.

(Región Norte Grande)

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