El aeropuerto más importante del norte y el cuarto de todo el país, permaneció ayer inactivo por fallas de la Anac.
Desde la entidad que regula la aviación reconocieron que demoraron una tarea necesaria para que funcione la terminal aérea. Hoy completarían esa tarea.
En medio de la fuerte polémica gremial que generó la vuelta del control aéreo a la órbita militar, la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) dio ayer una nueva muestra de su ineficacia: dejó fuera de servicio al aeropuerto de Iguazú, el de mayor tráfico del norte del país, porque se demoró en hacer un control de rutina que consiste en verificar el funcionamiento del sistema de radioayuda, necesario para que los aviones puedan aterrizar de forma segura.
Esa demora provocó la cancelación de los doce vuelos que estaban programados ayer. Turistas quedaron varados y empresarios del sector turístico pusieron el grito en el cielo.
Desde la oficina de la Anac en Iguazú reconocieron que se venció el plazo de validez de la última verificación del dispositivo de radioayuda.
Atribuyeron el retraso a problemas climáticos y a inconvenientes causados por las cenizas del volcán chileno Puyehue.
Para que la terminal de la ciudad del norte vuelva a funcionar, deberá llegar un avión de la Anac equipado con dispositivos que permiten controlar el funcionamiento del sistema de autoayuda. Desde la oficina de Iguazú del organismo nacional, estimaron que esa aeronave llegaría hoy.
“Atado con alambre”
En una medida que sorprendió a muchos, la presidenta Cristina Fernández dio marcha atrás hace dos semanas a una emblemática medida que había sido dispuesta por su marido Néstor cuatro años antes: por decreto ordenó que todas las funciones de control de la navegación aérea volvieran a la órbita militar.
La decisión generó descontento en el personal de la Anac.
La semana pasada el responsable de la oficina de la entidad nacional en Iguazú, Cleto Bogorni, dejó en claro su malestar y el de todo el personal a su cargo por la militarización de ese organismo y además se quejó por las pobres condiciones en las que funcionaría el aeropuerto de Cataratas.
La principal queja del funcionario pasa por una supuesta falta de personal, especialmente operadores aéreos, y por falta de inversión en infraestructura.
“Hoy hay solo un controlador por turno cuando debería haber tres y la torre se cae a pedazos, está atada con alambre y hay una estructura de hierro externa a la torre por falta de mantenimiento”, refirió la semana pasada en declaraciones a medios de Iguazú.
