Hoy se conmemora el Día de la Música

En el año 1594 Santa Cecilia fue nombrada patrona de la música por el Papa Gregorio XIII y, a través de los siglos, su figura ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo. Su fiesta es el 22 de noviembre, fecha que corresponde con su nacimiento y que ha sido adoptada mundialmente como el Día de la Música.

El padrinazgo de la música le fue otorgado por haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.

 

En el año 1594 el Papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia como patrona de la música.

 

A través de los siglos la santa es venerada el 22 de noviembre, fecha que corresponde a su nacimiento.

Su espíritu sensible por los acordes de los instrumento llevó a que su nombre fuera el símbolo de la música.

Al fin de la Edad Media, empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando. Cuenta la tradición que Santa Cecilia pertenecía a una familia tradicional de Roma y se había educado en el cristianismo. Desde niña veía a su ángel de la guarda. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo su túnica, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad.

Su padre, la prometió a un joven patricio llamado Valeriano.

El día del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los esposos se retiraron de la ceremonia, ella le confesó su voto de virginidad y lo convenció de que se convirtiera al cristianismo. Así fue como Valeriano accedió y fue bautizado.

Entonces fue cuando vio a un ángel junto a Cecilia. El ángel puso sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después fue bautizado el hermano de Valeriano.Y desde entonces los dos hermanos se dedicaron a hacer buenas obras. Ambos fueron arrestados por sepultar a los muertos cristianos, al ser interrogados la corte ordenó azotarlos y condenarlos a muerte. La policía luego buscó a Cecilia y le pidió que renunciara a la religión de Cristo, pero ella confesó que prefería morir antes que renegar de su religión. Mientras era torturada ella cantaba gozosa. Con crueldad se ordenó cortarle la cabeza. Entonces, antes de morir repartió sus bienes entre los pobres y pidió que su casa fuera convertida en un templo para orar. En el año 1599 el escultor Maderna vio el cuerpo incorrupto de la santa y esculpió una estatua en mármol de tamaño natural, muy real y conmovedora, que se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma.

 

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