La AUH distribuye 500 millones al año entre los misioneros

Lo revela un informe realizado por la Universidad Nacional de Misiones a pedido de la Nación. Los recursos se vuelcan en los comercios locales y el principal impacto se percibe en la baja de la deserción escolar. Advierten que se deben actualizar los montos para no licuar el beneficio.

Inclusión. Para Gortari, el principal impacto es que bajó la deserción escolar.

Inclusión. Para Gortari, el principal impacto es que bajó la deserción escolar.

«Lo más fuerte que aparece es la sensación de los estudiantes y las familias de la recuperación de ser sujetos de derecho. Desde la dignidad del ciudadano de que el Estado se preocupa y se ocupa de su situación pero que no los humilla cuando se  le entrega el beneficio sino que los hace sentir sujetos de derecho que tienen como ciudadanos argentinos y argentinas, de recibir las condiciones básicas para poder estudiar y acceder a los controles de salud”. La explicación es de Javier Gortari, rector de la Universidad Nacional de Misiones, una de las seis casas de estudio del país que participó en el primer análisis cualitativo de la Asignación Universal por Hijo en la Argentina. La UNaM se encargó de relevar la región NEA, una de las más condicionadas por la pobreza estructural.

Para Gortari, la AUH plantea un cambio sustancial con las acostumbradas políticas asistencialistas. “Desde la pelea de los planes Jefe de Hogar donde los intendentes eran los intermediarios, a este proceso que se hace directamente desde la Anses donde la persona o la familia que está en una situación de vulnerabilidad porque no tiene trabajo, se presenta y automáticamente pasa a tener el derecho de tener la asignación. La empieza a recibir y no le tiene que pedir cuentas ni permiso a nadie. Desde ese lugar es muy fuerte como creadora de dignidad ciudadana”, expresa.

El impacto económico de la asignación social es incalculable, aunque los números permiten tener una dimensión del alcance de la inédita política social.

Se ha creado una nueva economía, que se vuelca masivamente a pequeños comercios y a los pueblos del interior, en la compra de productos básicos que antes eran casi bienes suntuosos para las franjas más desprotegidas de la sociedad.

“En el país hay 3,5 millones de asignaciones que hace un volumen mensual aproximado de 1.000 millones de pesos y de 12 mil millones de pesos anuales. Eso significa el 70 por ciento del presupuesto de todas las universidades nacionales, lo que da una idea de que es una política seria, categórica y contundente”, razona Gortari.

En Misiones estamos en 140.000 asignaciones a niños y jóvenes, englobados en unas 70 mil familias, lo que representa alrededor del 30 por ciento de la población. A partir de que el beneficio se extendió a las embarazadas pensamos que también un 30 por ciento de las embarazadas son beneficiarias. Así, estamos hablando de 150 mil asignaciones en Misiones y eso también da un número cercano a los 40 millones de pesos mensuales, que hacen un total anual de 500 millones de pesos. Eso es exactamente el doble del presupuesto que tiene la Universidad Nacional de Misiones, es un número fuerte, lo que habla de que la pobreza estructural en las regiones del Noa y del Nea es más fuerte que el promedio nacional».

 

Impactos

Desde el ámbito educativo, Gortari sostiene que el primer impacto en el mediano plazo se sentirá en la educación y en la calidad educativa. “Tenemos una estadística del año pasado y había una deserción del orden del 30 por ciento en la primaria, del 60 por ciento en la secundaria y del 80 por ciento en la universidad. La AUH apunta a reducir esa deserción y automáticamente una vez que se reduce, lo que estamos logrando es una sociedad más preparada, más calificada, con valores distintos en el sentido de sentirse más iguales en una sociedad más democrática y mejor preparada. Con conocimiento y  tecnología, la calificación pasa a tener un lugar central en el trabajo y la producción”.

El impacto ya comienza a hacerse sentir incluso en la Universidad a través de la terminalidad de la escuela secundaria. “Unos destinatarios como novedad en esta política son los pueblos originarios que antes nunca habían sido sujetos de política sociales. Hace unos días tuvimos una reunión en el Cuñá Pirú con la comunidad, porque tenemos a once estudiantes Mbya. Ya nos anticiparon que son bastante más los que están terminando el secundario y que habría como 40 con intenciones de seguir en la universidad. Ese fenómeno lo vamos a tener en poblaciones y en niveles de familias y habitantes que antes ni se les ocurría pensar en llegar a la universidad. Y lo mismo va a ocurrir con la idea de generar escuelas secundarias en todos los municipios.

“Eso es muy bueno porque viene acompañando el proceso y seguramente así como hay más terminalidad en el secundario seguramente va a haber más en la primaria y eso va a ir demandando servicios educativos en escalas ascendentes”.

“Hay que preparar las universidades, y aunque que no estamos muy bien, estamos trabajando sobre eso. Un factor crítico de la deserción en la universidad es la masividad del primer año y todos tratamos de que no se vaya nadie pero sabemos que pasa el primer semestre y el 50 por ciento ya se fue. Se van por múltiples factores pero uno de ellos es sin duda la incapacidad académica de atender a cursos masivos y la imposibilidad de darle un seguimiento personal a ese estudiante que tiene que sortear un montón de dificultades personales, sociales y culturales para ingresar al mundo universitario”.

 

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