Gervasio Malagrida, el eslabón perdido

A poco de compartir escenario con los uruguayos de No Te Va Gustar, en lo que promete ser uno de los shows más calientes de la ya no tan flaca temporada rockera posadeña, el músico-productor-publicista se relaja debajo de un mango y se muestra tal como es. 

 

Gervasio es uno de esos tipos difíciles de clasificar. En general, los artistas que resaltan se convierten en blanco fácil tanto de las críticas desmedidas como de las alabanzas gratuitas. En algún lugar un periodista que escribe para la Rolling Stone habló de él y dijo: “Gervasio Malagrida, demasiado rockero para ser pop, demasiado pop para ser rockero”.

Creo que esa es la característica del Litoral, de toda la región guaraní. Todavía no se sabe bien cuál es el resultado cultural de la ecuación social de esta región. Somos como el eslabón perdido de Latinoamérica. Todo está en formación, y eso se refleja también en la música. Parte de la base del rescatar la cultura de uno, y todo eso a veces confunde, porque no es cuestión de ser rock o ser pop.

 

Siempre te consideraste un rockero.

Eso fue parte de la aventura adolescente (y no tanto) de Dr. No, y eso de ser una especie Mick Jagger gordo no puede ser otra cosa que una teatralización de esos años. Pero una búsqueda real tiene que ser más profunda y no responde a solamente un género, sino a una actitud más global de búsqueda. Me puedo definir como rockero, y soy un rockero, pero el estilo y la temática pueden variar mucho.

 

Hablamos de una cuestión más profunda que la mera fusión de géneros y estilos.

En todo caso yo hablaría de una in-fusión. Fusión suena a esos flacos virtuosos que se tocan todo, lo mío a veces pasa sólo por una simple canción. Tengo temas de un minuto y medio, mini temas. Son sólo pequeñas historias. Yo más que ser un buen músico, tal vez tenga la virtud de ser amigo de grandes músicos y productores que logran que suenen más o menos bien mis canciones. Pero me considero más un cuentista animado, historias breves como las que escribíamos hace muchos años, cuentos contundentes de una carilla. Bueno, yo puedo contar ese tipo de historias con mis canciones. Historias que le gustan a la gente y que están bien grabadas, canciones cuyo único problema es que las canto yo.

 

Rock, pop, folklore, en todos los géneros es fácil esconderse detrás de la bandera de la independencia para camuflar ciertas dosis de precariedad. Gervasio es uno de los artistas locales que ya hace tiempo comprendió que el ser independiente no está peleado con ser profesional.

Creo que todo aquél que se concentra en un objetivo, a la larga o a la corta lo alcanza. Es todo un desafío ver cómo se hace realidad el sueño de un artista. Uno al que no se le mete acción, al rato se convierte en una pesadilla; o peor aún, en un sueño aburrido. Con Dr. No tuvimos épocas de conciertos para 17 personas, pero después de un año duro de trabajo, con disco nuevo y con más producción, metimos dos mil personas nuevamente. El trabajo y el esfuerzo se notan. Si creés que podés derrumbar esa pared, en algún momento va a pasar. El tema es mantener el profesionalismo.

 

Posadas tiene un grupo de músicos, tanto en el floklore como en ese “rock&pop” litoraleño, que están en ese pre-mainstream, una especie de Nacional B del profesionalismo. Se manejan sponsors. Los anunciantes independientes son la pareja ideal del músico independiente. Este año salimos de gira con el seguro y parte del combustible sponsoreado. Eso te permite tener mayor autonomía de salir a tocar.

 

“Posadas está muy lejos de los grandes centros”, ése es un buen pretexto para no arriesgar mucho.

Meterle profesionalismo tiene que ver con tratar de entender por dónde va la mano, y eso parte del conocimiento. Antes no estaba al alcance de todos, pero hoy en Internet hay tutoriales de todo, podés aprender cómo grabar, y que quede bien, una guitarra, o cómo se microfonea un instrumento. Hoy grabar bien está al alcance de cualquiera. Ser profesional está en las ganas de serlo.

 

Asunción es la capital más cercana, y está mucho más accesible que Buenos Aires.

Seguro, y creo que hay que mirar más para ese lado. Nosotros grabamos todas las bases del disco nuevo en los estudios Circo Beat, de Fito Páez, y los arreglos de guitarras y voces en Limbo Py, de Asunción, el estudio de Mike Cardozo, productor y guitarrista de La Secreta, una de las bandas de mayor producción de Paraguay.

 

El rock paraguayo está como el rock argentino en los 80`s, en ebullición. Hay buenos artistas, hay producción y hay tecnología. Paraguay se está despertando a la luz de una primavera democrática importante. Allí vuelve otra vez eso de cómo repercute la ecuación social en mercado de la música. Hablamos de una raza de músicos.

 

Como cualquier mortal, deben haber cuentas pendientes…

La luz, el agua, las cuentas que debe tener todo ser humano. Lo demás es sólo el resultado de cómo se hagan las cosas. No engañarse con que por un tema que pegue vas a ir a tocar al Madison Square Garden.

 

Pero metiste un tema en una telenovela y te subió el rating.

Sí, pero eso sirvió para entrar gratis a los boliches. Yo quiero tocar en el Madison, pero para eso hay que tener 50 clásicos. El error es estar en el sueño equivocado, en ningún lugar, salvo en el diccionario, “éxito” está antes que “trabajo”.

 

Alguna vez jugaste a ser un rockstar.

Eso es sólo un juego. Rockstar eran los heavy de los 80s, esos con el pelo esponjado y que usaban calzas. Un chiste. Rockstar es Calamaro, y lo único que pude hacer con él además de tocar, fue venderle un equipo, pero el loco no sabía ni siquiera que estaba en Posadas. Facturan demasiado, aviones privados. No sé qué tan bueno está el no saber dónde estoy. ¿León Gieco es un rockstar? ¿Mollo es un rockstar?, lo único que tiene de “star” es estar con la Oreiro, Alfredo Casero tampoco. Hablo de músicos que todo su éxito lo tienen basado en el trabajo, y el trabajo en equipo, que es lo más difícil.

 

En unas semanas le abrís el show a Miguel Mateos, suena a sueño hecho realidad.

Miguel Mateos es un ídolo de toda mi vida. En el 85, en el Mitre fue mi primer concierto, y ese día entendí que quería estar en el mundo de la música, en el rock. Y nunca voy a ser Miguel Mateos, sólo le haré de soporte, pero todo ese tiempo que pasó desde esa primera vez, pensé que esto podía suceder.

 

Por Marcelo Luketti

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas