La causa por la tragedia aérea de Fray Bentos se encamina al juicio

La Cámara Federal porteña rechazó la prescripción de la investigación del accidente del avión de Austral ocurrido el 10 de octubre de 1997 en la localidad uruguaya de Fray Bentos, y que causó la muerte de 74 personas. 

La Sala I de la Cámara decidió rechazar la prescripción en planteos de tres de los 27 procesados, los ex directivos de Austral, Ángel Sanchis Herrero, Gabriel Pérez Junqueira y Fernando Mayorga, quienes alegaron haber sido indagados en el 2001 por un delito distinto al que finalmente se los procesó.

Según el fallo, la Cámara confirmó que la causa debe seguir abierta y realizarse el juicio oral a pesar de que pasaron muchos años por «tratarse de un expediente complejo, donde se investiga el motivo y las responsabilidades a asignar, respecto de los decesos ocurridos en el accidente aéreo producido por el advenimiento a tierra de la aeronave de la línea aérea Asutral».

Por su parte, el juez Martínez de Giorgi ya dio por cerrada la investigación respecto de 27 procesados y dio vista a las partes para enviar la causa a juicio oral por el delito de estrago doloso.

Entre los acusados figuran los ex directivos de Austral Manuel Angel Morán, Mario Sruber, Walter Antonio Hayas, Mario Daniel Cardoni, Fernando José, Francisco Mayorga, Angel Rafael Sanchis Herrero y Francisco Javier Monzón, entre otros.

El 10 de octubre de 1997 un avión de Austral que partió de Posadas se estrelló a 1.100 kilómetros por hora contra la tierra ablandada por la lluvia de la Localidad de Fray Bentos, Uruguay, dejando un cráter de quince metros de diámetro y siete de profundidad que se convirtió en la fosa común de los 69 pasajeros y 5 tripulantes. Fue la mayor tragedia en la historia de la aviación aerocomercial Argentina.

El 10 de octubre de 1997 el avión DC 9 de Austral cayó a tierra y murieron sus 69 pasajeros y cinco tripulantes, en un accidente que según la Justicia se debió a fallas a la hora de acondicionar y controlar la aeronave, que despegó en pleno proceso de recambio de aviones de la entonces empresa privatizada y estaba destinada al desguace. Había salido de Posadas y se dirigía a Buenos Aires.

Entre los procesados que serán juzgados están los entonces integrantes del directorio de Austral y quienes tenían cargos jerárquicos en otras áreas de la empresa, funcionarios militares de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad, de la comisión asesora de licencias y del Comando de Regiones Aéreas.

El avión, que iba de Posadas a Buenos Aires, debió desviar su recorrido a través de Fray Bentos para eludir una tormenta. De acuerdo a la desgrabación de la caja negra, el indicador de velocidad comenzó a bajar a un valor que resultaba peligroso a esa altura, por lo que los pilotos aumentaron la potencia de los motores. Dado que el indicador de velocidad seguía bajando, el piloto contactó a torre de control en Ezeiza para que le autorizara el descenso. Al no recibir respuesta en tres intentos, decidió, tal como lo habían entrenado, desplegar los slats3 para no perder sustentación. Sin embargo, al hacerlo uno de ellos se desprendió casi instantáneamente, causando una asimetría en las alas que provocó que el avión hiciera un trompo y cayera en picada en cuestión de segundos.

De acuerdo a la investigación realizada por las Fuerzas Aéreas argentina y uruguaya, el tubo de Pitot se habría congelado al atravesar una nube y no habrían funcionado ni los mecanismos de descongelamiento ni la alarma que previene de la situación (grave irregularidad en el mantenimiento de la aeronave que llevó a múltiples cuestionamientos a la administración de la aviación civil argentina, por parte de la Fuerza Aérea Argentina). Al desplegar los slats, uno de estos se desprendió dado que mientras el indicador de velocidad marcaba una velocidad en descenso, en realidad los pilotos habían subido la potencia hasta llegar a los 1100 km/h, muy por arriba de la velocidad de crucero de este tipo de avión. En plena caída, la grabadora de datos registró un aumento de velocidad de 300 a 800 km/h en tres segundos, lo cual solo puede indicar un repentino descongelamiento del tubo de Pitot. Se estima que el avión cayó perpendicularmente a una velocidad de 1200 km/h, dejando un cráter de 70 metros de largo y 10 de profundidad.

 

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