Que los videojuegos vez son cada menos cosa de niños y que los adultos se han convertido en los principales consumidores, es una verdad cada vez más evidente; pero que, además se puedan convertir en una fuente laboral, sólo puede ocurrir en este nuevo modelo de país.
Desde hace ya algunos años los locales con multitud de niños (y no tan niños) metiéndoles monedas a las máquinas de videojuegos se ha convertido en una imagen del pasado, y eso poco tiene que ver con que los videogames hayan pasado de moda, sólo se cambiaron de lugar. La proliferación de cibers, sumada a la baja en los precios de las PC y la posibilidad de contar con una conexión de Internet “decente” en las casas, y más recientemente con los celulares de última generación, ha desbancado a los populares Sacoa y demás locales específicos. Pero más allá del lugar donde se los juegue, los videogames son cada vez más populares.
En Argentina, hay una industria dedicada exclusivamente a este negocio: desarrolla videojuegos completos y viene creciendo a paso firme pero casi invisible, ya que el 95% de lo producido se exporta, principalmente a Estados Unidos, Europa y Asia. «La industria de los videojuegos en el país crece muy fuerte desde 2004, y estamos seguros que aún no llegó a su pico máximo de crecimiento exponencial», asegura Miguel Martín, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Videojuegos Argentina (Adva). Los números lo respaldan: se estima que hay 65 empresas en el rubro, que tienen una facturación anual aproximada de u$s 50 millones y emplean a más de 2.000 personas, entre diseñadores, artistas, ilustradores, programadores, ingenieros, guionistas, testers (prueban los videojuegos y buscan errores) y músicos, la mayoría de 27 años de edad promedio.
El boom terminó de consolidarse hace dos años, con la aparición de nuevas formas de distribución: smartphones, redes sociales y otros sistemas digitales abrieron nuevas puertas y ampliaron los formatos disponibles. Uno de los ejemplos más populares es Hyper Puncho-box, un juego de box para el iPhone.
Ava 32-33, el videojuego made in Apóstoles
