Remedios para exportar

Escribe Juan Carlos Argüello, jefe de Redacción de Misiones On Line 

 

Hace diez años hubiera sido inimaginable. Argentina estaba hundida en un caos y encontrar la salida parecía una quimera. Hoy, en cambio, la crisis la padecen otros países y el modelo aplicado para la recuperación argentina, es tomado como ejemplo por las jaqueadas potencias. “Todos deberíamos tomar la lección de la victoria que tuvo Cristina en su país, y tomarla como ejemplo”, dijo en tono de broma Barack Obama. Pero su mensaje encierra mucho más que un tono coloquial: realmente el modelo argentino puede enseñar cosas al mundo.

El discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Grupo de los 20 en Cannes, fue contundente: “Estoy proponiendo volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo. Esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie”.

Después de que varios representantes de los países del “Primer Mundo” explicaran sus recetas sobre cómo controlar el gasto de los países endeudados, la mandataria argentina explicó que regular el gasto lo único que hace es achatar el consumo, la base misma del sistema capitalista. “Si uno ha probado ya durante tres años determinadas medicinas y con determinados médicos y el enfermo se agrava cada vez más, ¿No será que habrá que cambiar de médico y de medicina e intentar otro tratamiento?”, se preguntó.

Es que mientras las viejas recetas insisten con el ajuste e inyectan miles de millones de dólares al mercado financiero para evitar el default de varios países endeudados muy por encima de su posibilidad de pago, en la Argentina se estimula el consumo. De esa y no de otra manera, se salió de la crisis de 2001, con la recuperación del empleo y la caída de la pobreza como principales consecuencias.

Lo que padece hoy Grecia es lo mismo que sufrió Argentina a finales de los 90 y durante los primeros meses del Gobierno de De la Rúa. El préstamo que recibe ahora, a cambio de más ajuste en el gasto, es idéntico al blindaje que promocionó el radical antes de irse en helicóptero. El mandatario griego Yorgos Papandréu quedó acorralado por animarse a cuestionar el nuevo plan de ajuste y tuvo que negociar un acuerdo con la oposición para mantenerse en el cargo. Cualquier semejanza con el inicio del fin de De la Rúa, no es pura coincidencia.

La permanente apuesta a las recetas originadas en el Fondo Monetario Internacional y las oficinas de Wall Street no ha hecho más que repetir ciclos con finales cantados. En la Argentina, Domingo Cavallo pontificaba sobre los efectos positivos del derrame de los mercados. El final fue la eclosión, millones en la pobreza y el país en cesación de pagos. Lo mismo sucede en Grecia y hacia lo mismo van encaminados varios países de Europa. Estados Unidos tuvo que aumentar su límite constitucional de endeudamiento para evitar el default. Sin embargo, insisten con las aspirinas y las corporaciones ganan fortunas prestando a tasas usurarias que paga el ciudadano. Los piqueteros de antes, los indignados de hoy.

“Ustedes piensen no en términos de 2 ó 3 años, piensen en términos de la evolución histórica de la humanidad, lo que ha pasado cada vez que el pueblo no ha podido comer. Y lo digo acá en Francia, cuna de la Revolución Francesa: cambian los sistemas. No estoy anunciando el fin de ningún sistema. Simplemente estoy viendo mirar con perspectiva histórica y con perspectiva de liderazgo histórico y ver que es necesario hacer un cambio en serio. No nos equivoquemos y sepan que si esto se profundiza, van a empezar a cuestionarse las democracias y las formas políticas actuales”, advirtió la Presidenta argentina.

El propio Obama resaltó las palabras de la Presidenta y la pasión puesta en sus discursos. Después del encuentro bilateral, a solas, reveló que “hablamos de la agenda futura de esa Cumbre que incluiría temas de cómo aumentar la prosperidad de nuestros pueblos, cómo aumentar las posibilidades de oportunidad y de empleo”. Bien haría el demócrata en torcer un poco el rumbo que está tomando su gobierno.

En Argentina, en tanto, se tomaron dos decisiones que generaron mucho ruido en los mercados, pero que tienen un mínimo impacto en la gran mayoría de los argentinos, que no compra dólares ni puede ahorrar grandes sumas como para especular con esa moneda.

La primera es la obligatoriedad del ingreso y negociación en el mercado de cambios de la totalidad de las divisas provenientes de operaciones de exportación por parte de empresas productoras de petróleos crudos o de sus derivados, gas natural y gases licuados y de empresas que tengan por objeto el desarrollo de emprendimientos mineros. Esos activos, generados en el país, se giraban a las casas matrices en lugar de ser reinvertidos aquí. La segunda, y que más preocupación generó en el sistema financiero, fue la decisión de controlar quién y para qué compra dólares. Es una realidad que el Estado necesita recursos para sostener la inversión y la expansión del consumo y la fuga de divisas se convirtió casi en incontrolable en el mes que coincidió con las elecciones: del pico de 52.600 millones de dólares a febrero del 2011, las reservas actuales rondan los 47.800 millones de dólares. Mucha de esa fuga se explica por la fuerte demanda de dólares de pequeños y medianos inversores, además de los giros al exterior. Pero en ellos, hay mucho de especulación o de bicicleta cambiaria.

Posadas lo vive a diario con cientos de paraguayos que hacen cola para comprar dólares baratos y volcarlos en el vecino país a un precio más elevado. Se estima que compran entre 250 y 350 mil dólares diarios. Es dinero que gira, pero no se invierte. “Los controles no cambian nada. Solo influyen en el precio del dólar negro, que ya subió a 4,60 pesos”; explicó un operador de la city posadeña, quien agregó otro dato que contrasta con la psicosis por la compra de dólares: rinde más ahorrar en pesos que en la moneda extranjera, que además, ha perdido claramente su respaldo como moneda internacional.

De todos modos, los controles no deberían preocupar a quienes tienen sus cuentas en orden, sino a quienes no pueden justificar sus ingresos.

Le pasó a la diva Susana Giménez, quien se quejó porque no le dejaron comprar sus dólares. Pero el sistema de la Afip reveló que Su declaraba apenas 50 mil pesos de ingresos por año, pero ya lleva comprados mas de 2 millones de dólares. Es que la conductora maneja su dinero a través de una SRL y por medio de la empresa cobra el contrato con Telefe. El tema es que no compra los dólares a través de la empresa porque tendría que pagar más impuestos.

La otra gran decisión, reclamada por diversos sectores desde antes de las elecciones, fue la eliminación de los subsidios para grandes sectores de la economía, como la electricidad, el gas y la telefonía celular. El Estado pagaba parte de los costos de las empresas como mecanismo de salida de la crisis -e incluso antes-. Pero los tiempos han cambiado y hoy el consumo no justifica seguir sosteniendo bajos costos para las empresas. La quita de subsidios implicará un ahorro de 600 millones de pesos al año para el Estado y apunta esencialmente a buscar un poco de equidad: la mayor parte de la torta se reparte entre Buenos Aires y dos o tres provincias más, con el equivalente a toda la coparticipación que reciben las provincias del norte, reveló el gobernador Maurice Closs. Así, un porteño paga la luz o el gas a una irrisoria suma de 30 pesos, mientras que en Misiones, esos costos se duplican o triplican por el mismo consumo.

Si el ahorro que alcanzará el Estado se vuelca a infraestructura para el interior, como la financiación del gasoducto, habrá un poco más de equidad en el reparto de la torta. El recorte de los subsidios ya se sintió, por cuestiones estacionales, en la electricidad, pero el Estado misionero absorbió parte de la suba.

Closs también alertó sobre una especie de especulación que se está dando en la provincia, generada por el buen tiempo que vive el agro. Hay productores que tercerizan la producción de sus chacras y viven de eso. “Pero no significa que deba dejar de trabajar. Al contrario, hay que trabajar  para garantizar un resultado y darle más fuerte a la ganadería, la horticultura o al desarrollo de un nuevo producto. Porque sino, dentro de unos años, vamos a estar en la cómoda y nos  vamos a dar cuenta que perdimos la oportunidad de un país en crecimiento, de un Gobierno nacional que mira al Agro, de un Gobierno provincial que muestra a las claras que mira al Agro, que asigna los recursos”, cuestionó Closs.

Así como en la Nación, aquí también se han volcado millones de pesos a la economía real, para reactivarla o acompañar su crecimiento. Pero ese esfuerzo, muchas veces no es acompañado siquiera por los principales beneficiarios. Por eso, tal como se anticipó en esta columna el 16 de octubre, se decidió revisar la política impositiva para el sector turístico de Iguazú. Los empresarios no tributaban Ingresos Brutos, lo cuál, en su momento significó un incentivo para la inversión y el desarrollo. Pero hoy, con el destino consolidado y a un paso de ser una de las nuevas siete maravillas del mundo, no se percibe un compromiso empresario con el desarrollo de la ciudad y de la actividad turística que sí tiene el Estado. Por eso, como no derraman, será el Estado el que recupere recursos de sus ganancias y por eso, deberán volver a tributar uno por ciento de Ingresos Brutos, siempre y cuándo estén al día con Rentas. Sino, el gravamen será de 1,5.

 

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