Mañana su hijo Sebastián estaría cumpliendo sus juveniles 21 años de edad. «Pero no estará, porque el 16 de enero de 2010 el río se lo llevó, junto a otros siete deportistas que participaban del 80º Cruce a Nado del Paraná», recuerda el papá.
Ya pasó un año y medio desde que sucediera esa tragedia, que pudo haberse evitado y por ello NO FUÉ ACCIDENTE. Fue la concurrencia de una serie de irresponsabilidades de distintas personas que debían haber actuado, pero no lo hicieron. La autoridad que tenía la última palabra para decidir sobre la realización del evento, no tuvo en cuenta para nada que ponía en riesgo la vida de los participantes, priorizando otros valores mucho menos importantes, como el que era un día sábado y su personal debía tener la tarde libre, o que ese personal debía mantener limpio y seco su uniforme de calle (porque a ojos-vista no estaba equipado para actuar), etc., a pesar de contar con medios suficientes para prevenir que el hecho no sucediera.
Con asombro vimos cómo, luego de dieciocho meses, la justicia (tanto provincial como federal) no logró (o no quiso) determinar responsabilidades.
También vimos cómo los que administran dichas justicias emiten sus dictámenes o fallos (o como se llamen) prácticamente sin investigar ni informarse suficientemente, introduciendo errores, como:
1.- EL HECHO OCURRIÓ EN JURISDICCIÓN PARAGUAYA.
La mayoría de los nadadores puede nadar a una velocidad de casi 60 metros por minuto (los campeones lo hacen a más de 100). Entre los 10 y 15 minutos después de partir, cuando se estima ocurrió el hecho, podrían haber estado a aproximadamente 600 metros (o más) de la costa paraguaya. ¿A qué distancia de dicha costa se encuentra el límite jurisdiccional? ¿Es una delgada línea, o tiene el ancho del canal o de la parte más profunda del río? Sobre el puente internacional está marcado el límite entre ambos países: ¿hay 600 metros desde esa marca hasta la orilla paraguaya del río?
2.- FALLECIERON SIETE DEPORTISTAS.
La Señora fiscal del Juzgado Federal emitió un dictamen sin enterarse de que eran ocho. Sobre ese dictamen el Sr. Juez Federal se basó para rechazar la causa.-
3.- LAS BARCAZAS SUCCIONARON A LOS DEPORTISTAS.
Las barcazas no tienen motor, ni hélices, ni turbinas, ni nada que pueda succionar. Estaban amarradas a una boya fija situada en medio de la corriente del río, que en ese lugar (el río, según el lugar donde se realice la medición, tiene distintas velocidades, incluso negativas) alcanzaba una velocidad de 16 Km/h (medida con GPS el día 16 de enero de 2010). Dicha velocidad es muy superior a la de cualquier nadador. Los deportistas fueron arrastrados por esa corriente y presionados por la misma a meterse debajo de dichas barcazas.
4.- LAS BARCAZAS COLISIONARON Y ZOZOBRARON.
La única colisión que hubo fue la de nadadores, acompañantes (piragüeros) y socorristas (moto de agua) contra las barcazas, arrastrados por la fuerte corriente. Las barcazas nunca zozobraron.
5.- UN FUERTE VIENTO DEL SUR EMPUJÓ A LOS DEPORTISTAS HACIA LAS BARCAZAS.-
El viento de ese día empezó del NORESTE y fue haciéndose más fuerte francamente del NORTE. No hubo vientos del sur.
Se dijo por todos los medios que la causa pasó nuevamente al juzgado federal. ¿Está realmente en dicho juzgado? No lo sabemos.
Confiamos en que la justicia se informará suficientemente, dejará de hacer pases inútiles e investigará y emitirá su sentencia prontamente.
Mientras tanto, su madre Ana María, su hermano Nicolás Alejandro y yo, no hallamos consuelo a la tristeza que nos causa la ausencia de un ser tan querido y recordado, especialmente en esta fecha.
Enrique Francisco Ruzecki
