Productores no quieren controles pero siguen empleando a menores

Recientes fiscalizaciones realizadas en yerbales de la zona Sur de Misiones detectaron altos niveles de trabajo en negro, condiciones precarias de vida en campamentos y la presencia de niños. Productores quieren que el Estado no controle. Desde la Provincia consideraron que no se observa “el menor compromiso” por mejorar la situación de los tareferos.

Mientras que un grupo de productores yerbateros y dirigentes se quejan públicamente por entender que autoridades nacionales y provinciales los someten a controles laborales demasiado estrictos y no dudan en amenazar con medidas extremas como cortes de rutas y paro de cosecha; datos surgidos de recientes operativos llevados a cabo en yerbales de Misiones revelan que en ese sector hay muy altos índices de irregularidades laborales graves, como trabajo infantil y no registrado y que además los campamentos no ofrecen las más mínimas condiciones de vida a los tareferos.

Los datos que surgen de las fiscalizaciones son contundentes,  según indicó José Poteralla, Director Regional de la Afip, se realizaron en la presente cosecha 70 inspecciones y solamente en dos de los establecimientos controlados, no se detectaron irregularidades graves.

De su lado, el subsecretario de Trabajo de la Provincia, Juan Carlos Agulla, detalló que en el último operativo, realizado del 26 al 28 de julio en Apóstoles, San José y Concepción de la Sierra, se fiscalizaron once establecimientos, en todos ellos se detectaron irregularidades, se relevaron 98 trabajadores, 67 de los cuales no estaban registrados.

En ese procedimiento se hallaron con menores trabajando, algunos de ellos niños, y campamentos que ofrecían pésimas condiciones de vida.

 

Controles ¿excesivos?

Uno de los argumentos de la protesta que llevan adelante los productores que reclaman la “flexibilización” de la fiscalización, es que la Comisión Nacional de Trabajo Agrario exige mejoras en los campamentos que requerirían inversiones imposibles de costear para el sector.

En ese sentido Agulla aclaró que antes de la cosecha habían acordado con los yerbateros llevar adelante una mejora progresiva, que contemple las posibilidades reales del sector.

En ese marco, se establecieron requisitos más flexibles que los que establece la Comisión Nacional de Trabajo Agrario. “No les estamos exigiendo que construyan casas de material para los tareferos, les pedimos que en vez de   cubiertas de plástico negro, pongan carpas de lona; que en vez de hacer dormir a los trabajadores en el suelo, pongan catres; que hayan mesas y bancos; que se instalen letrinas y que se les suministre agua potable, aunque sea en bidones”, explicó Agulla.

El resultado observado en los relevamientos realizados hasta ahora es que casi no se aplicaron ninguna de estas mejoras, aunque no representaban una inversión considerable para los empleadores. “Nos encontramos con familias completas viviendo semanas enteras en los yerbales en condiciones totalmente precarias”, relató.

 

¿Cuestión de precios?

A la hora de justificar su pedido por ser exceptuados de los controles de Trabajo, los productores argumentan que los precios actuales de la hoja verde no permiten ofrecer mejoras en las deplorables condiciones laborales que someten a sus tareferos.

En esa tesitura se manifestó una de las abanderadas de este reclamo, la ex diputada radical y vicepresidenta de la Federación Agraria, filial Misiones, Clarisa Igoa. De su lado, el productor de yerba y dirigente Alberto Andruszyszyn expresó que “el productor quiere tener todo en blanco pero no puede por el bajo precio, venimos pidiendo que nos eleven el precio porque 90 centavos no cierran”, advirtió.

En ese sentido, Agulla consideró que la cuestión de los precios no guarda una relación directa y automática con los incumplimientos detectados en las condiciones laborales. Argumentó que en la zona Sur, donde se pagan los precios más altos por kilo de hoja verde, se hallaron incumplimientos tan o más graves que en el resto de la provincia, mientras que en la zona Norte, donde tradicionalmente se paga menos por la yerba, se hallaron establecimientos que lograron avances en la mejora de las condiciones laborales.

Para Agulla, quienes protestan en contra de los controles de trabajo “están defendiendo situaciones ilegales, de extrema precariedad”.

“El que no blanquea a su tarefero es porque no quiere”

El intendente de Andresito, Bruno Beck, aseguró que “en mi localidad se está blanqueando al tarefero, los que no los hacen, en las demás localidades es porque no quieren. Cuestionó a los productores que se manifestaron en contra de las inspecciones de la Afip”.

El jefe comunal dijo que «no está en discusión el blanqueo del personal. Puede ser que no les alcance a algunos productores pero en Andresito se está pagando un peso el kilogramo de hoja verde. Al haber faltante de yerba sube el precio de la hoja verde. Y eso es bueno para el productor. También hay que decir que el productor tampoco es sincero».

“Lo que pasa es que siempre queremos ganar más. Y, la equidad que pregona el gobierno nacional, a veces no se cumple en práctica, pero también es cierto que uno tiene que evaluar de qué zona estamos hablando. En el caso de Andresito hay mucha producción yerbatera. Los yerbales son un poco más jóvenes que en otras localidades y, por supuesto tienen mejores rindes. Por eso un peso le hace subir los valores al productor en Andresito pero no así  aquel que tiene una producción menor, por ejemplo en la zona de Eldorado y, ahí, seguramente con un peso no le rinde”, consideró.

Beck dijo que “es cierto que hay una realidad pero tenemos que entender que debemos buscarle una solución entre todos a este tema del blanqueo, porque no se puede seguir haciéndonos los desentendidos y que el personal siga estando en negro”.

Reconoció que muchos empresarios yerbateros tratan muy mal al tarefero. «Hay un problema cultural  que viene de hace mucho tiempo y debemos cambiar. A eso apunta la legislación actual donde se está buscando que el tarefero, por ejemplo no tenga que levantar el raído como antes, como así también el traslado de la hoja verde al camión que antes se hacía al hombro y hoy se está tratando que se hagan en carros especiales. Deberíamos copiar lo que hace en Corrientes la empresa más importante de yerba, donde el raído no tiene más de 50 kilogramos, lo que permite que dos personas lo levanten sin ningún tipo de problemas; lo que pasa que eso significa tener más ponchada. Por eso se debe buscar la vuelta y lograr que el tarefero esté en mejores condiciones laborales».

Beck no coincide en lo que plantean la mayoría de los cuadrilleros de la zona de Eldorado y San Pedro quienes aseguran que no les cierran los números para mejorar la situación laboral de los tareferos. «Yo los invito a que vengan a Andresito y verán in situ que los cuadrilleros de esta zona al mismo precio que perciben por hoja verde pudieron adquirir camiones Ford 350 y van mejorando la situación del tarefero. Lo que pasa es que no quieren invertir. Hay una realidad todos los colonos dependen de los cuadrilleros para cosechar la yerba. Lo que antes hacía el dueño de la chacra ahora lo hacen los cuadrilleros”.

 

 

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