"Hoy puede demorarse la muerte por tiempo impensado".
El doctor Ricardo Cacciaguerra, de Córdoba, a punto de especializarse en Bioética, habló de la vida y la muerte en una unidad de terapia intensiva. Dijo que el progreso a partir de la tecnología ha creado la tecnociencia, es decir puesto a disposición de los terapistas una serie de aparatos y equipos en terapia intensiva, para prolongar la vida de un paciente crítico. Comparó la figura con el Ratón Mickey, cuando en una película quiso ser aprendiz de brujo y quedó sólo con los hechizos en una cueva, en un juego que lo puso muy contento. El médico cordobés dijo “con el avance de la tecnociencia los médicos terapistas nos parecemos al ratón Mickey de la película”.
Asistentes a la exposición del médico cordobés en el congreso forense en Posadas.
El doctor Ricardo Cacciaguerra, de Córdoba, a punto de especializarse en Bioética, habló de la vida y la muerte en una unidad de terapia intensiva.
Dijo que el progreso a partir de la tecnología ha creado la tecnociencia, es decir puesto a disposición de los terapistas una serie de aparatos y equipos en terapia intensiva, para prolongar la vida de un paciente crítico. Comparó la figura con el Ratón Mickey, cuando en una película quiso ser aprendiz de brujo y quedó sólo con los hechizos en una cueva, en un juego que lo puso muy contento. El médico cordobés dijo «con el avance de la tecnociencia los médicos terapistas nos parecemos al ratón Mickey de la película».
La criatura, dijo el especialista refiriéndose a la ciencia «se rebela contra su propio creador, el hombre moderno, quien inmerso en esa nueva realidad, ciertamente deslumbrado por los logros y objetivos -es la alegría que tenía Mickey – fruto de esa racionalidad científica tecnológica, se resiste a aceptar su propia finitud y entiende que ha llegado su tiempo de dominar íntegramente su mundo circundante, sin limitación alguna».
Entonces mencionó que los médicos de terapia intensiva hoy día cuentan con un respirador, un disfibrilador, la farmacología, todo para sacar de un paro a un paciente, todo esto es tecnociencia hoy día.
El soporte vital
Como ejemplo de tecnociencia está el soporte vital que tenemos en la terapia intensiva que comprende todo procedimiento asistencial, instrumentales, electrónicos, o farmacológicos que sustituyen o apoyan las funciones de órganos o sistemas cuya afectación pone en peligro la vida, dijo el especialista cordobés, en el congreso nacional de médicos forenses que se realizó en Posadas el mes pasado.
Fundamentalmente la mecánica respiratoria han ofrecido cada vez más actuación del médico dentro de terapia intensiva en un paciente, determinado como crítico.
Cuando un paciente entra a un estado de coma prolongado tiene mayor dependencia absoluta de la enfermería y de familiares.
Puso al soporte vital como mejor ejemplo de tecnociencia para los médicos en la sala de terapia intensiva, que comprende todo procedimiento asistencial, instrumentales, electrónicos, o farmacológicos que sustituyen o apoyan las funciones de órganos o sistemas cuya afectación pone en peligro la vida.
El soporte vital tiene tres característica que pueden ser terapéutico, que sustituye la función de un órgano, por ejemplo la diálisis renal; de diagnóstica, registra y monitorea funciones como el electrocardiogramas, entre otros,
“El soporte vital se retira cuando no hay respuesta al tratamiento fijado, por ejemplo el estado vegetativo permanente, pero que a veces nos da una sorpresita”, agregó el doctor Cacciaguerra.
“Demorar la muerte”
Cacciaguerra citó a Carlos Gherardi, médico muchos años en la terapia intensiva, jefe de la terapia intensiva del hospital de Clínicas en Buenos Aires, magíster en Bioética, escribió el libro “La vida y la muerte en la terapia intensiva”.
Al respecto decía que los avances tecnológicos van más rápidos que los morales, en medicina eso significa lidiar con situaciones impensadas como la prolongación indefinida por medios mecánicos de la vida de personas sin posibilidad de volver a la normalidad.
El forense cordobés recordó casos famosos como de la estadounidense Karen Quinlan, quien estuvo diez años en estado vegetativo, se le desconectó el respirador y siguió viviendo otros nueve, y actualmente de Gustavo Ceratti, de quien “no sé su diagnóstico pero me parece que está en estado vegetativo permanente o como algunos colegas dicen estado vegetativo persistente, lo que dice Carlos Gherardi persona sin posibilidad de volver a la normalidad, pero hoy puede demorarse la muerte por tiempo impensado, eso es una crueldad”. También dijo que esa alta tecnología que disponen conlleva mayores costos, no siempre posibles de ser soportados por instituciones de salud, también son altos los costos en mantenimiento del paciente con escasa posibilidad de la sobrevida.
