Guiray, el sitio donde la escuela es el motor social de la comunidad

El establecimiento Nº 479 o «la esuela de Fernández Corda» como la conocen en el kilómetro 51 de la ex picada A. J. Pomar busca este año alcanzar la jornada completa para los hijos de tareferos que se forman en el lugar.

La escuela Nº 479 «Ángel Gallardo» de colonia Guiray en San Vicente es un lugar donde la magia de la pedagogía hace que hoy el establecimiento que transita su 51 año de vida sea el motor de todas las actividades culturales, políticas y sociales de la región. Con una matrícula que alcanza casi a los 100 alumnos en los distintos plurigrados por los que rotan cinco maestros permanentes y ocho itinerantes, la meta para este año es lograr poner en  marcha el sistema de jornada completa al menos para el 50 por ciento de los alumnos.

 

Miguel Ángel Fernández Corda es el actual director de la escuela y su gestión ya lleva 20 años. Correntino de nacimiento pero sanvicentino por adopción agasaja a los que visitan el lugar con una sonrisa y amabilidad propia sólo de los que aman lo que hacen. Quizá la tarea de un maestro rural sea esencialmente distinta a la de su colega en la zona urbana pero con la pasión con la que hombres y mujeres como él llegan a las aulas realmente hacen la diferencia.

 

Hoy la escuela que tiene en su haber la puesta en marcha de varios proyectos entre los que se destacan un promisorio yerbal; estanques para la cría de peces; sitios de cría de aves y de conejos y hasta un espacio donde hasta hace poco desarrollaban la cría de carpinchos, tiene el pleno y total apoyo de la comunidad, herramienta clave y motor en donde la retroalimentación es mutual.  

 

 

Hijos de tareferos

 

La picada Guiray se caracteriza por ser esencialmente productora de Yerba Mate, a lo que le siguen el cultivo de té y tabaco; éste último llave de acceso a la cobertura social. El orgullo de los cinco docentes de planta permanente de la escuela 479 y los ocho itinerantes que pertenecen al programa de alternancia de la UGL 4 de Guaraní, es que desde allí y entre las últimas ocho promociones han salido siete chicos que luego fueron abanderados en la EFA de San Vicente o el Instituto de Enseñanza Agrotécnica de la misma localidad.

«Saco pecho por nuestros hijos que son cien por ciento hijos de tareferos de la zona. Acá la escuela es el motor social, particularidad de los establecimientos en la ruralidad, pero se trata de un motor cultural, social o deportivo según lo necesite la comunidad. Es el sueño de cualquier institución que aquí con el tiempo se fue fortaleciendo y hoy es fuerte», confiesa Fernández Corda.

 

 

Despacio escuela

 

Por donde se mire la escuela brilla. No se escucha más que la voz de los docentes y quizá algún travieso Pitogüé que se anima a espiar desde el cerco de la huerta.

El establecimiento Nº 479 o «la esuela de Fernández Corda» como la conocen en el kilómetro 51 de la ex picada A. J. Pomar busca este año contar con el sueño de la jornada completa para los hijos de tareferos que se forman en el lugar.

Suena la campana y los chicos salen a jugar. Lo que se ve es pura armonía y una colorida pelota de vóley que los entretiene.

«Los chicos son tranquilos, respetuosos y de eso se trata un poco lo que estamos haciendo desde hace varios años. Estar en una escuela rural implica que uno o que el colega se involucre y a pesar de que muchas veces hay que remar con más fuerza, de eso se trata nuestra tarea. No se trata de instruirlos a los chicos con conocimiento nada más sino de darle el ABC de la formación para la vida, el alma de la enseñanza», explicó Fernández Corda.

 

La tarea que se realiza en la escuela es variada y al mismo tiempo enriquecedora, ya que los chicos no sólo aprenden de los libros y enciclopedias sino también de los talleres donde conocen el cultivo y la cosecha de la yerba, la cría de peces en tajamanes, el cuidado de aves de corral como también de unos cuantos conejitos que sirven las veces de mascotas del alumnado en general. Al consultarle a los docentes sobre las metas para este año, sin dudas la prioridad es alcanzar la jornada completa para al menos el 50 por ciento de la matrícula. A la fecha se están ajustando los detalles para que los chicos puedan comenzar cuanto antes con este sistema con el que se busca que ingresen a las 8 y retornen a sus hogares a las 17.

 

Lejos del agitado tranco del pueblo, en este establecimiento reina la tranquilidad y las ganas de seguir creciendo y así lo demuestran esos más de 182 días de clases que desde hace varios ciclos lectivos se vienen superando ampliamente. Otro es el orgullo que se suma a los tantos reconocidos por esta comunidad educativa es el que hoy sienten esos padres de familia al llegar a su querida escuela de la mano de sus hijos que aprenderán sus primeras letras en el lugar que los vio crecer.

 

“Aca no hacemos paro porque los chicos no faltan nunca y la escuela no puede cerrar sus puertas” cuenta Fernadez Corda quien agrega que “uno no puede hacerle paro a los chicos”. Cuando se ve su convicción como la de los docentes que lo acompañan, muy bien se podría resumir esta historia con esa frase “desde aquí se hace Patria”, es que sin dudas en la escuela Nº 479 le hacen honor a esas palabras.

 

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