El aborto causa una de cada cuatro muertes de mujeres embarazadas

Las complicaciones por las prácticas clandestinas siguen siendo la primera razón de muerte materna en el país. Los expertos coinciden en la necesidad de legalizar la interrupción voluntaria de la gestación, segura y gratuita.

Se denomina muerte materna al fallecimiento de cualquier mujer durante el embarazo, el parto o el puerperio, es decir,  los 42 días después de terminado el embarazo, sin importar cuánto tiempo duró la gestación. Un terrible flagelo que no es difícil de evitar. Aun así, en la actualidad mueren en nuestro país 55 mujeres por cada 100 mil nacidos vivos, una tasa que tuvo un aumento importante entre 2008 y 2009 por el impacto de las muertes por la Gripe A en las embarazadas y al aumento de las muertes por aborto.

Según un estudio realizado por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la República Argentina, con datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, las tres causas principales de las muertes maternas son: el aborto (26,7%), otras causas obstétricas directas (16,7%) y causas obstétricas indirectas (18,5%), que son las enfermedades preexistentes que se agravan con el embarazo, como la diabetes o la hipertensión.
“La principal causa de mortalidad materna en la Argentina es el aborto”, ratifica el doctor Ariel Karolinski, integrante del Instituto de Efectividad Clínica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y jefe de investigación y docencia del Hospital Durand.La OMS define el aborto inseguro como un procedimiento para terminar un embarazo no deseado, realizado por personas que carecen de habilidades, o en ambientes que no cumplen los cuidados médicos mínimos o ambas condiciones juntas.

En los países desarrollados, las mujeres fallecen principalmente por complicaciones relacionadas con causas obstétricas indirectas, pero en los países en vías de desarrollo, como la Argentina, la situación es inversa. “Las mujeres se mueren más por causas obstétricas directas: mujeres sanas a las que una complicación derivada del embarazo o el parto las lleva a la muerte”, explica la doctora Mariana Romero, investigadora del CEDES y del CONICET. Y las víctimas de esta situación son las mujeres más pobres.

La mortalidad materna no es sólo un problema médico. En este sentido, la ONU incorporó la mortalidad materna al Índice de Desarrollo Humano, básicamente, porque la problemática se ha convertido en un reflejo de la inequidad social, ya que para modificar la tasa de mortalidad deben cambiar de manera estructural muchas condiciones económicas, sociales y sanitarias.

Según estimaciones de los organismos oficiales, en la Argentina se realizan alrededor de 500 mil abortos por año, pero dada su condición de clandestinidad, es imposible tener cifras fehacientes. Esta condición de clandestinidad es, justamente, lo que vuelve peligrosa esta práctica. “Las mujeres no se mueren por un aborto, sino por abortos hechos en condiciones inseguras. Un aborto seguro es menos riesgoso que un embarazo a término”, sostiene Romero, y agrega: “Las mujeres en este país se mueren por las condiciones de clandestinidad, de inseguridad, por no tener el dinero para acceder a un prestador seguro.”

El tratamiento que reciben luego de sufrir una intervención de esta índole puede considerarse un agravante. “Hemos visto que, cuando una mujer llega a un hospital con un aborto incompleto, el equipo de salud no le da el cuidado adecuado. Muchas veces la tratan mal, la estigmatizan, la culpabilizan, y esa mujer termina teniendo una complicación que finalmente pone en riesgo su vida”, declara Romero.
Los números no mienten. De acuerdo con la OMS, en el total de los países en vías de desarrollo, muere una mujer cada ocho minutos debido a complicaciones derivadas de un aborto inseguro. Veinte millones de mujeres en el mundo se someten, por año, a un aborto en condiciones precarias.

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