Adiós León

No solo los 47 años de cruces en el río Paraná lo hacían un personaje a destacar a Eugenio León Seró sino también sus años de docente en la carrera de Educación Física, donde sus ex alumnos lo recuerdan y estiman por lo que supo enseñarles y por la admiración, que no solo despertó en quienes se dedican al deporte sino en quienes lo conocieron fuera del ámbito deportivo o laboral como persona.

Tuve la oportunidad de conocerlo en mi tránsito por la radio de la Universidad de Misiones, donde sin ningún tipo de remuneración, y con el objetivo de aportar su saber a la comunidad León preparaba su columna semanal, impecable por cierto, acerca de algún tema de deporte que implique una rigurosa investigación sobre beneficios de la actividad física.

Así también despertaba admiración por su constancia en la realización de deportes, su metódica rutina de trabajo, era un clásico verlo trotar por la avenida Urquiza o ir en bicicleta rumbo al campus Jorge Kemerer donde dictaba clases.
León, será recordado por su generosidad para compartir su sabiduría y aportar desde su lugar lo mejor para que la sociedad pueda entender que la realización de alguna actividad física trae aparejado una mejoría en la calidad de vida, y fue su estado físico el que lo ayudó a vencer a un cáncer de colon, que hace unos años atrás amenazaba con su vida.
Y a meses de haber pasado por ese trance, Seró cruzó el Paraná, es por ello que comprendo su pasión y entiendo que hay que recordarlo así como un hombre que despertaba admiración porque no solo decía y recomendaba lo que había que hacer en la materia que conocía, porque lo había estudiado y se perfeccionaba constantemente sino porque él mismo era un digno ejemplo de lo que predicaba.

Y más allá de la tragedia, «El profe» como le decían sus alumnos murió haciendo lo que lo apasionaba, nadando, que a pesar de no contar con la estatura ideal para que se convirtiera en un deportista de elite en la materia, cuestión que entre risas confesó en la radio, era su deporte predilecto, y el río Paraná lo atraía, en él no solo nadó sino que hizo canotaje y windsurf.

León dejó mucho, y entre su legado dejó un sueño, que era la realización de un centro deportivo de alto rendimiento para que la comunidad pueda tener la posibilidad de realizar actividades físicas y desarrollar su talento en un lugar preparado para ello, queda en las manos de todos poder concretar su anhelo.

Por María Cristina Miño

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