A los 64 años se apagó la voz más romántica de América

Ayer a 45 días de haber recibido el doble trasplante, Roberto Sánchez falleció en el Hospital Italiano de Mendoza por un «shock séptico», según informó Claudio Burgos, jefe del equipo que lo operó.

Hasta siempre. Sandro dejó de existir anoche, pero permanecerá vivo en la memoria de los argentinos.

Hasta siempre. Sandro dejó de existir anoche, pero permanecerá vivo en la memoria de los argentinos.

Argentina tiene su segunda baja en muy poco tiempo. Finalmente La Parca juntó a Sandro con Mercedes Sosa para que juntos entonen alguna canción en otro lugar como lo hicieran en vida para emocionar a millones de argentinos.
Sandro falleció anochecomo consecuencia de un cuadro de shock séptico a las 20.40 en el Hospital Italiano de Mendoza, informó el médico que lo trasplantó, Claudio Burgos. El cantante había sido intervenido ayer en dos oportunidades y su estado era «crítico», según indicaron los médicos en el último parte.
Un cuadro de shock séptico, suscitado a 45 días de recibir el imprescindible triple transplante de corazón y pulmones resultó un escollo demasiado complejo para la frágil salud de Sandro quien falleció a los 64 años, en la provincia de Mendoza ante el dolor de un pueblo que lo ungió como uno de los máximos ídolos de la canción.
En la puerta del Hospital Italiano de Mendoza, los fans comenzaron a llorar y no dejaron que Burgos terminara el parte, ya que lo taparon con un aullido de dolor.
¿Quién fue Sandro, realmente? ¿Quién es, como se preguntarán aquellos que no soportan su ausencia física y seguramente -como con Carlos Gardel- afirmarán que cada día canta mejor? Son las mismas personas, hombres y mujeres, pero sobre todo mujeres, que aún en los últimos años del ídolo ignoraban su decadencia física, sus dificultades para cantar, su voz esforzada, lo veían con el rostro y los labios -sobre todo los labios- que lucía hace 40 años en la película «Gitano».
El póster seguirá reviviendo aquella bonanza, la del muchacho que revoleaba el pubis a la manera de Elvis y escandalizaba desde la ingenua TV de entonces a ciertas concepciones moralistas siempre en boga.
Roberto Vicente Sánchez había nacido en Valentín Alsina, referente social del Gran Buenos Aires, el 19 de agosto de 1945 (aunque otros ubican el hecho en el porteño barrio de Parque Patricios), y nada hacía prever la idolatría que ese chico iba a suscitar en la Argentina y en todo el mundo hispanoparlante.

El Elvis criollo
La biografía oficial suele contar que su carrera comenzó el 9 de julio de 1958, cuando intentando hacer una fonomímica de Elvis Presley en un festival escolar, el disco se rompió y Roberto debió cantar a capella.
A eso le siguieron luego el Trío Azul, Los Caniches de Oklahoma y el mítico Los de Fuego, un grupo de rock bastante procaz -lo que le valió inclusive algunas censuras-, y con el que inauguró en 1963 el también legendario reducto La Cueva, de Juncal y Pueyrredón, junto a Pajarito Zaguri y Horacio Martínez.
Por entonces se lo conocía como el «Elvis del Sur» o «Elvis etapa Las Vegas», según la versión de Charly García, con quien prometió un incumplido recital en la cancha de River, después de grabar el clásico «Rompan todo» de Los Shakers en el álbum «Tango 4», de García y Pedro Aznar.
Sin embargo, fue con la música melódica que Sandro logró su mayor popularidad, que quedó consolidada en Argentina cuando en el carnaval de 1971 llenó con 60.000 personas el ya desaparecido estadio de San Lorenzo de Almagro.
Cuando empezó a hacerse ver, a principios de los 60, pesaba 63 kilos y tenía un físico de junco que le permitía agregar un plus de sensualidad inédito en estas playas, habituadas a las simplezas coreográficas de El Club del Clan.
La vida y las toneladas de tabaco que consumió en sus 64 años fueron cambiando las cosas, su cuerpo adquirió panza y su estilo se fue aplacando, aunque hasta sus últimos shows -cada vez más espaciados- sedujo a miles de «nenas» que ya pisaban los 60.
Lo curioso es que también las hijas de esas seguidoras se hicieron fanáticas, y competían con sus madres y/o abuelas en la verbalidad de sus desenfrenos eróticos y en el lanzamiento de prendas íntimas hacia el escenario.
Era una ceremonia que conocía al dedillo y él mismo organizaba.
Las hacía gritar hasta el agotamiento y después, con la platea más distendida, se ponía a cantar. Y cada tema reavivaba el fuego. Función tras función, año tras año.
Fue en 1998 cuando se descubrió la enfermedad que sufría a causa del cigarrillo y lo alejó de los escenarios de forma temporal. Once años después, esa enfermedad acabó con su vida. No con su mito, que vivirá por siempre.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas