El acusado Alejandro Manuel Jaime prestó declaración en la quinta jornada del juicio por el homicidio de Pablo Fraire.
Rafael Fraire: No pensé que mi hermano realizaría el negocio.
Los imputados Ramón Oscar Castel, Gustavo Gabriel Alvarenga Aranda, Manuel Alejandro Jaime y sus defensores apelan a las pocas pruebas que los involucra directamente en el homicidio de Pablo Fraire para demostrar su inocencia. Sin embargo, pequeños detalles van tejiendo una historia en la que varios testigos vieron sólo una parte del hecho. Pero aún quedan cinco días de debate y más de 40 declaraciones de personas que terminarán de esclarecer el terrible homicidio ocurrido en el barrio Alta Gracia de Posadas, el 25 de noviembre de 2002.
En la quinta jornada del juicio oral y público, Manuel Alejandro Jaime, imputado por el delito de robo calificado, prestó declaración. Antes de comenzar con su relato, el cordobés manifestó al Tribunal que vino a Misiones por cuestiones laborales. Al ser preguntado en que se desempeña dijo: «Puedo vender de todo, desde una gorrita hasta no sé, cualquier cosa, tengo esa capacidad de hablar con cualquier persona».
En tanto su declaración se basó en denunciar apremios ilegales que dijo haber recibido cuando fue detenido luego del homicidio de Pablo Fraire. Entre llantos y demostraciones, Manuel Jaime aseguró que los efectivos «lo desfiguraron y lo obligaban a declarar algo que yo no sabía».
Dijo que las personas que lo detuvieron no se identificaron como policías, lo golpearon, le taparon la cara y lo sumergieron en un arroyo. Además, denunció que una vez en la celda no recibió atención médica.
Otro de los testimonios escuchados fue el de Paula Natalia Peláez, concubina de Oscar «Poli» Castel. La mujer llegó con tranquilidad y manifestó que el 25 de noviembre de 2002 el imputado estuvo en su casa y por la tarde fue a ayudar a un vecino hasta horas de la noche, cuando regresó, «cenamos y nos acostamos a dormir como todas las noches».
Además, Natalia Peláez negó que su marido haya huido el día que llegaron los efectivos de la minibrigada a su casa. «Preguntaban dónde estaba Gaby, después se fueron y mi marido pasó caminando la plaza hasta la casa de sus padres».
Si bien algunos testigos ya no se encuentran con vida para manifestar lo que observaron el día del homicidio, sí quedaron las declaraciones realizadas. Una vecina fallecida de la casa en la que vivían «Poli» Castel y su concubina dijo que observó desde su ventana a Natalia Peláez lavando ropas en horas de la madrugada.
Este hecho la mujer lo negó, pero reconoció que la pileta que usa para lavar ropa se puede ver desde la casa de los vecinos.
«No se iba a dejar robar»
Rafael Fraire recordó a su hermano y amigo, aquel doloroso momento en que se enteró de lo que sucedió y la forma en que su familia trató de esclarecer el homicidio.
«Pablo me comentó que iba a realizar ese negocio pero no lo vi muy convencido. Nunca pensé que Pablo iba a realizar ese negocio sino lo iba a acompañar».
Rafael reveló que con su hermano eran muy amigos, que era «una persona derecha, no le gustaban las injusticias, nos defendía a mií a mi hermana y a mi mamá».
Además, manifestó que se hermano cuidaba su dinero, que en una situación como esa creía que «no se iba a dejar robar, se iba a defender».
Con un relato muy pausado manifestó el dolor de toda la familia y lo mucho que le costó recuperarse de la pérdida de Pablo. Relató la lucha incansable que llevó adelante su madre Teresita Boldú. «Ella se despertaba y se dormía pensando en el esclarecimiento», incluso con una investigación paralela, llevaba apuntes de ello, pero que no sabe dónde los guardaba.
El dolor de la familia llevó a que ayer el padre de Pablo Fraire tuviera un cruce de palabras con el imputado Gustavo Aranda Alvarenga, momento en que el médico fue tranquilizado por un familiar y efectivos policiales.
