La piratería de películas crece y pone en riesgo a los videoclubes

La venta ilegal callejera de videos y la popularización de las descargas a través de Internet, perjudicaron a los comercios abocados al alquiler de películas. En los últimos tres años cerró el 30% de los videoclubes de Misiones. La piratería de películas viene creciendo sostenidamente en los últimos años en todo Misiones, según afirmaron desde videoclubes de toda la provincia y confirmaron desde la ofina local de la dirección Nacional de Aduanas. Una drástica caída en los alquileres y las ventas de videos, fue la consecuencia natural de este proceso, y el cierre del 30 por ciento de los locales dedicados a esta actividad en la provincia, el resultado más negativo.

Los mismos comerciantes del ramo reconocieron que se hace imposible competir contra los precios y la rapidez que ofrece el «mercado negro», que además de resultar más económico, ofrece los estrenos, incluso antes que en el cine.

En la aduana de Posadas «es una constante el secuestro de películas, que en los últimos cuatro años está en primer lugar junto a los cigarrillos y los artículos electrónicos», según informaron fuentes del lugar.

Es así que el negocio legal se ve en baja, mientras que crece en forma exponencial el ilegal. «Es difícil luchar contra el mercado trucho que resulta mucho más económico para la gente», aseguró Silvana Cabrera, socia gerente de Posadas Videoclub, un comercio que hace 22 años está en la Capital misionera y hoy sus propietarios se vieron obligados a buscar otras alternativas para no cerrar el local.

El comercio, que ocupó durante más de 20 años un amplio local sobre calle Bolivar y el año pasado debió trasladarse a uno más pequeño, incorporó cabinas telefónicas, un kiosko y la venta de otros productos porque «no se puede subsistir solo con el videoclub», indicó resignada una de las propietarias.

En la misma línea señaló que «en los últimos años el alquiler de películas cayó considerablemente, más de un 30 por ciento y en el 2008 el negoció se vio aún más vapuleado», observó.

Alquilar una película cuesta seis pesos, mientras que los videos «truchos» cuestan tres por diez pesos, o cinco cada uno. Más allá de que la calidad no es la misma.

Además del comercio ilegal callejero, los videoclubes enfrentan a otro enemigo que fue ganado terreno exponencialmente en los últimos años: las descargas (también ilegales) a través de Internet. Esta modalidad de piratería creció de la mano de la popularización de las conexiones de banda ancha, cuya tecnología permite la descarga de grandes archivos en poco tiempo.

Situación a escala nacional

En la Argentina hay cerca de 1.500 videoclubes en total, de los cuales sólo 500 pertenecen al mercado en blanco», explicó Alejandro Botbol, presidente de la Cámara Argentina de Video Clubes (CAVIC).

Este es un dato no menor si se considera que hace un año había prácticamente el doble de locales abiertos y que en los años noventa la cifra rondaba los 9.000. En otras palabras, en poco más de una década el número de videoclubes ya se redujo cerca de un 83 por ciento.

«En el último año se abrieron muy pocos locales mientras que los que cerraron fueron muchísimos. Además están aquellos que en lugar de bajar la persiana ante la situación difícil pasaron a la piratería. De hecho, de la cantidad total de videoclubes a nivel país, hay un 60 o 70 por ciento que son piratas», se explayó.

En tanto, la UAV estimó que en el 2008 el negocio de venta y alquiler de películas movió cerca de 1.000 millones de pesos, de los cuales entre 600 y 650 millones se canalizaron a través del mercado pirata.

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