El ministerio de Ecología expuso sobre ecología ambiental y emocional en el congreso de Enfermería

El ministerio de Ecología, Recursos Naturales Renovables y Turismo participó del décimo congreso provincial y cuarto regional de Enfermería que se realizó en Posadas, con las disertaciones de los profesores Héctor Alcaraz, que habló sobre cambio climático, y Alejandro Garello, que expuso sobre ecología ambiental y ecología emocional. Héctor Alcaraz y Alejandro Garello, del área de Educación Ambiental del Ministerio de Ecología, plantearon la necesidad de rever las conductas de los hombres que inciden en el ambiente, desde tiempos remotos y desde que era nómades. La reconsideración de la actitud humana busca una solución a la problemática local en pos de una mejor calidad de vida.

«El ser humano lleva millones de años viviendo en el planeta Tierra. La mayor parte del tiempo la relación con su mundo afectivo, de forma similar a su relación con el medio externo, no fue demasiado equilibrada. Tenemos muchos indicios de ello: insatisfacción, insomnio, irritabilidad, represión, explosiones emocionales, fatiga, estrés y enfermedades psíquicas, así como también muchos signos de desequilibrio social que lo indican: la violencia y agresividad de unos contra otros, la falta de solidaridad entre los seres que compartimos el planeta, las prisas, la tensión, el egoísmo, los sentimientos generales de soledad y de infelicidad, y tantas otras señales que nos llevan a pensar que estamos realizando una gestión incorrecta de nuestro mundo emocional, de forma similar a la que estamos haciendo con los recursos del planeta», indicaron.

Explicaron que la «ecología emocional, o psico-eco-afectividad, como el arte de gestionar nuestros afectos (emociones y sentimientos) canalizando y dirigiendo creativamente su energía. Es un trabajo en equipo mente-emoción. El concepto eco hace referencia a la importancia de que ambas vertientes trabajen integradas, en armonía, de forma sostenible y equilibrada para que nos muevan a efectuar acciones de mejora en nuestra persona y en los sistemas humanos y sociales en los que estamos inmersos. Incluye dos valores esenciales: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global», expusieron.

En ese sentido recordaron que hace poco tiempo el ser humano tomó conciencia de que la humanidad padece mayor contaminación emocional que atmosférica. «Nos dimos cuenta de que los grandes principios de la ecología eran aplicables a la gestión de nuestro mundo emocional y a partir de entonces iniciamos un trabajo de investigación y de elaboración creativa de esta categoría. Hemos adaptado los conceptos sobre ecología al mundo de las emociones para que ayuden a explicarlas y a comprenderlas mejor».

Durante la exposición recordaron que las personas funcionan en ciclos: «de vida y de muerte, de descanso y de trabajo, de calma e inquietud, de reflexión y acción, de construcción y destrucción. Tenemos todo un mundo exterior para recorrer y todo un camino interior para encontrarnos y hacernos nacer. En este camino, nuestra afectividad y nuestra inteligencia deben aprender a trabajar en equipo para no destruirnos a nosotros, a nuestra especie y al mundo maravilloso en el que vivimos».

Desde la ecología emocional se proponen instaurar «una pedagogía de la provisionalidad y la transformación», explican sus creadores. «Vivimos aferrados a criterios de seguridad y permanencia, contratamos seguros para todo, queremos tener todo bajo nuestro control. Los cambios y las transformaciones son parte natural de la vida, pero nos cuesta asumirlo y lo vivimos como pérdidas, de modo que siempre nos encuentran sin recursos».

Alcaráz y Garello ejemplificaron que las personas son como un río que cambia de curso, que atraviesa diferentes territorios, que pierde y gana cauce, que se hiela y se deshiela, «pero jamás pierde su esencia, el agua. Un principio ecológico emocional es el de aceptar el cambio y la transformación para mantener y proteger nuestra esencia».

«Tengamos presente –dijeron finalmente-, que para vivir en un mundo sano y felices es imprescindible mantener puro y limpio nuestro cuerpo espiritual, debiendo pensar, sentir y desear siempre bien, no solamente para nosotros mismos, sino también para todos los demás».

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