El 4 de septiembre, Rocío, una niña de 11 años que concurría a la escuela 788 de «Villa Svea» fue encontrada muerta en un baldío cerca de su casa y de la seccional tercera de policía. El hallazgo fue a las 18 y una hora antes, su mamá la había mandado a comprar algo a la despensa del barrio, la encontraron muerta con una media en su cuello. Por ese hecho, fue demorado un menor de 16 años vecino de la familia. Luego de una semana, fue puesto a disposición de sus familiares, previa muestra para análisis de ADN.
La madre del menor, Rosalina Pedrozo, explicó al programa «Aire de Integración» que «mi hijo es inocente, nunca le encontraron una prueba que lo incrimine», señaló.
Tambien comentó que «mi hijo me contó que la policía le pegaba en la cara, él tenía mucho miedo, durante esa semana que lo tuvieron detenido a mi hijo el asesino andaba libre por allí».
Puntualizó que «todo lo que dice mi hijo es verdad, el nunca mintió, pidió que le hagan ADN, nosotros también y el abogado, sin embargo, lo tenían encerrado sin pruebas, lo acusan de un crimen que no cometió, entendemos el dolor de los papas de Rocío que son nuestros vecinos», expresó Pedrozo.
Incluso fue más allá y sostuvo que los padres de la niña muerta «nos dijeron que nunca acusaron a mi hijo de nada», sostuvo la mama de Lucas.
«Quiero que se limpie el nombre de mi hijo, es un chico normal, que va a la escuela, perdió una semana de clases y quedó mal ante sus compañeros, le hicieron mucho daño, Pido que se termine esto. Que lleguen las pruebas para determinar definitivamente que el no fue», indicó dolorida la madre del menor.
