Recordarán el centenario del nacimiento de Jorge Kémerer

Colegios católicos de Posadas, junto a las autoridades del Instituto Montoya, organizan para el 13 de septiembre una celebración en las instalaciones del Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, al cumplirse 100 años del nacimiento del primer obispo de la Diócesis.

El próximo 13 de septiembre se cumplirán 100 años del nacimiento del primer obispo de la Diócesis de Posadas, Monseñor Jorge Kémerer y, para celebrarlo, se realizará una misa en el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. La actividad organizada por la coordinación de colegios católicos de la capital misionera y el Instituto Montoya se desarrollará con la Eucaristía celebrada por el actual obispo, monseñor Juan Rubén Martínez; la emisión de un documental sobre la vida y obra del ilustre religioso y culminará con la actuación de la Banda de Música municipal.

Monseñor Kémerer fue, sin dudas, uno de los ciudadanos que marcó un hito referencial en la historia misionera. Fundador de la Diócesis de Posadas en 1957, y mentor de colegios, institutos y congregaciones, es uno de los hombres que más impulso dio a la educación y la misión de la Iglesia en la Provincia.

Misionero de alma

Si bien nació un 13 de septiembre de 1908 en San Rafael, Entre Ríos, dedicó gran parte de su vida a las personas de la tierra colorada. Fue ordenado sacerdote en Roma el 30 de octubre de 1932 y, en 1934, es designado teniente de cura de la Parroquia San José de Posadas por el Papa Pío XXI.

Así fundó, el Seminario Diocesano «Santo Cura de Ars» y recorrió la Diócesis en visitas pastorales, en varias ocasiones y utilizando todos los medios de transporte a su alcance, interesándose por los problemas económicos y sociales de cada comunidad, propiciando soluciones que estuvieran a su alcance.

El tema de la educación constituyó una de sus preocupaciones fundamentales en la nueva diócesis, y el 4 de abril de 1960, creó el Instituto Superior del Profesorado que bautizó con el nombre de un insigne misionero jesuita: «Antonio Ruiz de Montoya», convirtiéndose en la primera institución de estudios superiores de Misiones.

«Su impulso educativo no se detuvo, y otras instituciones nacieron por su iniciativa; de distintos niveles y modalidades, respondiendo a las necesidades de la comunidad misionera, como el Bachillerato Humanista Moderno, el Instituto Politécnico Beato Arnoldo Janssen, y establecimientos primarios como la Escuela Madre de la Misericordia y la Escuela Jesús Niño, entre otras», según reza la reseña que se publica en la página oficial del Montoya, cuyas líneas fueron escritas por la historiadora María Angélica Amable (actual rectora del Instituto) y Karina Doman.

Sus últimos años los pasó en Posadas, ejerciendo el Rectorado del Instituto Montoya hasta 1994, cuando Monseñor Alfonso Delgado lo designó Rector Emérito. Su entusiasmo y sus consejos aún se sintieron en la comunidad educativa durante muchos meses.

Jorge Kémerer falleció el 26 de junio de 1998, a los 89 años, «habiendo realizado en el ámbito misionero una siembra fecunda que hoy da frutos en abundancia».

Vital ayuda para los no videntes

Una de las obras de gran importancia de monseñor Jorge Kémerer fue la creación del Centro de Rehabilitación del Ciego, que cumple con la misión de preparar a quienes no pueden ver para integrarse normalmente a la sociedad. La institución dependiente del Obispado de Posadas, creada en 1982 bajo el nombre de «Santa Rosa de Lima», le ofrece en forma gratuita: atención a bebés, niños, jóvenes y adultos que portan una discapacidad visual. Se recibe e instruye también a personas de la tercera edad, de ambos sexos, portadores de ceguera o baja visión, recibiendo los siguientes servicios: Estimulación Temprana, Psicopedagogía Inicial, Actividades de la Vida Diaria, Psicomotricidad, Orientación y Movilidad, Formación Religiosa, Biblioteca, Computación, Braille y Orientación Ocupacional, entre otros.

Sus últimos años

En 1978 puso en marcha el Programa de Desarrollo Integral en las comunidades de Fracrán y Perutí . Varias organizaciones internacionales prestaron su apoyo y un equipo del Montoya asumió la responsabilidad de la atención integral de estas aldeas y del funcionamiento de escuelas bilingües en ellas.

Por iniciativa de monseñor Kemerer, SS. Juan Pablo II dividió la diócesis de Posadas en dos. Así, el 17 de agosto de 1986 monseñor Kemerer consagró obispo de Iguazú a monseñor Joaquín Piña Batllevell, y al día siguiente entregó su Ministerio Episcopal a monseñor Carmelo Juan Giaquinta, segundo obispo de Posadas. Por su destacada actuación pastoral y educativa durante tantos años en la diócesis de Posadas, recibió en vida varias distinciones, como ser «Adscripto Honorario del Instituto Nacional Sanmartiniano» (1981), Profesor Honorario de la Universidad Nacional de Misiones (1982) y «Ciudadano Ilustre de Posadas» (1994), entre otras. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Catedral de Posadas, ubicada a la izquierda del altar.

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