Destruyeron campamentos de cazadores furtivos en Piñalito

Fue en el marco de los operativos que se realizan desde el Ministerio de Ecología a cargo de las patrullas ambientales. El objetivo es frenar el daño y los ilícitos que se producen en las reservas naturales de Misiones.

Tras un nuevo operativo en los que participaron guardaparques y miembros de la Gendarmería Nacional en los alrededores y dentro del Parque Provincial Piñalito, se descubrieron campamentos de cazadores furtivos y se constató la comisión de varios ilícitos cometidos en detrimento del medio ambiente. En las acciones realizadas con el aval del Ministerio de Ecología misionero también se decomisaron nueve armas de fuego y se labraron actas de infracción

Las acciones que se desarrollaron a lo largo de cuatro días por un equipo conformado por quince guardaparques y gendarmes de la sección de Operaciones Especiales en Monte de la Gendarmería, con asiento en Bernardo de Irigoyen, cubrió los predios que rodean al Parque Piñalito, en el departamento San Pedro, donde la caza y el apeo ilegal de árboles nativos es una actividad que forma parte del folclore de la zona.

Las patrullas se desplazaron por viejos caminos de obrajes, «picadas», senderos abandonados, cursos de arroyos y trillos de cazadores que atraviesan la enmarañada mata verde, con resultados positivos, según definieron: cinco procedimientos donde secuestraron nueve armas de fuego; dos campamentos clandestinos de cazadores furtivos desmantelados; destrucción de las tablas de unos quince Pinos Paraná (Araucaria Angustifolia) nativos aserrados y acopiados en medio de la maleza, dispuestos para el traslado clandestino hacia la costa de Brasil. Allí se secuestraron además dos caballos de cazadores brasileños secuestrados y la evidencia de la caza furtiva en tres campamentos más: la carne ahumada de varias especies de la fauna en peligro de extinción colgada de ganchos y dispuestas en cajas, muy cerca de la pieles semiocultas en la maleza de los restos de venado, chanchos de monte, caparazón de tatú, pacas y pequeñas aves. Durante la campaña que cubrió unos 120 kilómetros en vehículos y caminatas, quedó en evidencia la presencia de cazadores furtivos y ladrones de árboles en pie, que los convierten en tablas perfectas aserradas con motosierras, a pulso, en el mismo lugar donde fueron apeados. Ante esta problemática, el nuevo plan de acción del Ministerio prevé presencia permanente y controles intensivos en las zonas más críticas de la frontera, en una extensión de unos 150 kilómetros frente a Brasil.

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