El Inym no cobra multas a pesar de haber comprobado irregularidades

Solamente una de las empresas se habría ahorrado 1.600.000 pesos comprando materia prima a precios inferiores a los oficiales. Las multas no se cobran porque algunos directores consideran que los incumplimientos son culpa del mercado. Mientras que el Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym) se comprometió a reforzar la fiscalización y a ampliar las atribuciones de sus inspectores para cumplir con ese propósito, siguen pendientes de tratamiento -archivados en sus oficinas- más de 450 expedientes en los que constan irregularidades comprobadas. El avance en el tratamiento de esos casos generaría multas por unos 1.800.000 pesos.

En su mayoría, los expedientes refieren a incumplimientos en el valor oficial de la materia prima, principal reclamo de los productores.

Sanesa, Llorente y Yerbatera del Nordeste, son algunas de las firmas que figuran en los archivos del Inym como incumplidoras y a las que corresponderían sanciones.

Según estimó uno de los miembros del cuerpo de fiscalización del Instituto, solamente Yerbatera del Nordeste se habría ahorrado 1.600.000 pesos pagando por la materia prima, precios más bajos a los oficiales y le correspondería multas por 600.000 pesos.

A pesar de haber comprobado casos de compra de hoja verde o canchada por debajo de los valores oficiales, el Inym prefirió no avanzar en el tratamiento de esos expedientes, lo que evitó millonarias sanciones a muchas de las empresas del sector.

Sucede que varios de los directores consideran que no resultaría apropiado castigar a los empresarios que no pagaron los valores oficiales, porque habrían actuado obligados por cuestiones de fuerza mayor, impuestas por el mercado y sus «implacables leyes».

Los defensores de esta postura justificaron el pago de valores inferiores a los oficiales, porque los costos de la actividad industrial yerbatera habrían aumentado de mucho más que sus ingresos y, ante la imposibilidad de aumentar el precio del producto elaborado, la única forma de balancear las cuentas de estas compañías, sería la reducción de costos a través del recorte de los valores de la materia prima que compra.

En la vereda opuesta, otros directores reclaman el respeto de los precios definidos y argumentan que resulta perfectamente inútil definir precios oficiales si después no se obliga a respetarlos.

«Si no vamos a hacer respetar los precios oficiales, entonces para qué nos tomamos el trabajo de discutirlos o para qué pedimos a la Nación que laude. Si vamos a permitir que cada uno pague lo que quiera o lo que pueda, entonces no tiene sentido establecer valores», razonó uno de los directores.

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