Hace 10 días la modelo misionera se debatía entre la vida y la muerte. Pero salió adelante. Ya dejó la terapia intensiva, es probable que pase fin de año en su departamento, y dice que quiere volver a trabajar cuanto antes. Habla con su familia y sus amigos, y brindó en Nochebuena con Jaqui Dutra.
Tan sólo 10 días atrás Mariana de Melo estuvo al borde de la muerte cuando el auto que la traía de regreso desde Santa Rosa, La Pampa, chocó contra una máquina cosechadora en plena Ruta 5. Pero hoy, menos de dos semanas después, la morocha vuelve a tener el futuro por delante. Entonces, la madrugada del domingo 16 de diciembre marcó un antes y un después en la vida de la modelo y vedette. Aquel día, con heridas de gravedad en su cuerpo, fue trasladada de urgencia hasta el Hospital Juan Carlos Aramburu, en Pehuajó. Horas más tarde, dada la gravedad del cuadro, Mariana fue derivada en un avión sanitario hasta el Sanatorio de Los Arcos. Ese vuelo fue una de las pruebas más fuertes que debió sortear la misionera. Durante el trayecto se quedó por unos segundos sin signos vitales, pero con la ayuda de los especialistas logró llegar a la Capital Federal, y aunque el panorama era poco alentador, el milagro comenzó a gestarse en ese mismo momento. Por aquel entonces, ni los médicos ni los familiares se animaban a hablar de lo que podía suceder. Pero nada doblegó la fuerza de la vedette. Mariana luchaba por su vida, y tanta lucha no fue en vano
Con el transcurso de la semana, mientras sus familiares no se despegaban ni un segundo de su lado, Mariana empezó a recuperarse a pasos agigantados. Los médicos le realizaron una única intervención en el brazo izquierdo, que deberá tener enyesado por varios días más. Los cuidados intensivos, los análisis constantes y el tratamiento adecuado la ayudaron a salir adelante. Pero nada fue tan eficaz como el cariño de los suyos, y de todos los que se acercaron a la clínica para demostrarle su afecto. El viernes 21, sorpresivamente, Mariana tuvo los primeros contactos verbales con sus hermanos, y sus amigos Jaqueline Dutra y Fernando Maldonado. Primero habló con su hermana Roxana, de la que es muy compinche. Minutos más tarde hizo lo mismo con su hermano Javier. Le preguntó por qué estaba internada, y quiso saber cómo había sido el accidente. Los médicos le explicaron lo que le había ocurrido, pero sin mayores detalles. Los medicamentos la mantuvieron sedada. Tanto que una de esas tardes, según lo que contaron los allegados, De Melo sorprendió al preguntar si estaba internada porque le habían hecho una lipoaspiración. Y si bien veía (y escuchaba) por televisión lo que decían los noticieros y los programas de interés general, ella sólo se preocupó por saber si las fotos la mostraban linda o fea. «Estoy más perdida que perro en canoa. No recuerdo nada de lo que pasó. ¿Cuándo voy a volver a trabajar? ¿Cuándo salgo de acá? Me quiero ir a Córdoba a hacer la temporada. Me quiero levantar, caminar, salir a contar lo que viví», le confió al maquillador Fernando Correa.
El lunes 24, la misionera ya estaba en condiciones de ser pasada a una sala común, pero los médicos decidieron mantenerla en terapia intensiva durante 48 horas más, por prevención. Después de 10 días, De Melo dejó terapia intensiva el miércoles 26. Gente, admiradores y curiosos que se enteraron de la buena nueva, se hicieron presentes en la puerta del sanatorio con regalos para la comediante y para su familia.
Según estiman los médicos, la modelo recibirá el Año Nuevo en su casa de San Cristóbal. Aunque remarcaron que deberá realizarse continuos controles y seguir con el reposo, de a poco podrá volver a su vida normal. Y como no tiene ninguna dieta sugerida, las tortas, el dulce de leche y los chocolates se convirtieron en su debilidad. Cuando la recuperación sea total, su hermana planea acompañarla a Carlos Paz para presenciar la obra Asesíname dulcemente, donde Mariana iba a trabajar esta temporada. (Paparazzi On Line)
