A nivel global hay una demanda insatisfecha de productos maderables certificados

El consultor e ingeniero forestal, Guido Meza, explicó que «la demanda de productos de madera con el «sello verde» o la certificación forestal, es creciente en los países denominados de primer mundo». Dijo que si bien en lo inmediato lograr la certificación en las plantaciones y la cadena de custodia en las industrias no significa una mejora en el precio del producto, «si representa una herramienta de gran valor para poder lograr una mayor penetración y participación en el mercado internacional y lograr un crecimiento sostenido». La demanda de productos forestales certificados sigue siendo prácticamente una exclusividad de los países denominados de primer mundo, que tienen una conciencia ambiental más desarrollada; tanto en las actuales generaciones del poder de compra y sin duda superior en las venideras, pese a ello, en la actualidad no encuentran oferta suficiente para complacer este mercado.

Así lo explicó el ingeniero forestal y Manager of Resource Group de la firma americana The Magellan Group, Ltd. (fuertes compradores de productos de remanufactura de pino en Argentina), Guido Meza, quien sostiene que, principalmente en Estados Unidos, existe una demanda de productos forestales certificados que supera a la actual oferta.

«El mercado de productos forestales certificados en este momento es solamente de demanda en el mercado externo, es decir, en la Argentina no existe un mercado demandante de productos FSC (Forest Stewardship Council)», enfatizó Meza y agregó que este mercado depende de los grandes centros comerciales estadounidenses o europeos de venta de materiales de construcción y/o productos de madera para decoración y terminación del hogar, «que son los que, en su abanico, ofrecen ciertos productos forestales provenientes de madera sólida, o elaborada, reestructurada de diferentes tipos de materiales y que a su vez, estos productos, tengan la opción de garantizar mediante un sello o etiqueta, un origen sustentable, con normas internacionales de líneas o procesos de producción que tienen en cuenta el cuidado del ambiente».

El especialista sostuvo que en la actualidad la oferta de estos productos es limitada dado que la mayoría de los millones de metros cúbicos de productos forestales no tienen una inscripción ante un organismo que certifique el hecho de que todo el proceso productivo de estas masas boscosas tengan en cuenta en su cadena, los cuidados medioambientales en su logro.

Para Meza, esta demanda insatisfecha «es una oportunidad para las empresas que ya optaron por esta forma de producción, incluso que ya tienen esta forma de vida empresarial para lograr sus productos, pero que sólo les falta el paso de certificar».

«Estados Unidos ejerce una fuerte presión sobre los productores para que logren productos certificados porque la demanda así lo requiere, y podríamos decir que su mercado se encuentra desabastecido, dado que todos los consumidores tienen conciencia ecológica y mucho más aún la tiene el próximo poseedor del dinero que irá a la góndola de un supermercado o depósito de materiales de construcción y pedirá madera o un producto de madera terminado que esté certificado por algún organismo que le garantice que no fue obtenido en forma o de un proceso no amigable con el medio ambiente o hasta ilegal proveniente de un desmonte no aprobado como pueden ser las controversiales talas rasas de bosques tropicales en el amazonas Brasileño, por ejemplo», remarcó.

Con respecto a FSC explicó que se trata de uno de los sellos, si bien este es el mas conocido hay otros que como común denominador, tienen el espíritu de decir que el producto certificado que el consumidor adquiere proviene de un bosque que está siendo manejado bajo normas internacionales de gerenciamiento forestal amigable con el medio ambiente y por ellos pueden o lograron la mencionada «certificación forestal».

Proyección de mercado

En cuanto a la ganancia en la relación precio madera certificada contra madera no certificada, Meza sostuvo que por lo general no hay una diferencia sustancial, aunque aclaró que si se puede dar en ocasiones para ciertos productos y para cierto nicho de mercado.

«Por ejemplo, puede haber una diferencia para una madera que remplaza una madera nativa o un producto del bosque implantado que remplaza a uno proveniente de especies naturales del bosque tropical», enfatizó.

En ese sentido explicó que «en la actualidad el único caso particular es con el caso del Eucalyptus colorado por ejemplo, que es una madera implantada de muchísima densidad y color que compite de igual a igual con cualquier madera dura proveniente de bosques nativos. También el Eucalyptus grandis tiene su posibilidad dentro del mismo segmento comercial; dentro del mismo abanico de productos de «hardwoods».

En cuanto al pino, comentó que en estos momentos hay muy pocos productos que tengan un plus de precios, «pero el tema no pasa por el aumento del valor de venta, si no por la posibilidad de comercializar ese producto en particular ante una demanda que exige determinados parámetros».

«Si tengo un cliente de paneles de pino para la construcción de puertas, y me pide quince contenedores con certificación, yo le voy a responder que solamente puedo proveerle diez contenedores y que los otros cinco tienen que ser sin., porque tengo un solo proveedor que me produce bajo esas normas y puede hacer solamente diez –ejemplificó Meza y continuó-, entonces salgo al mercado a buscar primero el productor que tiene FSC y el va a vender toda su producción al mismo precio que el que no tiene FSC, pero se garantiza colocar su total producción, de hecho al primero que voy a ir a ver va a ser a él; entonces ahí esta la diferencia sustancial que ya se esta dando, y es un hecho…»

Costo/Beneficio

Por otra parte, Meza señaló que una de las principales preocupaciones de las pymes radica en los costos para obtener el sello FSC. «No se puede negar que la certificación involucra costos iniciales fijos e internos constantes dado que se tiene que mantener la gestión y los procesos bajo un determinado orden; con condiciones de producción amigables con el ambiente, pero la contraparte es la accesibilidad a un mercado con una demanda creciente e insatisfecha».

«El FSC certifica finalmente el bosque y el producto a traves de la Cadena de custodia en la industria, es decir, toda la actividad operacional productiva de la empresa, y hasta que su aceptabilidad social sea óptima, tiene en cuenta desde el transporte del personal al monte, las medidas de seguridad, una alimentación adecuada a los operarios, mecanismos de prevención y mitigación de los impactos que puedan causar las maquinarias que trabajan en el campo, entre muchas otras exigencias, lo cual significa un costo de optimización y de adecuación de la gestión, que va ser constante», argumentó.

Al respecto señaló que en Misiones «hay muchas empresas que están ya preparadas para certificar, pero que no lo hacen por una decisión política, o por falta de decisión política de la empresa; porque no están lejos de poder obtener el sello FSC, dado que están haciendo todas las cosas bien, emplean las practicas adecuadas y cumplen con todas las leyes nacionales, regionales y/o provinciales, que es la primera exigencia del Forest Stewardship Council».

Más información en la Revista ArgentinaForestal.con Nº49

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