A los 64 años murió Víctor Sueiro

El periodista falleció ayer en momentos en que era sometido a una
intervención quirúrgica en el sanatorio Otamendi de Capital Federal. Buenos Aires. (Telam)- El periodista Víctor Sueiro falleció ayer a los 64 años, minutos después de haber sido sometido a una intervención quirúrgica en el sanatorio Otamendi de esta ciudad. Según allegados la muerte se desencadenó luego de una intervención que se le realizó en el tubo digestivo para analizar una posible imagen cancerígena que se le había detectado en un estudio previo.

A pesar de su delicada situación cardíaca, motivo por la cual había sido sometido a 11 angioplastias y 15 cateterismos, Sueiro no habría fallecido por causas cardíacas sino ante la imposibilidad de resistir el cuadro posoperatorio.

Nacido en Buenos Aires en febrero 1943, Sueiro se inició como periodista radial y televisivo y en los últimos años se había transformado en uno de los escritores más vendedores de la Argentina con relatos sobre el «más allá» y los misterios místicos.

Su historia

Victor Sueiro trabajó desde siempre en los medios de comunicación y también incursionó en el cine y en el teatro como guionista y adaptador, pero por sobre todo a partir de una experiencia límite se convirtió en uno de los escritores más leídos en la Argentina. A los 16 años se inició periodísticamente en el diario El Mundo y en televisión fue recordado su trabajo en Teleshow y luego fue el acompañante de Tita Merello en «Todo Tita».

El 20 de junio de 1990 sufrió un vuelco en su extensa trayectoria mediática tras un paro cardíaco que lo tuvo clínicamente muerto por 40 segundos y después del cual publicó «Más allá de la vida», libro con ventas masivas en toda Latinoamérica.

Durante el transcurso de este año, su corazón volvió a jugarle una mala pasada y el 14 de agosto en el programa de Mirtha Legrand, 20 días después de una operación, dijo sobre su estado de salud: «esta vez me golpeó muy duro, si tengo que pelear por mi vida, peleo muy duro».

Después de estas declaraciones, fue operado dos veces más, hasta que al fin su corazón dijo basta. Un día un periodista le preguntó si de verdad no le tenía nada de miedo a la muerte y sin titubear contesto: «Morir es como un viaje en tren: lloran los que se despiden en el andén, pero el que viaja está muy contento».

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