Un día inédito que marca nuevos tiempos políticos

Sin dudas, el 10 de diciembre de 2007 será recordado por la sucesión de hechos inéditos en la política argentina. Por primera vez una mujer maneja los destinos del país elegida democráticamente en las últimas elecciones. Cristina Fernández de Kirchner recibe un país mucho más sólido en lo económico que en lo político, pero con un plafón otorgado por el amplio triunfo electoral obtenido en octubre y una inédita mayoría en el Congreso, que le permitirá contar con aval para sus acciones.

Pero por sobre todas las cosas, se produce un recambio institucional que transcurrió por aguas calmas, a diferencia de los cambios presidenciales desde el retorno de la democracia. Raúl Alfonsín se fue antes empujado por la hiperinflación, Carlos Menem abandonó el poder tras diez años en medio de gruesas denuncias de corrupción y una estabilidad forzada, Fernando De la Rúa voló por los techos de una crisis institucional que puso al borde del estallido al país. Pero Kirchner se va con su poder casi intacto y con un país en marcha que le permitirá a su esposa gobernar, al menos los primeros meses, con una tranquilidad suficiente para imponer sus decisiones.

La calma en esta transición también remite a una cierta normalidad de un país que sale del caos. «No es posible cambiar pendularmente cada cuatro años», dijo la Presidenta en una clara señal de continuidad. Lo mismo sucede en Misiones. Closs, quien fue uno de los padres de la Renovación junto a Rovira, le dará profundización al proyecto político iniciado hace poco más de cuatro años. Obviamente impondrá su visión, lo mismo que hará Cristina, pero en lo fundamental, sigue siendo el mismo proyecto político, que fue ratificado en los comicios del 28 de octubre.

La sociedad también ha dado muestras de una madurez alejada de los personalismos, del caudillismo y de la promesa fácil. El año pasado rechazó abrumadoramente el intento de reforma constitucional propuesto por el Gobierno, pero este mismo año avaló con sus votos a la gestión, que era lo que se ponía en juego. Ya no elige al candidato del partido como antes, si no que elige de acuerdo a sus necesidades y a la satisfacción de sus reclamos.

La oposición está sumamente fragmentada en el ámbito nacional y el único contendiente serio parece ser Mauricio Macri, pero todavía tiene que demostrar si puede gobernar la convulsionada ciudad de Buenos Aires, agobiada por la inseguridad como principal reclamo de la sociedad. El propio Macri se encargó de dar señales de acercamiento a la Presidenta. Sabe que sin apoyo de la Nación, su gestión e imagen de empresario exitoso, corre serios riesgos de fracasar.

En Misiones hay un panorama similar. Maurice Closs asumió el poder con una alta dosis de respaldo electoral y una amplia diferencia de 50 mil votos sobre el segundo. La provincia está lejos de los críticos índices de pobreza y desempleo que tuvieron su pico en 2001-2002, en medio de la crisis que se llevó al último radical de la Presidencia.

El ex gobernador Carlos Rovira en su alianza con Closs armó el Frente Renovador que cambió sustancialmente la realidad económica y quebró las bases de los partidos políticos, hoy desmembrados y desdibujados. Tanto, que hasta sus principales adversarios ayer terminaron votando a favor de que el oficialismo presida la Cámara de Diputados, cargo que quedó en manos del propio Rovira.

En el corto plazo no parece haber en la oposición un dirigente capaz de limar el poder del oficialismo. Solo hay un intendente del peronismo más opositor, algunos del Frente para la Victoria, ex integrantes del Frente Renovador y más cerca de una postura conciliadora y un radicalismo que por primera vez en la historia no pudo meter un diputado o un intendente en la provincia. El reflejo de la crisis de los partidos fue la votación para elegir a Rovira como presidente de la Cámara: el radicalismo, varios peronistas, el religioso Ricardo Buiak y hasta el ultraopositor Jorge Galeano se inclinaron ante la contundencia del resultado electoral.

El principal desafío para Cristina Kirchner y Maurice Closs parece ser la construcción de un poder propio para reafirmar sus liderazgos. La Presidenta tendrá una fuerte influencia de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, quien promete volver al llano a ser un hombre «común». Pero es si no el único, uno de los pocos presidentes que pudo terminar su mandato con una buena imagen en la sociedad y ratificado en su proyecto político. Y eso lo hace acreedor de un peso específico trascendental, sobre todo para el peronismo, en cuyos caciques ha abrevado buena parte de su poder.

Lo mismo sucede con Rovira. Terminó su mandato con una alta adhesión, pese al duro traspié del año pasado cuando buscó reformar la Constitución para alcanzar más de una reelección. Ahora consiguió muchos más votos de los necesarios para ser presidente de la Legislatura y desde allí queda en la tercera línea de sucesión en la provincia.

De todas maneras, en la oposición parece caer mejor el llamado a la construcción desde el consenso que hizo Closs que la presencia de Rovira en la Legislatura. Confían en que la diferencia de estilos pueda darles un poco de aire para poder sentarse a negociar posiciones. Lo mismo dijo Rovira, que habrá espacios para el diálogo y la discusión en el tratamiento de las leyes en el Parlamento.

Closs buscar reforzar el hacer política, algo que quizás fue descuidado en estos últimos años. Por eso construye una nueva relación con los intendentes que también buscan un nuevo marco de contención. La intendenta de Santa Ana, Mabel Pesoa es, por la pata peronista, una de las primeras que se puso a trabajar en la tarea de tejer una red política con los alcaldes. También los intendentes deben ponerse a tono con los nuevos tiempos y dedicar más tiempo a la gestión que a las lides políticas. Habrá tiempo para pensar en nuevas elecciones, pero ahora cuentan con ingresos que les permiten hacer obras y diagramar el crecimiento de sus pueblos. Está en ellos administrar bien para lograr su propio crecimiento político. El caso del intendente de Posadas es ejemplo: desde la Dirección de Vialidad fue el brazo ejecutor de numerosas obras en la provincia, muchas de las cuales se construyeron en la Capital. En cambio, Jorge Brignole terminó su gestión con un fracaso en la aventura por llegar a la Gobernación y abucheado por los empleados municipales. Los barrios le dieron la espalda al ex alcalde y terminó quinto detrás de los votos en blanco.

Habrá discusiones clave como la construcción de la represa de Corpus que necesariamente deberán contar con un fuerte sustento político y técnico. El acuerdo entre Argentina y Paraguay, basado en la necesidad de energía no será un argumento suficiente para cambiar la opinión de miles de misioneros que ya le dijeron no a la hidroeléctrica y no parecen dispuestos a pensar distinto. Sin embargo, políticamente la situación ha cambiado y hoy son varios los dirigentes que admiten la necesidad de avanzar con la represa.

También hay que ver cómo funciona en la práctica el llamado al consenso y al diálogo. Cristina quiere una mesa de concertación y Closs convocó a todos los sectores. Ahora solo resta esperar a que el nuevo tiempo comience a andar.

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