Cuestión de estilos

Sin dudas, Marcelo Martorell no quiere parecerse en nada a su antecesor, Joaquín Piña. Ya había dicho cuando asumió, que lo suyo no era la política. El gesto conciliador con el Gobierno y la sutil crítica deslizada a quien se colocó como el gran elector en la oposición, ratifican ese «distanciamiento». Martorell eligió la reunión con el gobernador para hablar de la crisis financiera de la diócesis manejada hasta el año pasado por Piña, en un mensaje que también puede leerse puertas adentro. El salteño no fue recibido con los brazos abiertos en una diócesis acostumbrada a los manejos férreos del catalán ya jubilado.

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