Escuelas lograron revertir el fracaso escolar con programa de Unicef

Así lo demostró el programa Todos pueden aprender , que entre 2004 y 2006 llevó adelante Unicef en 98 escuelas de Chaco, Jujuy, Misiones, Tucumán y Formosa, junto con los gobiernos provinciales y la asociación civil Educación para Todos. [su_note note_color=»#cdcdcd»]La repitencia en todo el país es del 9,7% en primer grado, con provincias que llegan al 20%, y el problema se agudiza con la pobreza. El informe señala que"entre los chicos más pobres, 23 de cada 100 fracasan. [/su_note][su_note note_color=»#cdcdcd»]Comparados con 4,5 entre los sectores de ingresos medios y altos. [/su_note]Según los datos, la proporción de chicos que repitió primer grado bajó del 13,4 al 4,4% en tres años, mediante una experiencia de Unicef

Es posible superar el fracaso escolar -repitencia, sobreedad, deserción- en contextos de pobreza en los primeros tres años del primario. La clave es modificar la práctica pedagógica, capacitar a los docentes y fortalecer la enseñanza de lengua y matemática, con lo que se sientan las bases para disminuir el riesgo del abandono escolar en el secundario.

Así lo demostró el programa Todos pueden aprender , que entre 2004 y 2006 llevó adelante Unicef en 98 escuelas de Chaco, Jujuy, Misiones, Tucumán y Formosa, junto con los gobiernos provinciales y la asociación civil Educación para Todos.

La repitencia en primer grado disminuyó del 13,7% al 4,4% en las escuelas que participaron. De esta forma, unos 1000 alumnos evitaron repetir el año y pasar al siguiente. Y en todo el primer ciclo (de primero a tercer grado) bajó la repitencia: en 2004, el 10,4% de los que cursaban el ciclo había repetido el año anterior, mientras que en 2006 lo hizo sólo el 4,4%. Asimismo, la proporción de alumnos que asisten a primer grado con más edad de lo que corresponde bajó del 22 al 12%.

La repitencia en todo el país es del 9,7% en primer grado, con provincias que llegan al 20%, y el problema se agudiza con la pobreza. El informe señala que «entre los chicos más pobres, 23 de cada 100 fracasan, comparados con 4,5 entre los sectores de ingresos medios y altos».

Los resultados de la experiencia, que atendió a 31.000 niños y capacitó a 2600 docentes, directivos y supervisores, fueron presentados ayer en la Cámara de Diputados de la Nación a funcionarios del área de Educación de nueve provincias que se interesaron por el programa.

La presidenta de la Comisión de Educación, Blanca Osuna, propició la reunión porque, dijo, este programa podría ser una herramienta útil para cumplir con la obligatoriedad que exige la nueva ley de educación.

«La propuesta se centra en modificar la enseñanza en los primeros tres años de la escuela primaria, donde más repiten los chicos en contextos de pobreza. Es una de las pocas experiencias en América latina que tiene un exhaustivo seguimiento alumno por alumno, porque se busca tanto medir procesos como resultados», dijo a LA NACION Elena Duro, responsable de Educación de Unicef Argentina.

«Uno de los principales logros es que los chicos dejaron de sufrir la marginación que produce el fracaso escolar en tan temprana edad», explicó Irene Kitt, presidenta de Educación para Todos. Para el desarrollo del programa el gobierno de cada provincia invierte unos $ 35 por alumno por año, estimó Hugo Labate, coordinador del proyecto de la asociación civil.

El programa se centra en las áreas de lengua y matemática en los años iniciales y propone renovadas estrategias, como el fortalecimiento de los docentes y directores con planteos didácticos actualizados, un sistema de evaluación riguroso que posibilita el seguimiento de cada niño y la revisión de las formas de enseñanza

Avances concretos

A Ofelia Feiza, directora y maestra de la Escuela N° 448 de Oberá, en Misiones, le tocó dirigir e implementar en el aula el programa a partir de 2004. De los 90 alumnos que comenzaron ese año el primer grado, 83 están ahora cursando el cuarto grado. «No repitió ninguno. Hubo siete casos de abandono, pero por motivos diferentes del rendimiento», dijo.

El programa propone una distribución diferente del tiempo. «En vez de enseñar lengua en una clase de 40 minutos, por ejemplo, se la trasmite a través de los contenidos de ciencias sociales, naturales o, incluso, matemáticas», contó Feiza.

Además de eliminar la repitencia, en el aula del primer grado en el que enseña Nicolás Acosta, en la Escuela 221, de Roque Sáenz Peña, en Chaco, el programa Todos Pueden Aprender niveló la edad de los chicos. Por primera vez en una década de docencia, Acosta tiene alumnos de primer grado en la edad que corresponde (6 y 7 años).

El fracaso escolar es, según el titular del área educativa de Misiones, Miguel Molina, una cuestión de alta política porque «atañe a todos». Agregó que «la repitencia es un problema, y no es verdad, como está instalado en nuestra mentalidad, que repetir le hace bien al chico». (Por Laura Casanovas de la Redacción de La Nación con la colaboración de Silvina Premat)

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