Analizan variantes para evitar ataques de marandová en los yerbales

Directores del INYM y un equipo técnico recorrieron el viernes varias plantaciones afectadas por este gusano en Colonia Andresito. A fines de enero esta plaga perjudicó a una franja de productores asentados en la zona denominada Arroyo Verde, que limita con el río San Antonio. Se estima que en esa región los daños alcanzaron entre el 30 y 40% del cultivo. Una comitiva conformada por directores del Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym) y técnicos recorrió0 el viernes varios yerbales de la localidad de Comandante Andresito, con el objetivo de determinar el impacto causado por el último ataque de marandová y al mismo tiempo evaluar alternativas para enfrentar nuevas apariciones de esta plaga.

Hacia fines enero y comienzos de febrero se detectó la presencia de esta oruga en algunas chacras ubicadas en la franja costera del río San Antonio, en la zona denominada Arroyo Verde. Según Fernando Azula, conocido productor y propietario de una agrovetarinaria, los daños en esas plantaciones fueron entre el 30 y el 40 por ciento.

Los directores del instituto Enrique Kuszko (productores) y el local Federico Amann (cooperativas), acompañados por los ingenieros agrónomos Néstor Munaretto y Raúl Escalada, visitaron las chacras y observaron los efectos causados por el paso del marandová. Al mismo tiempo comprobaron que, si bien se trata de pocos casos, en ciertos yerbales la oruga sigue presente. «La idea es ver de qué manera se pueden tomar medidas, ya sea para combatir la plaga cuando se presenta o bien buscar la forma de prevenir los ataques», señaló Kuszko.

Las larvas de marandová (manduca sextapaphus) son depositadas en el suelo por una polilla. Para desarrollarse la oruga trepa por la planta y se alimenta de las hojas del cultivo (tabaco, yerba mate).Debido a su voraz apetito puede causar estragos en cuestión de días. El ciclo de larva a oruga va de 15 a 20 días. Luego el gusano baja de la planta y perfora el suelo. Bajo tierra termina su metamorfosis, conservándose en crisálida hasta que transcurren 19 a 22 días, cuando emerge la polilla.

En esta zona de la región yerbatera los rindes promedian los 12 mil kilos de hoja verde por hectárea, lo que en alguna medida atenuó el impacto de los daños. «No atacó a todo el yerbal, pero donde estuvo dejó las ramas peladas», señaló Osvaldo Freiberger, uno de los colonos afectados. Un comentario similar efectuó su vecino Miguel Ángel Koruñak. «Su apetito es tan grande que en dos o tres días hace un desastre», subrayó.

La presencia del marandová es habitual en las chacras misionera y por lo general es mantenido a raya por sus enemigos naturales (aves y parásitos). Cuando este control se vuelve insuficiente y los daños a las plantaciones son importantes es necesario requerir a plaguicidas de acción directa. En el mercado existen productos de acción directa que matan la oruga por contacto y otros que más amigables con el medio ambiente, ya que son ingeridos por el gusano y atacan su aparato digestivo hasta matarlo.

También hay métodos preventivos, como el uso de lámparas (alimentadas con baterías o energía solar) que durante la noche atraen a las polillas y las hacen caer en unos recipientes con aceite. Los insectos no pueden salir y de este modo se evita que depositen las larvas que dan origen a la futura oruga.

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