Kitty Neese inauguró hace dos meses su negocio-taller, una gran casona reacondicionada.Cuenta con 80 alumnas. En marzo viaja a Colombia a dar clases.
Único. Tan particular como especial es el nuevo taller de Kitty Neese.
[su_note note_color=»#cdcdcd»]Yo sabía que el negocio iba a andar bien, porque estaba convencida de que iba a gustar[/su_note]La profesora de pintura decorativa Kitty Neese inauguró un lugar súper especial de pintura y decoración en diciembre pasado. Allí dicta clases en diez turnos, además de enseñar en Buenos Aires, en el sur y en el exterior. Tiene también a su cargo el programa televisivo «Secretos decorativos», que se emitía por Plus Satelital, y este año se difundiría por Canal 13.
«Me apasiona. Soy feliz porque realmente me dedico a lo que amo. Para mí esto es una bendición haber descubierto que puedo trabajar y vivir de lo que me apasiona. Y eso es lo que me gusta transmitir a los demás», resumió Kitty su profesión.
Su formación en el exterior incluye pintura en seda, acuarela, óleo, acrílico y porcelana. Su lugar particular (negocio y taller) es una casa imponente, de estilo antiguo, con puertas grandes y paredes patinadas que anuncian que lo que hay dentro vale la pena conocer. Es un salón de exposición, venta y taller que está ubicado en San Luis y Córdoba de Posadas. «Es una meta que tenía hace mucho tiempo. Desde los once años que pinto, hace 33 años que me dedico a esto, que doy clases, así que prácticamente de toda mi vida. Y siempre quise tener un lugar donde poder poner mis cosas, las cosas de las alumnas, para que ellas también puedan sentirse reflejadas. Tenía que ser algo muy particular. En principio quería que fuera una casona que se pueda reciclar y demostrar la diferencia», comentó la artista.
El trabajo de reacondicionamiento de la casa, que incluyó desde instalación eléctrica hasta tumbar paredes, llevó unos tres meses. Todo está hecho con mucho amor y profesionalismo. «Desde lo que está afuera, en la fachada, que son las paredes patinadas y hasta la última pintadita la hice yo, colgada de andamios. Como para que todo sea hecho a mano», recordó. «Y le sigo haciendo cosas. Me quedó mucho que hacer cuando abrí. Le vamos cambiando todo, renovando todo otra vez», agregó.
«Acá hay de todo. Y todo lo que está acá está hecho por mí. El que viene puede elegir lo que quiere hacer y yo se lo puedo enseñar. La idea era un poco eso: que cada uno encuentre acá lo que le gusta». El lugar funciona como negocio y como taller. Allí se puede adquirir elementos para pintar, artículos pintados, los insumos, o se puede ir a mostrar a Kitty lo que se quiere hacer.
«Yo sabía que (el negocio) iba a andar bien. Porque uno genera estas cosas. Cuando estás convencida de que algo va a gustar gusta. Le pongo tanta pila al lugar», expresó. «El que pinta llega más allá. Te absorbe la mente, te transporta. Es muy difícil que estés pintando y pensando en otra cosa. La creación y la transformación se disfruta al máximo. Y no existe una persona que no lo pueda hacer», añadió.
Internacional
El 6 de marzo parte por 20 días a Colombia, junto a un grupo de diez alumnas que la acompaña. «Yo voy a dar clases a Medellín y ellas viajan a tomar clases. En Medellín voy a dar clases en una convención internacional de pintura y mis alumnas se instruyen y ven otras cosas. De ahí nos vamos a Nueva York, donde además de dar clases voy a pintar unos cuadros».
Tiene unos 80 alumnos, y algunos «flotantes», que son los que vienen del interior los fines de semana y hacen seminarios.
